Más de 5,3 millones de bovinos y bufalinos alcanza el II Ciclo de Vacunación contra aftosa, en su segunda semana
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Por CONtexto ganadero - 29 de Julio 2024
Estos animales están ganando reconocimiento por sus capacidades cognitivas y emocionales, según Gregory Berns, profesor de la Universidad Emory y autor del libro «Cowpuppy: Una amistad inesperada y el viaje de un científico al mundo secreto de las vacas».
Berns, conocido por su trabajo en neurociencia canina, ha trasladado su atención al ganado bovino tras adquirir su propia granja. Su experiencia personal y científica le ha llevado a una conclusión sorprendente: el ganado es tan inteligente y adorable como los perros, aunque con su propio ritmo y particularidades.
Este enfoque innovador sobre el ganado bovino podría tener implicaciones significativas para la industria ganadera, promoviendo prácticas de manejo más humanitarias y estableciendo una nueva relación entre los seres humanos y estos animales, como escribió en una columna de opinión para el periódico The New York Times.
«El ganado vacuno es un animal muy sensible. Ha desarrollado una serie de adaptaciones sensoriales para detectar depredadores a grandes distancias», afirma. Entre estas adaptaciones, destaca una visión altamente sensible al movimiento, excelente visión nocturna, un agudo sentido del olfato y un oído comparable al de perros y gatos.
También posee una memoria excepcional: «Pueden reconocer fotografías de compañeros de manada tan bien como los humanos que conocen». Esta capacidad cognitiva se suma a su habilidad para experimentar emociones complejas. (Lea en CONtexto ganadero: La «abrazoterapia» con vacas muestra beneficios para la salud mental, revela estudio)
El profesor señala que el ganado puede mostrar afecto de manera similar a los perros. «Mi toro, Ricky Bobby, felizmente se recuesta a mi lado y pone su cabeza con cuernos en mi regazo. Le encanta que lo cepille e incluso se da vuelta para que le acaricien la panza», relata Berns.
Sin embargo, para establecer una conexión con el ganado, es necesario adaptarse a su ritmo pausado. Berns cita al famoso ganadero Bud Williams: «Lo lento es rápido». Esta filosofía implica reducir la velocidad y los movimientos bruscos para ganar la confianza del animal.
El profesor destaca los beneficios inesperados de interactuar con el ganado. «Cuando me siento con el ganado, noto cosas a las que normalmente no prestaría atención», como el color de la hierba o los sonidos que hacen cuando mastican. (Crónica: La historia del “koe knuffelen”, la práctica de abrazar las vacas)
Berns sugiere que es hora de considerar seriamente los efectos beneficiosos del ganado en nuestros estados mentales y emocionales, de manera similar a como lo hacemos con perros y caballos. Aunque tradicionalmente se ha visto al ganado principalmente como fuente de alimento y fibra, el científico no duda en afirmar que también pueden ser amigos.
«Solo tienes que reducir la velocidad y sentarte con ellos un rato», concluye Berns, invitando a una nueva perspectiva sobre estos animales que va más allá de su función productiva.
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