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Terrenos mortales para el ganado, pero no para los búfalosFoto: Fedegán FNGLos búfalos han desarrollado una tolerancia natural a las toxinas que contiene el bejuco.

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Búfalos, la respuesta de un ganadero para lidiar con el bejuco

Melanny Orozco 16 de Marzo 2025

Descubra la historia de Mario Peñaranda, que decidió reemplazar sus reses con una especie resistente al cansa viejo o mindaca, como también se conoce a la planta. Agobiado por los problemas de toxicidad en sus bovinos, decidió reemplazarlos todos con bufalinos. Lo que comenzó como una apuesta incierta se convirtió en un modelo de éxito.


Conocido coloquialmente como cansa viejo, mindaca o bejuco, esta planta invasiva es altamente letal para el ganado bovino. Sin embargo, mientras que los bovinos perecen ante su toxicidad, los búfalos lo consumen sin inconvenientes, convirtiéndose en la alternativa ideal para ganaderos que tienen sus predios en terrenos difíciles. (Lea en CONtexto ganadero: El búfalo toma fuerza en Colombia: cifras y razones del auge)

Mario Peñaranda Maestre, propietario de la finca Bella Cruz en Sabanas de San Ángel (Magdalena), conoce bien el impacto devastador del cansa viejo. Durante años, vio cómo su ganadería bovina sufría altas tasas de mortalidad debido a esta planta. En sus palabras, “perdí 60 reses en un año por la mindaca. Fue una situación insostenible”.

Frustrado por las constantes pérdidas y los costos veterinarios, Peñaranda tomó una decisión radical: liquidó su hato bovino y apostó por los búfalos. En un principio, la idea generó escepticismo entre sus colegas. De acuerdo con el productor, “me decían que estaba loco, que volvería al bovino. Pero estaba decidido”.

Tras su primera compra de 100 búfalos, descubrió que estos animales, además de resistir al cansa viejo, ofrecían múltiples ventajas productivas. Con el tiempo, su hato creció hasta alcanzar los 1.000 búfalos, igualando la cantidad de bovinos que manejaba antes, pero con una rentabilidad significativamente mayor.


Resistencia y eficiencia en búfalos


El bejuco es una de las principales amenazas para el ganado bovino en muchas regiones de Colombia. Según el zootecnista Luis Guillermo Altahona Buelvas, esta planta contiene glucósidos cianogénicos, nitritos y nitratos que pueden matar al ganado en cuestión de horas.

El experto aseguro que “durante la transición de la época lluvias, las muertes aumentan debido a la mayor concentración de estas sustancias en la planta”.

Sin embargo, los búfalos han desarrollado una tolerancia natural a estas toxinas. No solo la consumen sin efectos adversos, sino que incluso la provechan como fuente de alimento.

Según Peñaranda, “es impresionante, los búfalos la comen y no les pasa nada”. En ese sentido, esto elimina la necesidad de costosos protocolos de prevención y reduce drásticamente la mortalidad del ganado.

Pero la resistencia a la mindaca no es la única ventaja del búfalo. Peñaranda afirmó que estos animales tienen una tasa de conversión alimenticia más eficiente, lo que significa que alcanza pesos comerciales con menos consumo de alimento. “A los 12 meses, mis búfalos ya pesan 400 kilos”, comentó.

Por otro lado, la producción láctea del búfalo ha sido otra ventaja para este ganadero. Con un rendimiento de 4.8 litros de leche por kilo de queso, ha encontrado en la actividad lechera una fuente adicional de ingresos. El experto manifestó que el queso con leche de búfala es de excelente calidad y tiene gran demanda en el mercado.

Además, la rusticidad del búfalo disminuye los costos médicos. El ganadero comentó que antes era cliente número uno de la veterinaria y gastaba millones en tratamientos para los bovinos. Al día de hoy, prácticamente no necesita medicamentos.


Sostenibilidad


Más allá de la productividad, Peñaranda destacó la mejora en su calidad de vida desde que hizo la transición al búfalo: “Con estos animales, el esfuerzo se traduce en rentabilidad. Es un negocio que te da estabilidad”.

El manejo del búfalo también ha resultado ser más sencillo. La finca de Peñaranda ha implementado un sistema de rotación de potreros en parcelas de cinco hectáreas, lo que ha permitido mantener una alimentación constante sin necesidad de comprar forrajes suplementarios. “Nunca he tenido que comprar pacas o rollos de pasto. La rotación y el uso de represas han sido clave para el manejo del hato”, aseguró.

La historia de Peñaranda no solo demuestra el éxito de la ganadería bufalina en terrenos hostiles, sino que abre la puerta a una alternativa sostenible para muchos productores que enfrentan desafíos similares.


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