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Trump habla de paz con Putin, pero está pensando abandonar la OTAN. ¿Hacia dónde va?

Por Eduardo Mackenzie - 21 de Marzo 2025


La primera impresión que dejó la tan esperada conversación telefónica de ayer 18 de marzo entre Donald Trump y Vladimir Putin es que hubo un fuerte desequilibrio de propuestas en favor del presidente ruso.

Según el comunicado de prensa tardío de la Casa Blanca, Trump se felicitó por la “inmensa ventaja” que significa tener una “mejor relación” con Moscú. En la versión de la agencia moscovita oficial, Estados Unidos deja de aparecer como un país central del mundo libre y es presentado como “un socio” de Rusia: “El presidente ruso dijo que estaba dispuesto a trabajar con sus socios estadounidenses en un examen exhaustivo de los posibles caminos hacia una solución, que debería ser integral, estable y duradera”, dijo la Tass.

Frente a ese curioso resumen, Putin aprovechó la conversación para expresar, en cambio, una de las condiciones maximalistas más importantes de Moscú antes de aceptar un alto al fuego real en todos los frentes de combate. Esa condición consiste en “poner fin a la movilización” militar en Ucrania y “poner fin al rearme occidental de las fuerzas armadas ucranianas”. Por esa vía Vladimir Putin le exigió a Trump ordenar “un cese total” de la ayuda militar occidental y del intercambio de información de inteligencia proporcionada a Ucrania.

Hasta el momento, Washington no ha dicho qué piensa o qué respondió o que otra opción propuso Trump sobre ese punto clave. Trump escribió en una red social: “Hemos acordado un alto al fuego inmediato para toda la infraestructura y energía, con el entendimiento de que trabajaremos muy rápido para una tregua completa”.

Sin embargo, esa misma noche, Rusia atacó de nuevo infraestructuras civiles y energéticas, en Kiev y Sumy, en el norte de Ucrania, donde un hospital fue blanco de un "ataque directo" con un dron el martes por la noche. Ucrania respondió a su vez y bombardeó un depósito ruso de petróleo.

El 24 de febrero pasado, Estados Unidos se puso del lado de Rusia y Corea del Norte al votar contra una resolución de las Naciones Unidas, mejorada gracias a la insistencia los gobiernos europeos, que condenaba la invasión rusa de Ucrania en el tercer aniversario de esa invasión. Ese extraño voto negativo evidenció el súbito alejamiento del presidente de Estados Unidos respecto de Europa y de Ucrania y de su acercamiento a la cosmovisión putiniana.

El 3 de marzo, tres días después del acto de humillación infligido al presidente de Ucrania ante las cámaras de televisión, en el Salón Oval de la Casa Blanca (1), Donald Trump ordenó paralizar toda la ayuda militar a Kiev, incluso la que ya estaba en Polonia en camino hacia Ucrania, y hasta el cese de información ciber y satelital sobre la situación de los campos de batalla en Ucrania, lo que debilitó gravemente las posiciones que Ucrania había tomado en la región rusa de Kursk en una incursión sorpresa en agosto de 2024.

Europa inmediatamente reiteró su apoyo al presidente ucraniano. El primer ministro de Reino Unido, Keir Starmer, declaró que hará “todo lo posible para encontrar un camino hacia una paz duradera basada en la soberanía y la seguridad de Ucrania”. El presidente francés, Emmanuel Macron, indicó: “Hay un agresor: Rusia, y una víctima: Ucrania”, y recalcó: “tuvimos razón al ayudar a Ucrania y sancionar a Rusia hace tres años, y al seguir haciéndolo”. Úrsula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, le dijo a Zelensky que “su dignidad honra la valentía del pueblo ucraniano” y concluyó: “Nunca estarás solo, querido presidente Zelensky”.

La anexión ilegal de territorios ucranianos comenzó en febrero de 2014 con la invasión rusa de Crimea, lo que fue seguido por la invasión de las regiones de Donbass en abril siguiente. La guerra de agresión rusa se intensificó el 24 de febrero de 2022 con la invasión por la región norte de Ucrania.

Los otros puntos que en principio fueron aceptados por Putin en su conversación con el presidente estadounidense son secundarios: el mandatario ruso concedió una pausa mutua de 30 días, propuesto por Donald Trump, es decir un cese al fuego provisional y parcial contra las estructuras energéticas de los dos países y su implementación "inmediata".

Excluido de las conversaciones entre Estados Unidos y Rusia, el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky declaró ayer: “Putin en realidad rechazó la propuesta de un alto al fuego completo pese a que Ucrania había aceptado la idea de un alto al fuego incondicional de 30 días”.

Tres horas después del fin del diálogo Putin-Trump, el presidente francés, Emmanuel Macron, secundado por el primer ministro alemán saliente, Olaf Schultz, declaró que Europa continuará apoyando a Ucrania y que mantendrá la entrega de ayuda militar incluida información de inteligencia, a Ucrania. Atónitos ante la nueva línea de Trump, los gobiernos europeos decidieron reorganizar su industria de armamentos y aumentar y autonomizar sus capacidades de defensa frente a una Rusia imperialista que, a pesar de sus crisis internas, amenaza el Viejo Continente y cuenta con la neutralidad de Washington, peripecia impensable hasta hoy.

Otro punto de menor alcance citado por Putin fue el de un intercambio de prisioneros. Así, 175 prisioneros de guerra rusos serán canjeados, probablemente hoy miércoles, por 175 prisioneros de guerra ucranianos.

La consecuencia de la exigencia central de Putin, si tal condición llega a ser respaldada por Estados Unidos, es que Ucrania, se encontrará de nuevo abandonada por la superpotencia mundial que la había respaldado con armas y municiones desde febrero de 2022, y sin armas y municiones, salvo las que eventualmente obtenga de Europa y, por lo tanto, en condiciones muy difíciles para frenar la nueva ofensiva rusa que muy seguramente será relanzada pues el objetivo de Vladimir Putin no ha cambiado ni apareció en las conversaciones con Trump: borrar a Ucrania como país y ocupar esos territorios para beneficio exclusivo de Rusia.

Hoy miércoles, el diálogo telefónico fue entre Trump y Zelensky sobre cómo avanzar hacia un alto al fuego entre Kiev y Moscú. Zelensky pidió sistemas adicionales de misiles de defensa Patriot. Trump le respondió por intermedio de Marco Rubio, que “trabajará para encontrar lo que está disponible, particularmente en Europa”.

Después de no lograr que Zelensky firmara el pasado 28 de febrero un contrato para que Estados Unidos explote las minas ucranianas de tierras raras, Trump le hizo otra oferta sorprendente a Zelensky: que EEUU asuma la propiedad de las centrales atómicas ucranianas por seguridad. No se sabe si el presidente de Ucrania respondió positivamente. En todo caso, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, anunció que el “intercambio de inteligencia en términos de defensa para Ucrania” continuaría. Empero, el optimismo se aleja. Trump estaría pensando, reveló hoy la prensa americana, sacar a Estados Unidos de la organización militar de la OTAN. ¿Un regalo adicional al déspota ruso? Millones de observadores en Estados Unidos y Europa se hacen esta misma pregunta.

(1).- Zelensky rechazó en la Casa Blanca la idea de un alto al fuego sin garantías de seguridad pues ese enfoque no había funcionado antes. Recordó la invasión rusa de 2014 y cómo la situación permanece inalterable desde entonces: "En 2019 intentamos un alto al fuego, pero Putin no cumplió". "¿Qué clase de diplomacia es esa?", le preguntó a Trump. "Hablamos de una diplomacia que evitará la devastación total de su país", replicó Vance. Zelenski mostró la vacuidad de Vance al decir: "Ninguno de ustedes ha estado en Ucrania para comprender realmente nuestros problemas". Y agregó que "durante una guerra, todos enfrentan dificultades", incluyendo a Estados Unidos. Esas fueron las frases que llevaron a Trump a lanzar: “Zelenski está jugando con la Tercera Guerra Mundial”. Y al insulto de Vance que lo tildó de “irrespetuoso” y “no muy agradecido” con la ayuda estadounidense. Zelenski, visiblemente molesto, se marchó de la Casa Blanca antes de lo previsto.