Si la industria paga menos por la leche, ¿por qué los consumidores no?

La falta de regulación por parte del Gobierno Nacional evidencia el monopolio lácteo que tiene la industria en el país. Además de perjudicar al productor primario, esta falta de control afecta el incremento de consumo en Colombia.

En Colombia, desde hace algún tiempo es cada vez más alto el precio que paga el consumidor final de leche, mientras que es menor el costo que recibe el productor por parte de los industriales. Aunque sobre el tema, el Gobierno Nacional emitió la resolución 247 del 89, más conocida como la ley del 70-30, esta norma no se cumple cabalmente en todo el país y la falta de vigilancia hace que muchos se pasen por alto lo que ella indica.

De acuerdo con Rafael Mejía López, presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia, SAC, dicha norma aseguraba que del precio que pagaba el consumidor por cada litro de leche, 70 % correspondía al productor y 30 % al industrial que procesaba el líquido.(Lea: ¿Sabe usted cómo se debe pagar el litro de leche al productor?)

“La industria láctea, hoy en poder de muchos industriales extranjeros, logró que este modelo se acabara", aseveró el dirigente gremial, quien aseguró que para un productor lechero es imposible defenderse de esto, pues no puede negociar con sus productos porque estos son perecederos.

Falta regulación en el precio del consumidor

Según explicó Ramiro Camacho, vocero de Dignidad Lechera en Colombia, la falta de regulación en el precio de venta de leche al público se viene dando desde que dicha norma quedó abolida en la década de los 90.

“Ahora la ley quedó al contrario, porque son los industriales quienes se quedan con la tajada más grande de la producción láctea. No hay ningún control por parte del Gobierno Nacional sobre ese margen de industrialización y no hay control alguno sobre el precio de producción. Pero, por el contrario, las grandes empresas, manejadas por multinacionales, colocan el precio de venta al público sin ningún control oficial”, aseveró Camacho.

Para poner un ejemplo de lo que explicó el vocero de Dignidad Lechera, un litro de leche se consigue en los almacenes de cadena a un precio promedio de $2.500. Si se diera cumplimiento a la ley del 70-30, el productor debería estar recibiendo $1.750, pero lo que en realidad le cancelan los industriales está entre los $850 y $900, aproximadamente. (Lea: Conozca las diferencias entre los diferentes tipos de leche que hay en el mercado)

“Además de afectarnos a nosotros como consumidores, se está impidiendo el aumento del consumo lácteo en Colombia. En la actualidad, el precio internacional de la leche y el precio que nos están pagando a los productores están a la baja, lo que debería trasladarse al costo que cancela el consumidor, pero no se ve que suceda”, añadió Ramiro Camacho.

Por su parte, Enrique Ortega Ortega, vicepresidente del Consejo Nacional de la Calidad de la Leche, aseguró que no existe una relación entre el precio al productor y el precio al consumidor en Colombia.

“La industria fija un precio de venta a las cadenas y las cadenas fijan otro al consumidor. El problema recae en que el precio del productor está regido por la resolución del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, pero el precio al consumidor está libre”, añadió Ortega.

Pero, a pesar de que el precio por litro de leche al consumidor varíe dependiendo de donde se compre el producto, los expertos aseguran que sí hace falta una regulación por parte del Gobierno Nacional.

“Se hace necesaria esa relación precio al consumidor y precio al productor, que era lo que estaba definido al 70-30, porque el costo al comprador final no está regulado”, ultimó el vicepresidente del Consejo Nacional de la Calidad de la Leche. (Lea: Pago de leche cruda se incrementa un 4.9%, ¿lo respetará la industria?)

A pesar de que hay incentivos como las Buenas Prácticas Ganaderas, con las cuales el productor puede ganar un poco más por el lácteo, la gran mayoría de ellos espera que en algún tiempo cercano exista un equilibrio entre lo que se les cobra a quienes adquieren el producto en un supermercado o tienda de barrio con respecto al valor que actualmente les reconoce a ellos la industria.