Así se va a comportar el clima en diciembre: tres regiones de Colombia bajo alerta
PorCONtexto ganadero-21 de Noviembre 2024
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Por - 28 de Febrero 2023
Nelson Omar Mancilla Medina es médico veterinario zootecnista de la Universidad de los Llanos, tiene una especialización en servicios de salud, una maestría en administración de empresas y viene cursando su doctorado en administración en la Universidad de Rosario, Argentina. Actualmente, es presidente rector de la seccional Socorro, Santander, de la Universidad Libre y se ha desempeñado de manera independiente como ganadero enfocado en la producción de carne. Aprovechando su experiencia, rol actual y conocimiento del sector, CONtexto Ganadero habló con él y nos dio a conocer su percepción frente al panorama del sector, los retos que tiene frente a la satisfacción del consumidor y el papel de los profesionales en el campo. (Lea: Los 3 países a los que Colombia más les exporta carne de res) CONtexto Ganadero (CG): ¿Qué perspectivas tiene del sector ganadero, especialmente en el tema carne? Nelson Omar Mancilla Medina (NOMM): La ganadería está pasando por una coyuntura que ofrece ciertas bondades. Estamos frente a un aumento en el valor del kilogramo por el novillo en pie que puede tener muchas explicaciones. La principal y más lógica es que desde hace muchos años el ganado de carne había presentado un estancamiento en el cual los precios estaban desactualizados. Lo que se está viendo es una actualización del precio del novillo en pie frente a los demás incrementos que se registran año tras año. Si usted hace un seguimiento, hacía el año 2009 y 2010 cuando había exportaciones hacia Venezuela, el kilo del bovino estuvo entre los $3.400 y $3.600. 6 o 7 años después superamos la barrera de los $4.000, eso se debía a que los animales en pie eran muy baratos. Aspiramos a que el precio sea aún mejor, pero también hay situaciones que generan angustia para aquellos que estamos en el sector y muy pendientes del futuro que se avecina. Eso se explica en el sentido de que Colombia consume la carne que produce, los avances no han sido muchos pues el consumo per cápita en los últimos años se ha mantenido entre los 16 o 17 kilos. Los consumos no han incrementado, además hay varios indicadores como son los índices de extracción en el hato bovino colombiano, en pocas palabras, en qué porcentaje se renueva actualmente y esa renovación va más o menos hacia el consumo. Se calcula una ingesta general alrededor de las 900 mil toneladas y en las cuales hemos venido siendo constantes. (Lea: Panorama del consumo de carnes en Colombia en la última década) CG: ¿No es riesgoso para el ganadero lo que está ocurriendo en materia de precios de la carne y que más adelante se presente una nueva caída en el valor? NOMM: Yo pienso que lo que está pasando ahorita no es ningún boom, es un ajuste de precios que es lógico. El ganadero está vendiendo el novillo en pie al costo que debe ser, es más, yo considero que aún está por debajo de los costos de producción sin pensar en tecnificar más. Fincas que están muy tecnificadas o que generan mayores costos de producción, implican al final que el costo de venta sea más alto. En el imaginario colectivo todos creen que el precio está demasiado alto y los ganaderos se están llenado de plata, pero no es así, realmente al productor que está en la finca y está percibiendo esos ingresos recibe lo justo y con lo que debe tener su punto de equilibrio. Es necesario que se hagan inversiones y tecnificaciones. Desafortunadamente no solo es en la ganadería sino en todos los sectores; cuando la persona no sabe planear, organizar y dirigir sus proyectos de inversión, los sobredimensiona y los resultados son siempre malos. El precio no debe volver a disminuir porque estábamos en otra época en el peor de los escenarios, el cual era que nadie nos compraba ganado en el exterior. Nuestro principal cliente era Venezuela y estaba cerrada la frontera, ahí estábamos. Segundo, nadie compraba porque el dólar era muy barato. (Lea: 3 razones por las que Rusia elige comprar carne colombiana) Actualmente la situación es distinta. El dólar está sobre los $3.000 o un poquito, por lo que quienes quieran comprar desde afuera tendrán que dar menos dólares y eso hace atractivo el negocio. Lo otro es que el cierre de la frontera con Venezuela no va a ser eterno y hay una esperanza de retornar ese mercado. CG: ¿Qué preocupaciones tiene Colombia en materia cárnica? NOMM: La angustia se debe a que venimos avanzando en TLC firmados y las cantidades de carne que podemos sacar frente a las que pueden entrar de los Estados Unidos sin restricciones; eso significa que cada kilo que ingresa será uno que dejaremos de producir acá. Es más preocupante cuando conocemos la calidad de la proteína en el exterior y más en EE.UU. que es el primer comerciante de cárnico a nivel mundial y la industria está muy avanzada frente a la oferta. La cuestión no deja de preocuparnos y angustiarnos mucho, de saber que esa carne en comparación a la nuestra es con la que vamos a realizar las transacciones. Para eso tendremos que empezar o habrá organizaciones que están tomando medidas previendo esa realidad del intercambio comercial con Estados Unidos. CG: ¿Qué clase de carne está demandando el consumidor actual y qué se está haciendo para satisfacerlo? NOMM: Nosotros no sabemos qué quieren los consumidores, no hay estudios científicos o publicados que nos permitan ver el perfil del consumidor colombiano de carne de res o fresca. Pero existe una realidad y es que estamos frente a la producción de cárnicos de alta calidad en otros países como Estados Unidos. (Lea: Rendimiento en canal de reses en Colombia ha aumentado en 2 kilos) Frente a un escenario de incertidumbre donde no sabemos qué es los que quieren nuestros consumidores y una oferta de buena calidad, no se esperan muy buenas cosas. Sin embargo, existen algunas iniciativas nacionales y académicas que ven en el concepto de regionalización de la oferta, una muy buena oportunidad para incrementar el consumo de calidad y protegernos un poco ante los productos externos. El concepto básicamente se sustenta en la definición del perfil del consumidor de la región. Eso implica hacer cadenas de suministro cortas entre productores, agroindustriales, distribuidores y consumidores en donde se tenga muy presente la voz del cliente y de esa forma entregarle el producto de acuerdo a sus necesidades. Cuando se habla de carne, el imaginario colectivo es que todo el mundo quiere lomo para hacer rodizios y proteína roja de alta calidad. Al no saber qué es lo que quiere la gente, eso es lo que uno pensaría que desean porque es lo que comercialmente se muestra. Pero cuando usted sabe y hacer un análisis del perfil de los consumidores encuentra cosas como la siguiente: en municipios, ciudades pequeñas o intermedias donde se trabaja y su economía agropecuaria se basa en el café o la producción de panela, se encuentra que la ingesta de la carne disminuyó mucho porque las grandes explotaciones dedicadas a esas labores ya no están alimentando directamente a sus trabajadores por razones como el costo y sus variaciones. (Lea: Colombia exportó más carne en 2015 pero por menos precio) Uno pensaría que si usted les entrega a ellos el tipo de carne que solicitan para alimentar a los obreros, seguramente la comprarían y de paso se incrementa el consumo. Los propietarios de esas explotaciones les están dando el dinero a los trabajadores para que él prepare los alimentos y si fija en la ración diaria se encuentra que no hay cárnico. Eso pasa porque cuando el finquero va a la fama en búsqueda de la carne no encuentra la que desea, que en este caso sería una que se ajuste a su presupuesto. Realmente al consumidor colombiano no se le ha preguntado qué es lo que quiere y se observan falencias a la hora de clasificar y transportar una vaca, un toro o un novillo, eso no pasa en países desarrollados. Hace falta mucho trabajo en el encadenamiento productivo para determinar perfil del cliente, flujo de la información y de producto. Eso se puede hacer y el mundo lo ha hecho, unos a modo de avance y otros para defendernos. CG: ¿Cómo afecta el intermediario al encadenamiento productivo? NOMM: Los intermediarios siempre se necesitan cuando genera valor, no cuando especula. Es una persona que puede ayudarle al ganadero o agroindustrial a identificar la calidad de su producto y ubicarlo en el escenario en donde pagan por ese valor o característica. La mayoría de intermediarios en Colombia se dedica hacer una actividad en la que no le agrega nada al producto. Simplemente hace una labor de comprar barato y tratar de vender un poco más costoso, pero tranza con el mismo artículo y no genera algo diferencial. (Lea: Colombia está lista para exportar carne bovina a Chile) Por ejemplo, un intermediario entre los ganaderos y frigoríficos que genere valor, debería ayudarle al productor que de determinado lote ganado, unos novillos pueden ser enviados a determinado lugar porque allí se valora esa carne, mientras que ciertas vacas van para otro sitio en donde aprecian ese cárnico porque se vende bien. Ese conocimiento solo lo tienen ellos por cuenta de su trabajo. CG: ¿Cuál es el reto urgente del ganadero colombiano? NOOM: Colombia ha sido un país por tradición que ha vivido del sector agropecuario y en gran medida la ganadería aporta muchísimo a ese rubro. La actividad bovina pertenece al sistema de producción de ciclo largo y ellos tienen la característica que su desarrollo es muy lento. Nuestra ganadería siempre persistirá porque tiene una gran bondad y es la vocación de los empresarios. Un productor en Colombia se ha formado toda la vida entre los animales y conocen muy bien de su negocio, son personas que han sobrepasado una cantidad de inconvenientes que no solo tienen que ver con los avatares de la actividad sino por factores externos y se han sobrepuesto a eso. El futuro es de persistir. No se puede dejar a un lado que tenemos unas oportunidades increíbles, que ya están identificadas y es sobre las que se debe trabajar. Tenemos una gran biodiversidad y puede producir una carne que a excepción de Brasil y muy pocos países en el mundo, proviene en su totalidad de forrajes. Es un producto en muy buenas condiciones sanitarias, con bajos niveles de estrés y en armonía con el medio ambiente. (Lea: Colombia le apuesta a la terneza para tener carne más saludable) Sí a esos atributos le sumáramos la introducción de razas productoras de carne para aprovechar ese vigor híbrido con nuestro ganado Cebú, que es la base tropical, estamos frente a una variables que son muy prometedoras para armar una ecuación y generar un producto que todo el mundo quisiera tener en su mesa: carne tierna, de buena calidad, producida en entornos amigables con la naturaleza y que garantizan la inocuidad del producto. Esas serían las condiciones del cárnico que Colombia puede obtener y aportarle al mundo.
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