Sacrificio clandestino tiene desesperados a ganaderos del Atlántico

En diferentes municipios del Atlántico ha aumentado la preocupación debido al aumento del sacrificio clandestino. Tanto los ganaderos como las autoridades consideran que hace falta coordinación entre ambas partes para hacerle frente a este flagelo.   Se presentan diferentes formas de sacrificio clandestino, cuando pelan a la res en el potrero solo para robarle la carne, cuando faenan uno o 2 animales en fincas, traspatios o solares para vender el producto al menudeo o cuando lo realizan en centros ilegales a una mayor escala.   Gregorio Reyes, ganadero ubicado en Piojó, le contó a CONtexto ganadero la difícil situación que se vive en el departamento por cuenta de esta actividad ilegal. (Lea: Sacrificio clandestino, enemigo acérrimo de la ganadería)   De acuerdo con el productor, el sacrificio clandestino se presta para mucha "sinverguenzura", por lo menos en la región.   Explicó que por un lado la problemática está relacionada con el robo de ganado bien sea cuando lo pelan en la finca o cuando se lo llevan y lo sacrifican por aparte.   Denunció que también hay personas que sacrifican una o 2 reses en la casa o en el patio para vender la carne al menudeo, en algunos casos los animales ni siquiera son robados, sino comprados, pero todo eso se presta para malos entendidos.   De igual manera, dijo que la gente está acostumbrada a comprar carne en cualquier parte y no saben si esta proviene de vacas que fueron hurtadas.   "Hay ganaderos o personas que se dedican a la actividad informal de venta de carne que no tienen los medios o recursos para trasladar los animales a un matadero, y aún más porque la mayoría de ellos quedan lejos, lo que influye para que aumente más este tipo de sacrificio", sostuvo. (Lea: Con centros de acopio, Atlántico busca acabar sacrificio clandestino)   Por su parte Roberto Yance de La Hoz, pequeño ganadero de Manatí, aseveró que el sacrificio clandestino afecta a toda la cadena. Por un lado el ganadero sufre por el carneo y por otro, algunos expendios ingresan carne de unas cuentas reses legales y en la madrugada meten carne de animales robados.   "Ya cuando está en la vitrina, carne es carne y uno no sabe si es de la robada o no", aseveró.   Este flagelo se vive en la mayoría de municipios del departamento, así lo afirmó Yance, quien indicó que los puntos más álgidos son Ponedera, Candelaria, Campo de la Cruz, Suan y Manatí.   Según información de la Policía del Atlántico, la institución cuenta con unos esquemas motorizados de 10 hombres que realizan patrullajes de noche en las vías secundarias y terciarias.Se desplazan por los diferentes municipios para verificar que no estén movilizando animales en vehículos o arriados y que no estén sacrificando en los potreros. (Lea: Contrabando y sacrificio ilegal preocupan al gremio ganadero)   Durante el año pasado se incautaron más de 5 toneladas de carne en todo el departamento y en lo que va corrido del año van cerca de 3 toneladas.