Industria no reconoce bonificaciones a ganaderos del Valle

Propietarios de empresas productoras de leche revelaron que a pesar de contar con certificaciones en Buenas Prácticas Ganaderas, BPG, y hatos libres de brucelosis y tuberculosis, reciben el mismo valor por litro que vecinos que no cuentan con ellas.   Eliodoro Zapata Melo* tiene su hacienda ubicada en el centro del Valle del Cauca. La finca ha sido reconocida como un ejemplo de producción lechera y se ha convertido en un destino obligatorio para los estudiantes y profesionales del sector en las salidas de campo.   Durante las visitas, todos los asistentes pueden comprobar los frutos del trabajo del ganadero y su equipo, que sacan una leche de óptima calidad. Sin embargo, lo que muchos ignoran es que el productor no siente que estos esfuerzos valgan la pena. (Lea: Dificultades que afectan a los productores lecheros en Valle del Cauca)   “Esta empresa la sacamos con las uñas, porque no tenemos apoyo de nadie. La verdad no nos vemos compensados con todo lo que hacemos para tratar de obtener un producto de buena calidad”, aseguró Zapata.   El reproche del productor no solo tiene que ver con el escaso margen de utilidad del negocio, debido a los altos costos de los insumos y concentrados, la nómina y el mantenimiento de los equipos, frente al bajo precio de la leche.   También se debe a que sus vecinos reciben el mismo pago que él por el lácteo, a pesar de que no cuentan con ninguna certificación en BPG y hatos libres de brucelosis y tuberculosis. (Lea: Calidad de leche que vende industria es menor a la entregada: ganaderos)   “Nos reconocen los $30 en el papel (por las certificaciones), porque al vecino nuestro, que no tiene nada de lo que nosotros hemos logrado, también le pagan el mismo precio, alrededor de $1.140”, declaró.   El ganadero explicó su denuncia con un ejemplo. En la planilla de su quincena se refleja el pago discriminado de $10 por BPG, $10 por brucelosis y $10 por tuberculosis, así como una bonificación voluntaria de $50. Mientras que en la de su vecino, no hay ningún desembolso por certificación pero sí un bono de $80. En conclusión, al final ambos reciben el mismo precio.   Para Zapata, este es un indicador de que a la industria poco le importa la calidad de la leche, sino que determinan el precio para un sector y a los productores que hacen parte de este les pagan por igual, sin observar casos específicos. (Lea: Industria manipula bonificaciones voluntarias para bajar precio de leche)   No obstante, el productor fue enfático al expresar que no busca que a sus compañeros les reduzcan el precio, sino que a él le aumenten el valor en el marco de una normatividad que ya fue establecida con la resolución 017 de 2012.   Al igual que Zapata, Javier Sandoval Marín*, otro ganadero de la misma zona, aseveró que las empresas acopiadoras abusan de los productores y no reconocen sus esfuerzos en la búsqueda de una mejor leche.   “A nosotros nos pagan las bonificaciones con base en las mediciones de los laboratorios que ellos mismos hacen y uno nunca sabe si coinciden con la realidad o no”, señaló. (Lea: Peticiones de productores del Valle no tienen eco en el Gobierno)   Asimismo, aseguró que la forma como la industria distribuye los valores en la colilla de pago no permiten conocer cuáles son sus ganancias reales. Para él, cuando la empresa reconoce las retribuciones adicionales, también hace ajustes en los otros desembolsos, por lo que parece que el precio no aumenta.   “Uno nunca termina sabiendo si el precio es justo. Antes de que tuviéramos las certificaciones en BPG y demás, nos pagaban la leche de una forma. Y ahora que tenemos BPG, uno siente que ellos acomodan el precio para que le paguen los $30 de más, pero los diluyen en otra parte de la colilla”, afirmó.   Ambos manifestaron su frustración por el poco reconocimiento que hace la industria de las certificaciones. Consideran que la inversión de más de $5 millones que hicieron para obtener estos registros, no se refleja en el precio que reciben por la leche.   “Cuando se invierte toda esa plata y se ve que no hay compensación, uno piensa si de verdad vale la pena hacer esto. Uno lo hace más por su propio bienestar, el del ganado y la empresa, que por recibir una retribución”, remató Zapata.   * Nombres cambiados a petición de las fuentes