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Por - 14 de Abril 2022
La falta de conocimiento del manejo de recursos básicos disponibles (suelo, pasto y ganado) y su transformación en productos de valor limita la posibilidad de crecimiento de los pequeños ganaderos en muchos países. El caso del Perú.
La falta de conocimiento del manejo de recursos básicos disponibles (suelo, pasto y ganado) y su transformación en productos de valor limita la posibilidad de crecimiento de los pequeños ganaderos en muchos países. El caso del Perú.
Por ello un equipo de investigadores de la Universidad Nacional Agraria La Molina (UNALM) trabaja en un proyecto sostenible con productores agropecuarios de Huaura.
Para los ganaderos, la diversificación de productos comercializables es una gran oportunidad de generar ganancias adicionales a lo obtenido por la producción de leche, que regularmente representa su principal fuente de ingresos.
Un equipo de investigación de la UNALM había observado esta problemática en la Asociación de Ganaderos de Villa Agraria, a quienes ya venían capacitando en la calidad de leche, alimentación, administración y elaboración de sus derivados, como el queso, yogurt y helados, como parte del proyecto ganador del Programa Nacional de Innovación Agraria (PNIA) en el 2019.
En el afán de continuar brindando apoyo a los pequeños ganaderos, el equipo diseñó un nuevo proyecto que fue presentado a la iniciativa Innovar para Reactivar, lanzada el año 2020 por Proinnovate en el contexto de pandemia, de la cual resultó ganador. (Lea: Lombricompost ayudaría a degradar plaguicida en los suelos)
Este proyecto consistía en el tratamiento en tiempo récord de los estiércoles de ganado y rastrojos, a través de la vermicultura, para la obtención de productos de valor como el humus de lombriz o vermicompost (un bioabono de alta calidad), el lixiviado (abono foliar) y las lombrices.
El coordinador técnico del proyecto, Mario Viera, sostuvo, en una nota de la agencia de noticias andina.pe, que conoce muy de cerca la situación socioeconómica de los ganaderos que conforman la asociación debido al tiempo que lleva trabajando con ellos, lo que le ha permitido ganarse su confianza para que apuesten por esta iniciativa que será beneficiosa para el sector.
Gladys Carrión, ingeniera zootecnista con estudios en el extranjero en nutrición e ingeniería ambiental, especializada en el sector agropecuario, es quien lidera el proyecto valiéndose de su vasta experiencia profesional y de la visión muy particular que tiene del Perú, a quien reconoce como un país con una gran biodiversidad pero con dos grandes problemáticas como son la pobreza y el desconocimiento.
Cuando el equipo visitó el área donde se llevaría a cabo el proyecto, es decir, las tierras de los ganaderos, Carrión observó que los principales insumos que se necesitaban para la elaboración del bioabono, ellos ya lo tenían.
De un lado, el estiércol vacuno que, desde un punto de vista técnico, es un gran acelerador para el compostaje, era desechado; y del otro lado, los rastrojos o restos de cosecha y también los residuos del alimento del ganado eran quemados. Dos sustratos muy buenos estaban siendo desperdiciados. (Lea: Produzca su propio compost a bajo costo)
Alonso Manchego, zootecnista profesional de campo, explicó a la agencia de noticias el proceso de transformación de estos residuos para la obtención de productos de valor. "La técnica que empleamos es la vermicultura, que consiste en la utilización de lombrices para el tratamiento de desechos orgánicos y su transformación en bioabonos. Para este proyecto en específico hemos hecho una modificación de lo que convencionalmente se hace a nivel industrial o comercial en el Perú", indicó.
Es primordial la construcción del hábitat de la lombriz, es decir, el compostaje del estiércol y rastrojo, que por lo general demora de dos a tres meses hasta lograr la estabilización de ciertos parámetros que influyen en el comportamiento de la lombriz, como son la temperatura, la humedad, el pH y la conductividad eléctrica.
Con la técnica empleada por el equipo se logró acortar el tiempo de estabilización de tres meses a tres semanas, para lo cual fue determinante la medición y control de los parámetros y con base en los resultados, la toma de decisiones acertadas en cuanto al manejo del material.
La aceleración del proceso de compostaje significa una mayor producción de bioabono al año, y por lo tanto, mayores ingresos económicos para los ganaderos. Por otro lado, la aplicación de buenas prácticas de manejo procurará la obtención de bioabonos de alta calidad y, en consecuencia, cultivos también de alta calidad.
Luego de la estabilización de esta materia, convertida ya en alimento de la lombriz, se la traslada a un módulo, cama o lecho, construido especialmente para la producción del bioabono y paralelamente la obtención del lixiviado que es el compost líquido resultante del riego que se le suministra a esta cama. Por lo general, el lixiviado se pierde porque se desconoce naturalmente las bondades que tiene como abono foliar. (Lea: ¿Cuál es el manejo óptimo para el estiércol en fincas y qué función cumplen los biodigestores?)
El proyecto no solo fue pensado para la mejora de la economía familiar de pequeños ganaderos de Huaura por los ingresos que obtendrían de su comercialización, sino también para contrarrestar el perjuicio ambiental que ocasionan los residuos de la industria agropecuaria que no reciben un adecuado tratamiento.
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