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Por - 04 de Diciembre 2014
En plena selva amazónica, Raimundo Pereira talla la corteza de un árbol de caucho hasta hacerla sangrar y recoger su savia blanca, que acabará después en la fábrica de la vecina Xapuri, la única en el mundo que produce preservativos de látex extraído de árboles nativos.
En plena selva amazónica, Raimundo Pereira talla la corteza de un árbol de caucho hasta hacerla sangrar y recoger su savia blanca, que acabará después en la fábrica de la vecina Xapuri, la única en el mundo que produce preservativos de látex extraído de árboles nativos.**
Su gesto rápido y preciso revela la experiencia de quien cada día desde los 9 años acompañaba a su padre al alba para trabajar en la selva como 'seringueiro' (recolector de látex), como también lo fue su abuelo. (Lea: El açaí surge como alternativa a la deforestación en la Amazonía)
"Con 51 años aún continúo. Amo este trabajo porque el aire aquí es puro. Lo seguiré haciendo mientras mi cuerpo aguante", afirma a la AFP. Raimundo no sabe ni leer ni escribir, pero se considera un "conocedor de los productos de la selva y de las plantas medicinales". "Al día de hoy ya no pienso más en aprender a leer. Estoy orgulloso porque la fábrica me ha dado visibilidad social y mejores ingresos", asegura este padre de 3 hijos, que sí están escolarizados.
Siguiendo a Chico Mendes
La planta nació de 2 importantes políticas del Gobierno del expresidente Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010), según explica a la AFP Dirlei Bersh, directora de esta fábrica completamente financiada por el Estado. La factoría tuvo un coste de 30 millones de reales (unos 11,9 millones de dólares al cambio actual) y no tiene ánimo de lucro.La fábrica Natex fue inaugurada en abril de 2008 en Xapuri, una localidad en el estado amazónico de Acre (norte de Brasil), cuna histórica de la lucha de Chico Mendes, el defensor de la Amazonía que alcanzó fama mundial cuando fue asesinado en 1988 por grandes terratenientes que destruían la selva a golpes de motosierra. (Lea: Con agroforestería y silvopastoreo remedian daños de ganadería)
"Se trataba por una parte de incentivar una economía adormecida, en un momento en el que el precio del caucho había caído a lo más bajo y, por la otra, de reforzar el programa de lucha contra el sida a través de la distribución gratuita de preservativos", dice Bersh. Fue en ese contexto en el que la factoría recibió el apodo de 'fábrica del amor', acuñado por el secretario nacional de Salud de la época, Gerson Penna, en un momento en el que los preservativos estaban todavía rodeados de tabús.
"Al principio la gente se burlaba. Hoy, los 170 empleados de Natex están orgullosos del papel de prevención que desempeña la fábrica", subraya la directora de la planta. Natex produce hoy 100 millones de preservativos por año, todos destinados al ministerio brasileño de la Salud, y pretende doblar su capacidad.
500 millones de 'camisinhas de Venus'
La producción de la planta de Xapuri representa un 20 % de los 500 millones de 'camisinhas de Venus' (condones de Venus) distribuidas gratuitamente cada año por el Gobierno de Brasil en este país que cuenta con 730 mil seropositivos, según las últimas cifras de Onusida. Brasil es pionero en la lucha contra el sida con tratamientos gratuitos para los enfermos y seropositivos. (Lea: Deforestación en la Amazonía de Brasil aumentó un 467 %)
"Natex es la única fábrica de preservativos en el mundo que utiliza látex 'nativo'. Su elasticidad y resistencia son muy superiores a las del látex cultivado, importado principalmente de Malasia", subraya la directora.
En total, 700 familias de 'seringueiros' fueron contratadas y 489 se han encargado de suministrar a la factoría este año 250 toneladas de caucho natural. "El 'seringueiro' recibe 8 reales por un kilo de caucho (unos 3,1 dólares), lo que representa un 270 % más que su precio de mercado. Esto engloba el valor del producto y los servicios ambientales prestados como garante de la selva", explica Bersh, para quien la fábrica es un "símbolo" del desarrollo sostenible de la Amazonía.
"Si Chico Mendes estuviera vivo, estaría contento de ver que la lucha que él comenzó aún da sus frutos. Su sueño era ver la selva viva", celebra el 'seringueiro' Raimundo Pereira, quien conoció bien al activista. (Lea: Analizan oportunidades de productos forestales no maderables)
La Amazonia brasileña fue víctima de la fiebre por la extracción del caucho al final del siglo XIX. La ciudad de Manaus, junto a su espléndida Ópera en plena selva, son símbolos de la prosperidad de aquella época. Desde 1912, sin embargo, Brasil perdió el monopolio de la producción porque los árboles del caucho plantados por los ingleses en Malasia y Sri Lanka, a partir de semillas traídas de la Amazonía, empezaron a producir látex con una mayor eficacia y productividad.
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