Más de 5,3 millones de bovinos y bufalinos alcanza el II Ciclo de Vacunación contra aftosa, en su segunda semana
PorCONtexto ganadero-18 de Noviembre 2024
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Por - 16 de Octubre 2013
La tecnología de geolocalización juega un papel cada vez más importante en la ganadería. Investigadores en Argentina adaptaron estos sistemas a los cuellos de los bovinos para poder redirigir el ganado y llevarlo a zonas donde hay mejores pasturas. Así, la calidad de la carne y la leche pueden aumentar.
La tecnología de geolocalización juega un papel cada vez más importante en la ganadería. Investigadores en Argentina adaptaron estos sistemas a los cuellos de los bovinos para poder redirigir el ganado y llevarlo a zonas donde hay mejores pasturas. Así, la calidad de la carne y la leche pueden aumentar.
¿Qué tipo de relación puede existir entre un GPS y la calidad de la carne que produce una vaca? Pues según varios estudios que se vienen llevando a cabo en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria de Argentina, los dispositivos de georreferenciación pueden ser claves en la ternez y sabor de los cárnicos que llegan al consumidor final.
De acuerdo con investigadores del INTA, estos aparatos (que son smartphones a los cuales se les adapta un collar) permiten saber dónde se encuentran las reses y qué tipo de pasto están comiendo. Esto, a su vez ayuda a redirigir al ganado y llevarlo hasta donde hay mejor forraje. “Los collares con GPS también pueden prevenir enfermedades entre los animales”, le dijo Andrés Moltoni al sitio-web Ciencia Xplora. (Lea: Presentan eficaz tecnología para detectar el celo y la rumia)
El investigador agregó además que “desde el punto de vista epidemiológico, esta herramienta deja saber con exactitud qué animales estuvieron en contacto entre sí. En el caso de aparición de un brote o de alguna enfermedad, como la aftosa, se podrá saber cuál es el animal que originó el brote y, además, con qué otros estuvo en contacto”, resaltó el investigador a Ciencia Xplora.
En EE.UU., un país donde la ganadería se ha desarrollado principalmente en latifundios, han llevado esta tecnología un paso más allá. El Gobierno está desarrollando un dispositivo que no sólo permite seguir a las vacas sino también dominarlas por control remoto. Su creador, Dean Anderson, del Departamento de Agricultura, lo ha llamado 'vallado virtual'. Lo que, en resumidas cuentas, podría ser el pastoreo del siglo XXI.
Anderson ha ideado un sistema que permite crear barreras virtuales dentro de grandes extensiones de terreno. Usando programas informáticos, los ganaderos pueden delimitar el área en el que les gustaría que estuvieran sus vacas. Cada una de ellas lleva sobre la cabeza un dispositivo que, cuando los animales se acercan al límite de la valla virtual, comienza a emitir un sonido intenso que va aumentando. Si esto no es suficiente para convencer a la res de que dé la vuelta, el dispositivo emite un choque eléctrico muy leve. “Es como [el ruido de] un 747 y [el chispazo] de una bujía”, ha explicado Anderson en una entrevista con el diario The Atlantic.
Los beneficios de este sistema son muchos. Por un lado, permite ahorrar en los costosos vallados y su reparación, que pueden llegar a suponer cerca de 6 mil euros por cada kilómetro y medio de cercado. Por otro lado, las vallas virtuales pueden ayudar a criar vacas mejor alimentadas y a evitar la erosión y el daño a especies protegidas.
Asimismo, el gran dilema que empieza a verse tras estos desarrollos está en el cambio radical que puede sufrir el productor de antaño hasta convertirse en el ganadero del siglo XXI que pastorea desde su casa en una gran urbe usando internet. Si esto llega a aplicarse, los sistemas no evitarán a pesar de todo que los dueños de los hatos tengan que moverse de vez cuando. “Siempre será necesario comprobar los datos con observaciones reales del terreno”, concluye Anderson. (Lea: El ecopastoreo busca reducir el uso de artefactos mecánicos)
Además, el propio creador es consciente de las limitaciones de su invento. Las vallas convencionales seguirán siendo necesarias para evitar, por ejemplo, que el ganado irrumpa en una autopista. Además, es imposible que los ruidos e incluso los pequeños choques eléctricos funcionen con todos los animales. La única manear de conseguir un control tan eficiente sería intervenir directamente los cerebros de las vacas usando electrodos para controlarlos.
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