¿Sabe cómo funciona el ecógrafo y cómo se emplea en campo?

César Augusto Gómez Velásquez, médico veterinario y magíster en Ciencias Veterinarias, en diálogo con CONtexto ganadero empezó por desglosar la palabra «ecógrafo», describiéndolo como un computador que, como su nombre lo indica, «gráfica ecos».

«Pero también se puede llamar ultrasonografía porque gráfica ondas de ultrasonido, o sea que no son perceptibles para el oído humano. Estas ondas tienen la capacidad de penetrar ciertos sólidos o tejidos, dependiendo de su densidad o dureza», precisó el experto. (Lea también en CONtexto ganadero: Por qué la ecografía aumenta la competitividad de una ganadería)

De este modo, Gómez comparó el ecógrafo a un murciélago, donde el computador es el cerebro del animal y la sonda es la glotis y los oídos. La primera envía un sonido cuyas ondas impactan contra los objetos y al rebotar, son captadas por los oídos. En el caso del ecógrafo, ambas funciones la realiza la sonda. Este es el mismo principio es utilizado por el sonar de los submarinos.

«Esa sonda se llama transductor, porque transmite y recibe al mismo tiempo, o sea, traduce los ecos. El transductor posee una serie de microcristales, que se llaman piezoeléctricos porque se estimulan con la corriente eléctrica. Cuando se estimulan, empiezan a vibrar, chocando unos con otros, lo que produce un sonido. Pero como chocan tan rápido, ese sonido es imperceptible al oído humano», aclaró.

El médico veterinario agregó que los cristales son los que también reciben las ondas que han rebotado y las lleva al computador. Este las procesa y las transforma en imágenes que pueden ser evaluadas por el profesional que está haciendo la ecografía a una vaca.

Manuel Tamayo Torres, profesor de Reproducción y Biotecnología de la Reproducción de la Universidad Agraria de La Habana, indicó que el color de las imágenes se traduce en distintas tonalidades de grises desde el blanco hasta el negro, donde se puede precisar imágenes con zonas hiperecogénicas (más blancas en el monitor), anecogénicas (negras) o hipoecogénicas (oscuras).

«Los líquidos ofrecen una imagen en negro, pero los gases, músculos, huesos y estructuras sólidas se muestran en blanco. Los límites entre dos tejidos adyacentes de distintas densidades se denominan interfase, las cuales nos posibilitan delimitar los órganos y tejidos objeto de investigación; mientras las densidades nos propician evaluar los cambios normales o anormales de los órganos correspondientes», apuntó.

Gómez, por su parte, señaló que se trata de imágenes planas en su mayor parte, aunque aparatos más recientes han introducido imágenes tridimensionales y otras en «cuarta dimensión», que incluyen el alto, el ancho, el espesor y la diagonal. (Lea también en CONtexto ganadero: Ultrasonografía, clave para determinar el marmoleo en bovinos)

«La mayoría de ecógrafos que utilizamos en campo son bidimensionales, o sea en plano X/Y. Estas son imágenes en tiempo real, quiere decir que la onda que produce el transductor, viaja y rebota como eco, siendo traducida inmediatamente. Si yo muevo la sonda, la imagen que se ve en el computador cambia al mismo tiempo», precisó.