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Foto: vetcomunicaciones.com.arUn correcto secado impide el ingreso de enfermedades y de infecciones.

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Importancia del secado de las vacas sobre la salud de la ubre

Por CONtexto ganadero - 02 de Enero 2024

Un correcto secado impide el ingreso de enfermedades y de infecciones.

El secado de las vacas es una etapa fundamental para evitar la aparición de enfermedades que van a repercutir en una menor producción y por ende menos rentabilidad.


La calidad de leche bovina ha mejorado mucho durante los últimos años y, como consecuencia, los rebaños cuentan con muchas vacas con ubres sanas, de ahí que sea crítico reducir la probabilidad de entrada de bacterias ambientales en la ubre, para que estas vacas continúen “sanas” tras el parto, especialmente en los dos periodos de mayor riesgo: al principio del secado y alrededor del parto.

Las bacterias normalmente entran a la ubre por los pezones. Por suerte, el esfínter, el canal del pezón y su epitelio queratinizado son un eficiente mecanismo de defensa físico del animal. Durante la fase de involución mamaria, que comienza cuando se deja de ordeñar al animal, se inician una serie de cambios físicos, inmunitarios y de composición de la leche que incrementan el riesgo de infecciones intramamarias.

Respecto a los cambios físicos, los primeros días después de dejar de ordeñar se incrementa la presión intramamaria, provocando malestar y dolor en la vaca, así como una dilatación y acortamiento del canal del pezón que facilita la entrada de bacterias, según una nota publicada en el portal vacapinta.com

A esto se suma el hecho de que desaparece el efecto protector asociado al arrastre de bacterias que se produce durante el ordeño de la vaca. Por ello, la naturaleza trata de proteger el canal del pezón cerrando la entrada a los patógenos mediante el tapón de queratina. Sin embargo, este tarda un tiempo en formarse.

Una herramienta que se usa desde hace años para proteger rápidamente los pezones son los selladores internos, que emulan artificialmente al tapón de queratina y han demostrado su eficacia en la reducción de las nuevas infecciones IMM y las mastitis clínicas en la siguiente lactación. (Lea en CONtexto ganadero: El periodo seco en las vacas: una etapa crucial)


Ciclo de infección

El ciclo de una infección intramamaria se inicia cuando una bacteria coloniza una ubre sana. Una vez allí, empieza a multiplicarse, desencadenando la respuesta inmune por parte de la vaca, lo que origina un incremento de las células somáticas en el tejido mamario e inicia una mastitis subclínica.

En muchas ocasiones, esta respuesta inmune es suficiente para eliminar la infección. Pero en otros casos no es suficiente, por lo que se incrementa la reacción inflamatoria, lo que provoca cambios que pueden afectar tanto a la leche como al animal y desemboca en una mastitis clínica. En este punto, la respuesta inmune puede de nuevo llegar a curar bacteriológicamente la ubre o no ser suficiente y quedar la vaca infectada crónicamente o, en el peor de los casos, llevar a la pérdida del cuarterón o incluso a la muerte del animal.

El tiempo que transcurre desde que la bacteria infecta el tejido mamario hasta que produce una mastitis clínica varía mucho en función del tipo de bacteria, el estado inmunológico del animal y el equilibrio entre ambos.

En el caso de la vaca seca, debido a que su respuesta inflamatoria se ve disminuida como mecanismo de protección hacia el feto para evitar los abortos, es frecuente que una bacteria pueda infectar la ubre al principio del secado, pero no provocar una mastitis clínica hasta varias semanas después del parto.

Además, durante la fase de reposo del periodo seco se producen cambios en la composición de la leche que generan un ambiente menos favorable para las bacterias, lo que limita su multiplicación. (Lea en CONtexto ganadero: Cómo cuidar adecuadamente a las vacas secas para garantizar su bienestar y prepararlas para la lactancia)

Uno de los momentos críticos será durante la aplicación del sellador interno. Y es que sería una lástima infectar una ubre sana, después de todo el buen trabajo realizado a lo largo de la lactación, por el mero hecho de no aplicar un sellador para prevenir las nuevas IMM o por aplicarlo de forma incorrecta.


Procedimiento de secado

La calma, el orden y la higiene son esenciales para evitar la entrada de patógenos, especialmente en el momento de aplicar los selladores internos. Tanto si el protocolo se aplica a nivel de vaca (cada paso se aplica en los 4 pezones) como a nivel de pezón (procedimiento completo pezón por pezón), se debe prestar especial atención a cuidar detalles frecuentemente subestimados.

Lo ideal, sobre todo en sala de ordeño, es elegir un día a la semana y agrupar las vacas a secar y, si es posible, al inicio del ordeño, cuando la sala de espera, la sala de ordeño y la ropa de los ordeñadores están más limpios. Se debe seguir un protocolo de secado con el objetivo de maximizar la higiene, disminuyendo al mínimo los posibles puntos de contaminación

Antes de empezar, preparar todo el material necesario en una bandeja y evitar colocar las jeringas en el suelo de la sala de ordeño; usar guantes desechables, limpios y secos; desinfectar la punta de los pezones, con algodón y alcohol o toallitas desinfectantes, comenzando por los pezones más alejados, para evitar la contaminación después de la desinfección. (Lea en CONtexto ganadero: ¿Cómo hacer más cómodo el secado de la ubre para las vacas?)

Aplicar el antibiótico de secado en las vacas o cuarterones que así lo requieran; para aplicar el sellador, pinzar la base del pezón con una mano para asegurar que quede colocado en el pezón y decapsular el tapón de la jeringa del sellador con la otra; insertar la cánula mediante inserción parcial para disminuir el riesgo de entrada de patógenos y evitar la dilatación del canal del pezón, el principal mecanismo de defensa físico frente a la entrada de bacterias.

Introducir lentamente el sellador, manteniendo la presión en la base y asegurar que quede relleno el canal del pezón; sumergir los pezones en un desinfectante postordeño y no masajear el pezón; y, los pasillos de salida de la sala deben estar limpios para evitar el riesgo de salpicar con heces los pezones.