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Por CONtexto ganadero - 14 de Agosto 2024
La ganadería sostenible aprovecha un recurso sorprendentemente valioso: los residuos bovinos, que juegan un papel crucial en el equilibrio de los ecosistemas agrícolas. Las bostas y orinas de bovinos, lejos de ser un problema, son un tesoro oculto que aporta beneficios múltiples a suelos y pastos.
El estiércol y la orina de los bovinos son herramientas clave para la fertilización del suelo y la mejora del rendimiento de los pastos. En una investigación publicada por la Revista Cubana de Ciencia Agrícola se analizan los efectos de las excreciones bovinas, tanto depositadas directamente por las vacas durante el pastoreo (sistema A) como de forma artificial (sistema B), en la composición química del pasto y del suelo. (Lea en CONtexto ganadero: Cómo “leer” lo que dice la bosta de los animales)
Las excreciones depositadas por los bovinos en los potreros retornan al suelo importantes volúmenes de nutrientes. Estas cantidades muestran grandes variaciones, producto de las notables diferencias en la composición química de las excreciones, así como en la cantidad y distribución de estas en el potrero.
El estiércol bovino es rico en materia orgánica que contiene nutrientes como nitrógeno, fósforo, potasio, calcio, magnesio y azufre. Por otro lado, la orina es una fuente importante de nitrógeno en forma de urea, que es rápidamente hidrolizada en el suelo para liberar amonio.
Las bostas bovinas contribuyen a la fertilidad del suelo y a la nutrición de las plantas. La descomposición de las botas libera nutrientes esenciales que son absorbidos por las raíces del pasto. Además, las bostas mejoran la estructura del suelo al incrementar el contenido de materia orgánica, lo que a su vez mejora la capacidad de retención de agua y la aireación del suelo.
En la investigación mencionada por la revista Cubana de Ciencias Agrícola, se explica que en el experimento utilizaron un diseño de bloques al azar con cincos réplicas. Se evaluaron tres tratamientos: excreciones depositadas directamente por las vacas (sistema A), excreciones depositadas de forma artificial (sistema B) y un control sin excreciones.
En el estudio se midieron los efectos en el rendimiento del pasto y la composición química del suelo a lo largo de varios meses de deposición: julio, septiembre, diciembre y enero.
Los resultados mostraron un efecto significativo de las bostas y las micciones en el rendimiento del pasto en casi todos los meses de deposición. Los valores más altos se obtuvieron con las micciones, variando entre 133 y 498 g de MS m², mientras que las botas también mostraron incrementos significativos, con valores entre 57.38 y 289 g de MS m² en comparación con el testigo, que presentó valores entre 27 y 224 gr de MS m².
El análisis de la composición química del pasto reveló que la concentración de macronutrientes fue afectada por ambos tipos de excreciones de manera similar. El contenido de nitrógeno (N) fue notablemente mayor en el pasto que creció sobre las manchas de orina (1.46%) en comparación con el testigo (0.89%). Las bostas también incrementaron el contenido de N en algunas ocasiones.
En cuanto al potasio (K), los valores fueron más altos en el pasto que creció sobre la orina, oscilando entre 2.44 y 1.01%, en contraste con el testigo, que mostró valores entre 0.39 y 0.74%. La concentración de fósforo (P) tendió a ser menor en el tratamiento con orina. Los niveles de calcio (Ca) y magnesio (Mg) mostraron poca variación entre los tratamientos.
Las excreciones depositadas artificialmente influenciaron significativamente la composición química del suelo, especialmente en la concentración de nitrógeno (N). En julio, el contenido de N en el suelo fue mayor en las excreciones artificiales (0.42 y 0.44%) comparado con el testigo (0.37%). Sin embargo, este efecto no se observó en las excreciones depositadas directamente por las vacas en ningún mes muestreado.
Finalmente, el contenido de potasio (K) en el suelo mostró un marcado incremento debido a la orina en ambos sistemas. El calcio (Ca) solo mostró diferencias significativas en septiembre y enero, en las excreciones depositadas directamente. El magnesio (Mg) fue mayor en las excreciones artificiales en julio (2.25 y 2.66%) y en las depositadas directamente en enero (3.25 y 3.83%) comparado con el testigo (2.16% y 3.16%, respectivamente). (Lea en CONtexto ganadero: La regla de las 3 C, método sencillo para evaluar las heces bovinas)
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