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Por - 31 de Mayo 2017
Monitorear, analizar y evaluar la forma y el estado de las bostas o heces fecales de sus animales puede resultar fundamental a la hora de balancear su dieta y determinar si estos están en buena condición o no.
Monitorear, analizar y evaluar la forma y el estado de las bostas o heces fecales de sus animales puede resultar fundamental a la hora de balancear su dieta y determinar si estos están en buena condición o no. El estiércol de las vacas es ignorado en la gran mayoría de las explotaciones ganaderas, muchos productores bovinos ven la boñiga de sus animales como un desecho más, pero jamás han pensado en los resultados positivos que obtendrían si se detuvieran a hacer un análisis de ella. La bosta puede ser un indicador cualitativo de la relación animal-dieta y la consistencia de esta permite conocer el equilibrio nutricional del bovino, para luego interpretar y corregir las falencias que existan. (Lea: Estiércol y nutrición bovina, una relación que usted no puede ignorar) De acuerdo con Felipe Aristizábal, médico veterinario, zootecnista y especialista en producción de leche, la composición de la bosta tiene una relación directa con el estado nutricional del animal. “Es importante no solo observar de manera continua como se encuentran las bostas sino de calificarlas en cuanto a forma, composición, consistencia y forma”, comentó. Aclaró que en el sentido práctico ninguna persona va a estar detrás de la vaca analizando cuantas veces defecó y cual es el estado de esas heces. Sin embargo, lo que sí se puede hacer es un monitoreo de estas en el potrero o en los corrales. Aristizábal comentó que existe una calificación que va de 1 a 5 en donde 1 es una bosta líquida y diarreica y 5 es una boñiga absolutamente dura, de alta densidad, pequeña en tamaño e incluso con las formas del intestino bastante marcadas. “Revisar las heces permite obtener información tanto del estado de salud ruminal que tienen los bovinos como de la calidad del alimento que están ingiriendo”, sostuvo. (Lea: Un producto ‘mágico’ que hace una ganadería sostenible) Señaló que si las bostas de un animal están entre 4 y 5, eso quiere decir que la dieta es altamente fibrosa y muy poco digestible y que el tránsito intestinal es muy lento. Partiendo de lo anterior es probable que este ejemplar tenga menos deposiciones al día y que su producción de carne o leche sea menor. El experto indicó que lo ideal sería que la bosta esté en un 3, eso quiere decir, que en animales de alta producción el metabolismo es más acelerado. Esta deposición no es tan firme, suavemente redondeada en sus bordes, dejando en el centro una leve depresión. Al tacto es suave y levemente pastosa y homogénea. Además, no se visualizan fácilmente partículas de fibra larga ni granos enteros o parcialmente digeridos. (Lea: Sanidad en el hato, herramienta para evitar males reproductivos) La boñiga del semoviente no debe tratarse como un desecho del animal. Con un correcto estudio de las bostas, la alimentación de las reses puede mejorar y con ella la productividad del predio y, por ende, la economía del ganadero.
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