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Por CONtexto ganadero - 25 de Septiembre 2024
El manejo eficiente del nitrógeno en la dieta de los rumiantes es fundamental para mejorar la producción, por eso es necesario entender cómo se comporta en el organismo de los rumiantes.
Comprender el metabolismo del nitrógeno a lo largo del tracto digestivo de estos animales es esencial para ajustar el aporte proteico a sus necesidades de manera precisa. Además, optimizar el uso de las proteínas y otros compuestos nitrogenados en su dieta es clave para reducir la excreción de nitrógeno en las heces y la orina, lo que resulta en una menor sostenibilidad de los sistemas ganaderos. (Lea en CONtexto ganadero: Cómo hacer que la ingesta de nitrógeno de las vacas sea eficiente)
Antonio Callejo Ramos, ingeniero agrónomo, explica en una investigación para la Revista Frisona que, cuando se habla de la alimentación de rumiantes, a menudo se menciona el contenido de proteínas en los alimentos. Sin embargo, sería más adecuado referirse a compuestos nitrogenados, ya que no todo el nitrógeno en los alimentos está en forma de proteína.
El método de análisis de nitrógeno, utilizado para medir la proteína en los alimentos, en realidad calcula todos los compuestos nitrogenados y asume que toda la fracción es proteína. No obstante, una parte de este nitrógeno pertenece a lo que se conoce como nitrógeno no proteico (NNP).
De acuerdo con Callejo Ramos, el NNP puede representar una porción importante de los compuestos nitrogenados en algunos forrajes, ensilados y hierbas frescas, llegando hasta el 50% en algunos casos. Dado que el NNP se convierte rápidamente en amoníaco (NH3) en el rumen, es importante tener en cuenta esta fracción al formular dietas para evitar un exceso de amoníaco en el rumen, que podría generar una excreción innecesaria de nitrógeno.
El nitrógeno contenido en los aminoácidos que forman las proteínas se denomina proteína verdadera. Esta proteína puede dividirse en dos categorías, la proteína degradable en el rumen (PDR) y la proteína no degradable en el rumen (PNR).
La primera es degradada por enzimas producidas por la flora ruminal, que incluyen bacterias y protozoos. Esta libera dipéptidos y aminoácidos que pueden ser utilizados por los microorganismos ruminales para sintetizar proteína microbiana. La segunda pasa a través del rumen sin ser degradada y llega directamente al intestino, donde puede ser digerida y absorbida como una fuente de aminoácidos para el animal.
Según Callejo Ramos, la proteína microbiana constituye una parte significativa del flujo proteico que abandona el rumen y es suficiente para cubrir las necesidades de los aminoácidos de los rumiantes en niveles de mantenimiento o producción baja.
Esta proteína tiene un perfil de aminoácidos que es especialmente beneficioso, con concentraciones de lisina y metionina comparables a las de la leche, dos de los aminoácidos más importantes para la producción lechera.
Por lo tanto, maximizar la síntesis de proteína microbiana en el rumen debe ser un objetivo central al formular dietas para rumiantes. “Para lograr esto, es necesario proporcionar cantidades adecuadas de PDR y energía para los microorganismos ruminales”, asegura Callejo Ramos. (Lea en CONtexto ganadero: ¿Cómo aumentar la eficiencia del uso de nitrógeno en vacas lecheras?)
Finalmente, el profesional agrega que el flujo proteico que llega al duodeno de los rumiantes incluye tres fuentes:
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