Más de 5,3 millones de bovinos y bufalinos alcanza el II Ciclo de Vacunación contra aftosa, en su segunda semana
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Por CONtexto ganadero - 04 de Julio 2023
El experto Aníbal Fernández Mayer explicó cómo usar rastrojos o cultivos de soya que no se pudieron cosechar para evitar problemas con los animales. Precisó que existen 2 alternativas para reducir el impacto negativo: los fríjoles de soya y los rastrojos o cultivos no cosechados.
El experto señaló que cuando el ganado pastorea rastrojos o cultivos no cosechados, aparecen los problemas que van de una menor producción (carne o leche) hasta mortandad de animales, debido a un gran consumo de porotos o fríjoles de soya “crudos”.
Este comportamiento es causado por ciertos compuestos químicos (inhibidores), llamados factor “antitripsina” que reducen la digestibilidad de algunas proteínas (enzimas), en especial, la tripsina y la quimiotripsina. Estos inhibidores determinan una mayor secreción de enzimas pancreática y la hipertrofia del páncreas.
Existen 2 alternativas para reducir o eliminar el impacto negativo de estos inhibidores y aprovechar más eficientemente a estos recursos: a) porotos o fríjoles de soya y b) rastrojos o cultivos no cosechados.
Se pueden desactivar los inhibidores con calor superior a 80°C. En el caso de la harina de soya no presenta este problema porque en su procesamiento se expone al calor, destruyendo dichas sustancias. (Lea: El cultivo de soya sigue creciendo en Colombia)
La segunda opción es bien limitar el consumo directo de “fríjoles crudos” en una proporción en la ración no mayor del 0.3 % del peso vivo: un animal de 300 kg puede consumir hasta 900 g de poroto crudo junto con cualquier otro grano de cereal (maíz, sorgo, cebada, etc.).
En esta segunda propuesta, el motivo de limitar el consumo no es por las sustancias inhibidoras, ya que en el rumen se destruyen. Esto mismo no ocurre con los no rumiantes (aves y cerdos) porque no tienen forma de destruirlos, por ello, se deben desactivar antes de que sean consumidos.
La causa de la menor producción o mortandad en los rumiantes se debe a los altos niveles de grasas (20-25 % sobre base seca) del fríjol de soya, especialmente aquellas grasas ricas en ácidos grasos insaturados, que tiene un efecto negativo sobre el crecimiento de las bacterias del rumen.
El nivel de tolerancia de “grasa” en la dieta en bovinos para carne o leche varía entre el 5 al 6 % de grasa sobre el total de la materia seca de la dieta. (Lea: ¿Por qué la harina de soya se ha convertido en un ingrediente esencial en raciones de bovinos?)
Los excesos de grasas generan una reducción de la digestión de la fibra (pastos, henos, ensilajes, rastrojos, etc.), acumulándose en el rumen demasiado tiempo. Esto ocasiona un menor consumo de alimentos, pero los forrajes no digeridos pueden tener un efecto mucho más grave, pues pueden “comprimir” el rumen sobre el pulmón y el corazón y provocar un paro cardíaco.
Para no tener ningún problema de toxicidad ni mortandad se debe hacer un buen acostumbramiento a las bacterias ruminales para que puedan tolerar altos consumos de grasa. Por ello ofreció una serie de recomendaciones claves para evitar cualquier problema:
Hacer pastoreos controlados (por hora) y en franjas con alambrado eléctrico. Nunca se debe dejar a los animales en lote abierto y todo el día.
Tratar de utilizar animales grandes como vacas o novillas (sin ternero al pie), vacas lecheras u otras categorías.
Al comienzo, se debe pastorear al rastrojo o soya sin cosechar 1 hora al día y el resto del día deben comer un forraje fibroso (pasturas) y monitorear las heces. Al principio, serán de color oscuro y blandas, pero si son casi líquidas o diarreas, en ese caso se deben reducir las horas de pastoreo o directamente suspender el pastoreo del rastrojo o cultivo sin cosechar.
Si todo marcha bien, se puede ir aumentando 1 a 2 horas por día siempre que las heces sean más firmes, aunque nunca tendrán una consistencia dura. Si después de 7 a 10 días de estar comiendo la soya no cosechada, las heces son oscuras y relativamente firmes, se puede dejar a los animales comer libremente o alternando unas horas de rastrojo con otro forraje fibroso.
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