Hermes Solano, el juez que revoluciona la genética ganadera en Colombia
PorMelanny Orozco-24 de Marzo 2025
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Por CONtexto ganadero - 30 de Enero 2025
Uno de los aspectos más debatidos es el manejo de las vacas primíparas en el régimen de descarte. Este artículo explora por qué estas deben someterse a los mismos criterios de descarte que las vacas multíparas.
La gestión del descarte de animales juega un papel crucial en la sostenibilidad y productividad de los sistemas de producción. Entre las dudas más comunes entre los productores se encuentra el tratamiento de las vacas primíparas, aquellas que han parido por primera vez. ¿Deberían estas vacas tener un régimen de descarte diferente al de las vacas multíparas? Según Juan Diego Páez, médico veterinario y zootecnista, la respuesta es clara: no hay diferencia, deben seguir el mismo régimen. (Lea en CONtexto ganadero: Aprenda a suplementar a la vaca primípara y multípara )
Las vacas primíparas enfrentan un doble desafío: recuperarse del primer parto y prepararse para un nuevo ciclo reproductivo. Para garantizar su éxito, es imprescindible cubrir todas sus necesidades nutricionales. Como explica Páez, “lo que debemos hacer es garantizar que esas vacas primíparas tengan todos los requerimientos nutricionales cubiertos, es decir, una suplementación especial y un manejo especial.”
Esto incluye proporcionar más energía y proteína en su dieta, elementos que mejoran la digestibilidad y permiten que las vacas mantengan una condición corporal adecuada para quedar preñadas. Este enfoque asegura que las vacas primíparas tengan las mismas oportunidades que sus pares más experimentadas. Sin embargo, pese a un manejo adecuado, si una vaca no logra preñarse, debe ser descartada.
De acuerdo con el experto, en ganadería, el objetivo no es manejar animales de forma individual, sino trabajar con el rendimiento global de la población. Por ello, el descarte se basa en el desempeño reproductivo: si una vaca no queda preñada tras haber recibido el manejo nutricional y sanitario adecuado, esta no cumple con los estándares productivos. Páez enfatiza que, independientemente de la edad o el historial reproductivo, las vacas que no logran preñarse deben ser retiradas del hato.
Este enfoque evita caer en subjetividades o tratar de justificar el bajo rendimiento de ciertos individuos. Según Páez, “si el 70%, el 80% o incluso más se preñó y un porcentaje no se preñó, realmente la culpa es del animal, del individuo. Por lo tanto, debe ser descartado.”
Otra duda común es si el régimen de descarte debería variar dependiendo de la estación del año, especialmente en invierno o verano, cuando la disponibilidad de forraje puede ser menor. Sin embargo, Páez aclara que este criterio no debe influir en las decisiones de descarte. En su opinión, las decisiones deben basarse exclusivamente en el rendimiento reproductivo, no en factores externos.
En este sentido, mantener un régimen de descarte uniforme ayuda a garantizar que el hato mantenga su eficiencia y productividad, independientemente de las condiciones climáticas o de disponibilidad de recursos.
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