Bajos ingresos mantiene estancado el consumo de carne y leche

En Colombia el consumo de carne y leche bovina por persona no registra cambios importantes. Por una parte se explica por el estancamiento de los ingresos de la población y por otra por la reducción del hato.   Consumo de carne   En 2017 el consumo de carne de los colombianos mantiene la tendencia a la baja que se registra desde 2013, situándose en 18,1 kilos por persona el consumo aparente. Concepto que según explica el economista de Fedegán equivale a sumarle a la producción nacional, las importaciones, y a esta cifra restarle las exportaciones.   Frente a esta tendencia del consumo de carne bovina, la de sus bienes sustitutos tuvo un comportamiento de mayor dinámica.   En el caso del pollo, el consumo se ubicó en 32,8 kilos por persona, mientras que el del cerdo estuvo en 9,4 kilogramos.   En la categoría del pollo también se incluye el consumo del huevo, que pasó de 262 unidades por persona en 2016 a 279 unidades.   La menor dinámica en el consumo de carne bovina se explica, en buena medida, en el mal comportamiento que ha tenido la economía colombiana en el último par de años, que ha constreñido el nivel de ingreso lo cual termina elevando el consumo de la proteína más barata, habida cuenta que entre las tres carnes principales (pollo, cerdo, bovino), la de bovino es la que mayor precio registra en el mercado doméstico dentro de sus cortes promedio.   También es cuestión del tamaño del hato   Tanto para el caso del pollo como el de cerdo, su creciente oferta ha permitido que los precios bajen, mientras que con la carne de bovino la contracción del hato ganadero en años anteriores, y la exportación de carne como de animales vivos, ha restringido el nivel de oferta disponible para el consumo interno.   De otro lado, la adquisición de carne de bovino sigue realizándose, en la mayoría de los casos, en plazas y famas, situación que resulta explicable en un mercado imperfecto (en higiene y salubridad) como lo es el colombiano.   Vale la pena destacar, sin embargo, que el modelo de pequeñas tiendas de cadena y minimercados, con adecuadas condiciones de refrigeración, ha vuelto a ganar mayor participación al ubicarse geográficamente en barrios y municipalidades estratégicas bajo la modalidad de esquemas de bajo costo.   El consumo de leche   En 2017 el consumo de leche registró mejor comportamiento respecto a 2016, pero similar a lo observado en el transcurso de esta última década.   2017 terminó con un consumo aparente de 145 litros por persona, que si bien podría considerarse como una buena cifra, está lejos de las recomendaciones de la FAO como la cantidad óptima en nutrición que es de 180 litros por persona al año.   Esta cifra nos cataloga como un país de consumo medio, pues el estándar de alto está por encima de los 150kg por persona. Sin embargo las mayores preocupaciones tienen que ver con el elevado consumo de leche no higienizada y no pasteurizada que puede llevar a graves problemas en la salud humana; y que no involucra solo a estratos socioeconómicos bajos.   En el caso de la leche industrializada, que cumple estándares de salubridad e higiene, el consumo, de acuerdo al poder adquisitivo de cada estrato, es demasiado disperso. Mientras que el estrato 6 alcanza una cifra de 193 litros/persona/año, en estrato 1 tan solo es de 39 litros/persona/año.