De 5 a 15 litros diarios: cómo los SSP transformaron una pequeña ganadería en Santander

Según el investigador, los sistemas silvopastoriles (SSP) están transformando la ganadería colombiana, brindando soluciones sostenibles a pequeños productores que enfrentan múltiples desafíos.

A su juicio, son una estrategia prometedora para aumentar la rentabilidad y sostenibilidad en la ganadería colombiana, aunque su éxito depende de la colaboración entre instituciones, productores y la implementación de recursos adecuados.

“Los sistemas silvopastoriles llevan aproximadamente quince años implementándose en todo el país. Diseñamos modelos adaptados a cada productor, evitando imponer soluciones y validando los resultados con indicadores claros”, explicó Zúñiga.

Resultados tangibles: el caso de la provincia de Vélez

Un ejemplo destacado es el de un productor en la provincia de Vélez, Santander, quien logró aumentar significativamente su producción lechera. Este éxito derivó de combinar gramíneas, leguminosas y arbustivas, como matarratón, en un modelo sostenible.

“Cuando comenzamos, sus vacas producían en promedio cinco litros de leche. Tras implementar los SSP, el promedio subió a 15 litros diarios. Además, le sobraba pasto, algo que nunca había experimentado”, comentó el investigador.

Uno de los principales desafíos en la implementación de los SSP es el cambio cultural. “Muchos productores inicialmente no creen en el sistema, aferrándose a prácticas convencionales. Sin embargo, al ver resultados positivos como un mejor pastoreo y mayores rendimientos, cambian de opinión”, añadió Zúñiga.

El impacto del modelo en la provincia de Vélez fue tan significativo que el mismo productor se convirtió en promotor del sistema entre sus vecinos, incentivando la adopción en la región. (Lea en CONtexto ganadero: ¿Qué rentabilidad se puede obtener con sistemas silvopastoriles y agroforestales a 10 y a 25 años?)

El desarrollo de estos sistemas no está exento de dificultades. “Los pequeños productores enfrentan limitaciones económicas, y en algunas zonas altas, el acceso al agua para establecer los árboles es complejo”, mencionó Zúñiga.

Pese a ello, los resultados han sido alentadores, con incrementos en la calidad del forraje y en el confort animal, reduciendo el estrés calórico.