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PorCONtexto ganadero-18 de Noviembre 2024
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Por - 04 de Abril 2013
Los colombianos seguidores de la política de la Seguridad Democrática empezaron a considerar a José Félix Lafaurie Rivera, como una opción cierta a raíz de su negativa a asistir al foro agrario convocado y organizado por el gobierno Santos y las Farc. Hasta entonces, solo en muy pocos y especializados escenarios se sabía quién era y cómo pensaba.
No obstante, José Félix Lafaurie Rivera, conservador y alvarista por tradición y convicción, tiene una extensa y prestigiosa carrera en el sector público y privado que lo llevó a ocupar la presidencia de la Federación Colombiana de Ganaderos, Fedegán, desde donde ha librado batallas monumentales en favor del sector agropecuario del país. Batallas que le han ganado peligrosas y poderosas enemistades y odios tanto en las filas terroristas como en sus acompañantes en la mesa de diálogo: el Gobierno Santos.
Como samario, Lafaurie Rivera tiene profundas raíces que lo hacen parte privilegiada en caso de que la Región Caribe se empeñe en colocar de nuevo un presidente costeño; como ganadero, tendría el respaldo del sector que probablemente ha sido con el que el terrorismo más se ha ensañado. Y ese podría ser también un factor de apoyo de los colombianos que sufren el mismo terror en los campos del país.
Es posible que muchas personas vean las convicciones de Uribe en las palabras de Lafaurie; y es posible que otros tantos quisieran verlo más cercano a las multitudes, más en ‘guayabera’. Pero lo cierto es que es una persona que, además de afable, sorprende por sus conocimientos profundos de la realidad colombiana y por su férrea convicción de que la única manera de salir del atolladero es retomar el rumbo que trazó el presidente Álvaro Uribe Vélez.
Luchando por los ganaderos
Ricardo Puentes Melo: Doctor Lafaurie lo hemos visto muy activo en reuniones, viajando por todo el país ¿Podríamos decir que usted ya es un candidato a la presidencia de la República?
José Félix Lafaurie Rivera: No. Estoy dando una lucha muy fuerte por el sector ganadero colombiano, no solo porque la economía ganadera está pasando por un mal momento sino porque todos estos temas de seguridad y el proceso que desafortunadamente abrió el Gobierno con las Farc, terminó generando unas dinámicas no previstas que están teniendo un impacto muy severo sobre todo el sector rural, pero especialmente sobre el sector ganadero. (Lea: Foros TLC)
El sector agropecuario sin norte
RPM: ¿Este Gobierno ha afectado positiva o negativamente al sector agropecuario del país?
JFL: Negativamente. Primero, porque el Gobierno o el propio ministro Restrepo, concentró su actividad en la ley de víctimas y restitución de tierras, la cual ha sido el eje del Gobierno al menos en su primera etapa. Eso le ha demandado mucho tiempo, y entre tanto tenemos un país que está siguiendo una dinámica propia en acuerdos comerciales, y otros temas como la revaluación del peso, y la misma negociación con las Farc.
Todo eso ha generado impactos, casi todos negativos, que han conllevado a que buena parte de los sectores agropecuarios se hayan sentido sin norte, sin un buen diseño de política, sin unos apoyos que se requieren y sin unos instrumentos necesarios para tratar de darle un poco más de sustento al sector. (Columna: “Republiquetas” independientes)
Yo tengo la impresión que este es un país con un claro sesgo anti rural, que no entiende la ruralidad, ni los inmensos desafíos y las enormes oportunidades que tiene. En consecuencia, el modelo de desarrollo terminó conspirando contra 12 ó 14 millones de colombianos que estamos en el sector rural, relegándolo a servir simplemente como moneda de intercambio en los acuerdos comerciales.
Lo grave es que el Gobierno dice que no negocia el desarrollo económico ni los postulados de una economía de mercado, y sin embargo tira el hueso del sector rural con una actitud un tanto despreciativa hacia quienes vivimos y creemos que todavía es posible construir algún nivel de bienestar a partir del desarrollo rural. Es evidente que los impactos han sido muchísimo más negativos. Casi que no hay ningún subsector rural que hoy en día esté en una situación positiva, y eso va a terminar generando unos desajustes sociales y económicos muy profundos. (Columna: Al oído de las Farc)
El primer error del Gobierno: legitimar a un grupo narcoterroristas
RPM: Sabemos que los terroristas publicitaron un encuentro en San Vicente del Caguán para discutir el tema de zonas de reserva campesina ¿Qué le espera al país después de esos diálogos con el Gobierno de Santos? ¿Las Farc seguirán decidiendo sobre el destino de Colombia?
JFLR: Cuando el Gobierno toma la iniciativa de desarrollar unos diálogos para ponerle fin entre comillas al conflicto, y cuando sostiene una serie de inamovibles con un argumento central, está diciendo que conversar no tiene un costo. Y ese es el primer error. Aquí ya hay un costo muy importante porque le dio legitimidad a un grupo de narcoterroristas; le permitió tener un trato de tú a tú con un Gobierno que yo no dudo en calificar como legítimo a pesar de todas sus precariedades -como las tienen todas las democracias-, pero que sin lugar a dudas es un Gobierno altamente representativo de la sociedad colombiana y como tal no debió nunca haber decidido negociar el Estado de Derecho con unos criminales.
Uno no derrota el crimen negociando con criminales. Lo derrota fortaleciendo la democracia, las instituciones que lo acompañan. Por fuerte que sean los núcleos criminales, el Estado debe imponerse frente a la criminalidad de cualquier actor que pretenda desafiar a la sociedad. El primer error de este Gobierno fue haberle otorgado una legitimidad que los terroristas no tenían.
Hay otro elemento que vale la pena tener en cuenta a propósito de las zonas de reserva campesina, y es que se están generando unas expectativas que no calzan con la realidad de los hechos.
Pero además, cuando el Gobierno dice que vale la pena hacer lo que sea para alcanzar la paz con las Farc, me parece que se está engañando al pueblo colombiano.
RPM ¿Engaño en qué sentido?
JFLR: Porque la paz no se alcanzará firmando el fin del conflicto. Lo que van a firmar es supuestamente el fin del programa de criminalidad social de las Farc. Hoy en Colombia hay muchos más homicidios por otras circunstancias que por enfrentar a este grupo narcoterrorista.
Mientras que este grupo generó el año pasado 384 muertes de uniformados y otro tanto de efectivos de ellos, hay 14 mil homicidios en Colombia derivados de otros tipos de dinámicas criminales. Por consiguiente, qué le va a pasar a la sociedad colombiana seis meses después de haber firmado ese papel cuando las dinámicas de criminalidad se mantengan o se hayan incrementado. Esa promesa de paz va a quedar prácticamente fracturada y el ciudadano del común va a preguntarse si valieron la pena las concesiones que eventualmente se harán.
De otra parte, el haber expuesto estos temas y debido a que adopté la posición que todo el país conoce, me dicen guerrerista y que no quiero la paz…. ¡Por favor, soy quien más la sufre, quien más la quiere…! El problema es que la forma de alcanzarla no es esa.
Las ZRC para mantener el narcotráfico de las FARC
RPM: ¿Qué nos puede decir del tema de Zonas de Reserva Campesina?
JFLR: Ese tema será el núcleo duro de la administración agraria. Nadie se opone a que el Estado constituya un fondo de tierras con las tierras despojadas, con las baldías, pero no estoy tan seguro que lo puedan constituir tan fácilmente con las tierras improductivas. Tampoco nadie se puede oponer a que, desde un punto de vista de responsabilidad social, un campesino que necesita tener un pedazo de tierra, pueda obtenerla. (Lea: Pese a oposición, Incoder planea crear Zonas de Reserva Campesina)
El Estado tendría, entre tierras despojadas y las tierras fiscales, dos o tres millones de hectáreas para entregárselas a los campesinos. Pero eso no tiene nada que ver con las pretensiones que hay en el caso de las Zonas de Reserva Campesina. Colombia no puede darse el lujo de desmembrar su territorio, como lo quieren las Farc, y otorgar nueve millones de hectáreas de una zona de reservas campesinas donde todos los instrumentos de autogobierno, incluso la propia justicia, pasa a manos de aquellos que están al frente de estas circunscripciones territoriales.
Colombia no puede ceder la soberanía judicial a estas Zonas de Reserva, como se ha hecho en esos “territorios de paz” del Urabá donde la fuerza pública no pueda hacer presencia activa. Eso sería, como ya lo he manifestado, una especie de ‘republiquetas’ independientes, unas ‘Marquetalias’, unos para-estados que no le convienen a la sociedad colombiana y mucho menos al sector rural, pues terminarán siendo enclaves tanto de adoctrinamiento político, como de criminalidad asociada; serán corredores estratégicos para poder mantener una cantidad de actividades entre otras cosas como el narcotráfico. (Lea: Las Farc esperan multiplicar zonas de reserva campesina)
Cultivos ilícitos y la posición del Presidente
En días pasados, en un debate al que asistí en RCN, el propio Presidente decía que en las ZRC se darían las reglas internas y que, por ejemplo, se podrían hacer un par de reglas que dijeran que se podía sembrar hasta tres hectáreas de cultivos ilícitos. Entonces yo me pregunto: “!Bueno, yo entiendo que uno no puede cultivar en Colombia ni una hectárea, ni media, ni diez, ni quince…!”. Pero al Presidente le parece bien que en una Zona de Reserva Campesina se decida, independientemente de la Constitución y la Ley, que ellos transgredan la ley. No entiendo por qué debe aplaudirse eso.
Pero hay más, el presidente decía, con toda tranquilidad, que en las actuales Zonas de Reservas, es decir las que están regidas por la ley 160 no por la pretensión que ellos quisieran, hay presencia activa de las Farc y del Ejército de Liberación Nacional. En otras palabras, hay unos elementos perturbadores del orden sin que realmente la presencia del Estado, a través de la justicia y de la fuerza pública, pueda entrar a ponerle orden a los hechos que están sucediendo internamente.
Restrepo, jugado en el campo político
RPM: Doctor Lafaurie usted hablaba de una hostilidad hacia el sector agrario ¿Cómo puede uno explicarse que una persona como el ministro de Agricultura, el doctor Juan Camilo Restrepo S., que podría decirse que es ganadero porque tiene grandes extensiones de tierras con ganado lechero, prácticamente se esté clavando el puñal al destrozar su propio sector?
JFL: Cuando el ministro Restrepo estaba en la oposición al Gobierno del presidente Uribe, justamente por su condición de ganadero lechero de la sabana, yo impugné durísimamente el cierre de ese acuerdo donde los negociadores del Ministerio de Comercio engañaron, no a los dirigentes gremiales, sino al propio Ministerio de Agricultura, lo cual obligó a que Uribe reabriera la negociación con José María Barroso, presidente de la Unión Europea, y se hicieran concesiones. (Lea: Seguridad y tierras, temas claves en el congreso)
En ese entonces me entrevisté con el Dr. Juan Camilo Restrepo y ambos estuvimos muy de acuerdo en que no tenía sentido haber escogido al sector lechero como moneda de intercambio, por las distorsiones que este sector tenía en la Comunidad Económica Europea.
Sin embargo, ahora, él se encuentra en el otro lado, y eso es lo que a veces uno termina por no entender. Yo creo que uno en la vida debe tener convicciones muy claras, porque aquí usted no puede sentarse en cualquier lugar de la mesa dejando de lado unas convicciones profundas.
Restrepo sabe que aquí habrá un impacto terrible donde más de 300 mil pequeños ganaderos van a ir a la quiebra. Es un desajuste social, económico y de seguridad, muy grave para el país rural. Sin embargo usted ha visto muchas veces al ministro en una actitud un tanto agresiva contra aquellos que hemos pretendido decir las cosas como son. Yo tengo una dificultad en la vida que es que no puedo tratar las cosas sino de manera muy franca y directa, es decir, quizás el único puesto que nunca hubiera podido jugar en un partido de futbol es el del arquero porque nunca aprendí a ponerme rodilleras. (Lea: En más de $70 pesos bajó el precio del litro de leche pagado al productor en Colombia)
Pero qué dificultad es cuando uno tiene que decir las cosas, incluso con respeto, porque aquí no se trata de decir los temas de manera altisonante, no. Aquí la obsecuencia, aquí es la discriminación, aquí es la acción retardatoria… Yo me moriré con mis propias verdades y mis propias convicciones, por consiguiente veo que el ministro está jugando un rol mucho más del campo político que del campo del productor, y esperó que esta cosa no termine de mala manera para todos los sectores rurales como se efecto ya se está observando.
RPM: ¿Usted quiso decir que el ministro Restrepo, por tener más grandes extensiones de tierra y ganado, no se vería afectado con este proceso sino que quienes realmente a sufrir son los pequeños ganaderos?
JFLR: Dos cosas. Por un lado, los que más se afectarán son los más pequeños. Nosotros tenemos 500 mil ganaderos, de los cuales 244 mil son muy pequeños, con menos de diez cabezas; 403 mil tienen menos de cincuenta, eso es una muy pequeña, casi que una ganadería indigente. La pequeña ganadería no tiene capacidad para poder aguantar el choque. Entre más tamaño se tiene hay más formas de defenderse y se tiene una capacidad superior que aquel que además de pequeño productor, es analfabeta. El problema con el tema de la leche es que aquí va a ver un problema social de una dimensión que el Gobierno todavía no ha evaluado. (Columna: El marchitamiento de la Seguridad Democrática)
Por el otro lado, si yo estuviera en los zapatos del ministro, jugaría más con la convicción de estos hechos y no simplemente con la camiseta política. A veces, cuando se juega en el ámbito de la política, uno termina jugando con más interesados en la política que con los intereses reales de los sectores sobre los cuales uno tiene incidencia. Y eso es tan cierto que aquí estamos viendo eso hechos.
¿Aceptaría ser candidato presidencial?
RPM: Usted tiene una larga tradición política, acompañó muchos años a Álvaro Gómez Hurtado y estuvo cerca de Álvaro Uribe Vélez. En el eventual caso de que se lo soliciten, de que lo llamen a ser candidato presidencial ¿Aceptaría?
JFLR: Yo creo que uno tiene que dedicarse a las cosas con responsabilidad y con un inmenso compromiso, con pasión en lo que hace. Estoy muy metido en el tema y sé que la política no es una sucesión de hechos; los hechos muchas veces te empujan incluso a escenarios que probablemente no se tienen previstos. Por consiguiente, uno nunca puede decir ‘de esta agua no beberé’. Creo que la defensa de los intereses del sector ganadero eventualmente puede terminar siendo una razón justificativa, pero por lo pronto voy a seguir haciéndolo con igual convicción.
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