Más de 5,3 millones de bovinos y bufalinos alcanza el II Ciclo de Vacunación contra aftosa, en su segunda semana
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Por CONtexto ganadero - 25 de Julio 2023
El presidente ejecutivo de Fedegán, José Félix Lafaurie, explicó, de manera concreta, cómo un ganadero puede incrementar la cantidad de bovinos en su finca con la mitad del terreno estableciendo sistemas silvopastoriles con apoyo del Gobierno Nacional y asistencia técnica del gremio.
Hemos convocado al país ganadero con el propósito fundamental de dinamizar la compra de tierras. Creo que estos meses han servido para que, en equipo con la Agencia Nacional de Tierras, identifiquemos los procesos que cualquier propietario que quiera ofertar su tierra tiene que surtir para que el predio sea adquirido por el Estado.
Nuestro compromiso, el compromiso de Fedegán, es que al término de este gobierno se haya cumplido lo que prometió en materia de distribución de tierras a campesinos que no la tienen. Yo creo que Colombia debe hacer ese esfuerzo, pero debe hacerlo de un manera coordinada, sistemática, bien hecha. Un campesino con un título de propiedad no deja de ser lo que ha sido: una persona que no tiene un horizonte productivo capaz de sacarlo de la pobreza y de la marginalidad.
Aquí se trata de hacer un gran esfuerzo desde el punto de vista fiscal para que la tierra que se distribuya tenga proyectos productivos y los proyectos productivos necesariamente tienen que hacerse a través de ganadería sostenible.
Colombia es un país que tiene una vocación ganadera muy grande. Hemos sido un país que a lo largo de su historia ha tenido prácticamente por cada colombiano, una res. Es decir, cuando en el territorio nacional había unos 18 millones de colombianos, también había ese mismo número de bovinos.
Lamentablemente durante los años 60 y 70 se fracturó esa dinámica y terminamos teniendo el doble de la población que de bovinos. Los países que tienen vocación ganadera, que son jugadores de los mercados internacionales tienen, al menos, una vaca o un toro por habitante.
Hay países como Uruguay en donde la estadística indica que por cada habitante se pueden contar tres semovientes; Brasil ya tiene una vaca por habitante. Colombia tiene la obligación, en los próximos 10 años, de tener entre 50 y 55 millones de animales.
El programa que presentamos con la ministra de Agricultura, Jhenifer Mojica, y su equipo va orientado a que quien reciba no tenga un animal por hectárea sino tres o cuatro animales por hectárea y quien venda pase a tener la misma cantidad de animales por hectárea (3 o 4).
Colombia tiene 30 millones de cabezas y una frontera ganadera de 36 millones de hectáreas. Perfectamente podemos tener, en 25 millones de hectáreas (con menos área), 2 o 3 veces la cantidad de ganado que tenemos hoy en día. Es decir, 75 millones de cabezas de ganado y podemos convertirnos en un jugador importante en los mercados internacionales. Ese día, Colombia podrá facturar entre USD 3000 y USD 4000 millones de carne, animales vivos y productos lácteos.
El Gobierno busca comprarles a los ganaderos que tienen producción extensiva un porcentaje de la finca. Por ejemplo, un productor que tenga 100 hectáreas alcanza una capacidad de carga de 77 animales. Puede vender el 40 % de la tierra.
Con el dinero que recibe se capitaliza para arreglar las 60 hectáreas que le quedaron. Recibe crédito a muy buenas tasas (con el apoyo del Banco Agrario y Finagro), asistencia técnica (Fedegán e instituciones del sector) y apoyo en la comercialización para establecer ganadería sostenible con sistemas silvopastoriles. Así lograría tener hasta 312 animales, es decir más producción de carne y leche y de mejor calidad. Con la tierra que venda, el gobierno avanzará en la reforma agraria.
Tener una finca con ganadería extensiva es no tener buenos niveles de productividad, por consiguiente, de ingresos para tener un mayor bienestar. Se puede tener menos tierra, pero más productiva con altas tasas de retorno.
El proyecto se basa en dos realidades: La primera: que hay ganaderos con tierras subutilizadas en ganadería extensiva, y la segunda: que no lo hacen por “engorde ocioso”, como predican las narrativas contra la ganadería, sino porque la conversión de esas tierras a sistemas más productivos, como los silvopastoriles, exige inversiones que el ganadero no puede asumir.
El esquema de la iniciativa:
- Primero: el ganadero vende al Gobierno el 40 % de su tierra.
- Segundo: con otra fórmula ganadora (capital de venta + crédito de fomento + asistencia técnica), el ganadero reconvierte su 60 % restante a sistemas silvopastoriles intensivos.
- Tercero: el terreno comprado es adjudicado a beneficiarios de reforma agraria, acompañado de un proyecto productivo de la Agencia de Desarrollo Rural, ya sea en ganadería sostenible, con lo cual se aprovechan las sinergias de la vecindad y la asistencia de Fedegán, o en otros renglones productivos.
¿Quién gana?
El Gobierno, no solo porque impulsa su programa de Reforma Agraria hacia la nueva meta que formuló el presidente, de un millón y medio de hectáreas durante su periodo, sino porque avanza en su programa contra el cambio climático, gracias a la capacidad restauradora de los Sistemas Silvopastoriles.
El beneficiario de reforma agraria, pero solo si el gobierno marca realmente una diferencia con la Integralidad (riego, crédito, asistencia, asociatividad y un largo etcétera); si no lo hace, algunos miles más de pobres sin tierra pasarán a ser pobres con tierra y el campo sufrirá una nueva frustración…, otra de tantas.
El ganadero, pues los Sistemas Silvopastoriles Intensivos le permiten mayor productividad y rentabilidad, con potreros, literalmente, convertidos en bosque con pasturas mejoradas, especies forrajeras y árboles, para que las vacas coman “mirando p’arriba” como explicó coloquialmente el presidente en su discurso de instalación de la nueva legislatura.
Las ventajas de este sistema son todas:
Una capacidad de carga hasta cinco veces mayor, es decir, más animales en menos tierra y, por ende, mayor producción de carne y leche; mayor bienestar y menores problemas de salud animal; mayor captura de carbono y menor emisión de gases de efecto invernadero; mayor fijación de nitrógeno en el suelo y menor utilización de químicos; y quizás las más importante desde el punto de vista ambiental: la recuperación de las cuencas hídricas y de la biodiversidad.
Gana la ganadería como actividad económica, con un mayor y mejor aporte a la seguridad alimentaria y a las exportaciones, a partir de productos orgánicos altamente demandados por los mercados, por sus mayores valores en elementos nutracéuticos, como el Omega 3.
“En 2006, en nuestro Plan Estratégico 2019, planteamos que la ganadería podría devolver a la naturaleza y a la producción de otros alimentos 10 millones de hectáreas, hasta triplicando su producción en los restantes 20 millones, en los que podría albergar hasta 90 millones de animales en condiciones de sostenibilidad, lo que nos llevaría a los primeros lugares de la ganadería mundial y, de paso, a convertirnos también en paradigma de reconversión productiva sostenible”, recordó José Félix Lafaurie Rivera, presidente ejecutivo de Fedegán.
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