Pequeños ganaderos no tienen derecho a vacaciones en Semana Santa

Ni en ninguna época del año, pues la crianza y la tenencia de bovinos no permiten un solo día de descanso. La gran mayoría acuerda con su vecino para que le cuide las vacas por un tiempo y luego deben devolver el favor cuando les corresponda.   La llegada de la Semana Mayor es un tiempo de reflexión y de regocijo para los cristianos, pero también de descanso para los estudiantes, los profesores y, la mayoría de las veces, los empleados públicos.   Los trabajadores del sector privado contarán con el puente largo que inicia el Jueves Santo, mientras que otros tendrán que desempeñar su oficio alguno de los 2 festivos, como en el caso del sector de la salud. (Lea: Vacas y ganaderos sin vacaciones: planee con tiempo las festividades)   En cambio, los productores, en especial los lecheros, están obligados a laborar todos los días del año sin excepción alguna. Ni el Viernes Santo, ni el 25 de diciembre ni el primero de enero. Su jornada es la misma y no cambia salvo en contadas excepciones.   Esto se debe a que las vacas están acostumbradas a una rutina se habitúan a un horario, porque la repetición de ciertas actividades les genera bienestar. Cuando se altera este orden, pueden generar estrés y bajar su productividad.   Asimismo, la leche es un producto perecedero que debe ser entregado y refrigerado en el menor tiempo posible, porque puede arruinarse en cualquier momento. (Lea: Permitir el sueño en las vacas favorece producción de leche)   Nidia Sainea es representante legal de la Asociación de Productores Agropecuarios y Campesinos de Santa Cruz de Motativa, en Boyacá, compuesta por pequeños ganaderos. Como bien lo explicó, ninguno de sus miembros puede tomar vacaciones.   “Ellos tienen empresas familiares que no tienen descanso. Por ahí saldrán un fin de semana a hacer una vuelta pero dejan al vecino encargado uno o 2 días. O madrugan y dejan los animales ordeñados, y luego vuelven por la tarde para ordeñar otra vez”, señaló.   Sostuvo que en el sector rural no existen las vacaciones y mucho menos para los pequeños y medianos productores que deben estar todos los días frente a sus negocios. Sin embargo, aclaró que algunas labores cambian durante la Semana Santa, como abonar el suelo. (Lea: Precio de la leche no es el único abuso de la industria con los ganaderos)   Hay algunos propietarios de ganado que pueden contratar a un empleado para que se encargue del hato mientras ellos descansan, aunque no siempre tiene que ser por un largo período. Germán Barriga, ganadero de Suesca, Cundinamarca, le pide el favor a un vecino que lo remplace cada 2 semanas.   “Esta persona me ayuda a ordeñar cuando yo no estoy. Yo me puedo ir unos 15 días y dejarlo en mi predio, porque él no tiene finca propia sino que trabaja por días”, reveló.   En cambio, los productores de mayor escala tienen una persona contratada que ejecuta gran parte de las tareas y a la cual pueden recurrir si desean tomarse un tiempo para relajarse.   Es el caso de Javier Naranjo, un mediano ganadero del Valle del Cauca, quien también se dedica a otros negocios como el cultivo de caña y maíz. Como tiene que estar pendiente de varias parcelas, contrató una tecnóloga agropecuaria que está al frente de su explotación ganadera.   “Ella trabaja conmigo hace 8 años, entonces ella se encarga de la parte operativa. Yo hago la parte veterinaria, de palpar y verificar los animales. Revisamos la lechería, miramos los registros y programamos las labores con los demás empleados”, explicó. (Lea: Las vacas también necesitan vacaciones)   Contó que el año pasado, la tecnóloga salió a vacaciones por 2 períodos, por lo cual Naranjo se vio obligado a desempeñar las tareas de ella durante un mes. Asimismo, cuando él lo necesita, le pide el favor de que ella se ponga al frente mientras él descansa unos 8 o 15 días.   “El año pasado no pude salir porque la tecnóloga se fue casi un mes. En 2015 no había pedido vacaciones, entonces me dijo que si le podía compensar 2 períodos acumulados y se fue del 20 de diciembre al 20 de enero. (…) Yo normalmente tomo una semana a mitad de año y otra al final, porque igual salen los hijos y uno tiene que aprovechar para estar con ellos”, comentó.