En el Huila, los ganaderos padecen la inclemencia del verano

A pesar de que el Ideam anunció el inicio de la segunda temporada de lluvias para todo el país, en Huila los productores están atravesando una fuerte época de calor, que ha agotado los pastos y los nacimientos.   A comienzos de año, el departamento tuvo el peor aguacero de los últimos 30 años, provocando avalanchas en 3 municipios, incluido Neiva, y causando graves destrozos tanto en la ciudad como en el campo. Mientras tanto, el norte del país estaba en verano.   En cambio, ahora que las lluvias han azotado con fuerza varias regiones del país, en parte por los coletazos de los huracanes Irma y María, en Huila el verano sigue golpeando con fuerza. (Lea: Así se puede preparar para la segunda temporada de lluvias de 2017)   En efecto, durante todo el mes de agosto y lo que va corrido de septiembre, los productores han experimentado una fuerte temporada de calor, con leves lluvias en las zonas altas, como en el municipio de Algeciras.   Miguel Polanía, propietario de un predio en esta población, comentó que las praderas se han resentido por la temperatura, aunque reveló que siente alivio por los aguaceros esporádicos que humedecen la tierra.   “Han caído lluviecitas, no muchas, pero el verano llegó con fuerza de un momento a otro y la mayoría de nosotros no almacenamos alimento, nos cogió desprevenidos”, dijo. (Lea: El verano comenzó en forma en el Huila para este segundo semestre)   De igual manera, los productores de zonas bajas están viviendo la inclemencia del verano. Efraín Pinto, ganadero de Neiva, también comentó que los potreros se quedaron sin pastos por cuenta de la intensa radiación solar.   “El clima está exageradamente seco, los pastos están acabados, y las aguas, también. Todos los nacederos se están agotando. Para el ganado me toca echarles algo de silo y buena sal, revolverle de todo un poquito porque qué más se puede hacer”, señaló.   A estas condiciones se suma la poca rentabilidad del negocio, tanto en el valor de leche como del ganado en pie. En el caso de Polanía, que vende el lácteo a los queseros, el bajo precio es una preocupación constante. (Lea: Precio del queso se ha reducido más del 50 % en Huila)   “El precio de la leche está muy deprimido, a $850 el litro. Yo escuchaba una noticia de que los restaurantes escolares están trayendo leche de la sabana de Bogotá, y eso nos afecta el negocio porque los proveedores no nos compran a nosotros”, indicó.   Según explicó, hay muchos pequeños ganaderos que apenas tienen 8 o 10 animales, que dependen de la leche para subsistir. Cuando no es suficiente, deben recurrir a la venta de becerros, pero ese negocio también se ha paralizado.   Tanto Polanía como Pinto evidenciaron su frustración con el Ejecutivo, asegurando que no tenía sentido solicitar ayudas porque no llegaban por más súplicas y reclamos que hacían. (Lea: Recomendaciones para trabajar con condiciones climáticas variables)   “Uno se aburre de hablar y hablar, y no hacen nada. Con los gobernantes, todo se va en palabras y nunca llegan a la acción. Nosotros necesitamos suplementos mientras pasa el verano”, precisó el productor de Neiva.