Colombia sigue con dificultades en prevención del riesgo

En lo que va corrido del año se han presentado 2 avalanchas que han afectado al sur del país: Huila y la más reciente en Putumayo. A pesar de esos daños, el Gobierno no trabaja con ahínco en evitar ese tipo de sucesos sino que debe sufrirlos para aprender la lección.   Dice el adagio popular: ‘tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe’, ese refrán se escucha para situaciones de peligro que son alertadas y nadie hace nada por evitarlas. Algo así ocurrió en Mocoa. Las precipitaciones históricas del pasado sábado, sumado al mal manejo del alcantarillado y la deforestación, ocasionaron la tragedia que enluta al país. (Lea: Desastres naturales costaron USD175 mil millones en 2016)   Pero no es la única tragedia que se ha presentado en lo que va de 2017, en febrero los municipios de Campoalegre, Rivera y Algeciras llenaron de pánico a los huilenses, quienes vieron cómo la fuerza de la naturaleza se llevó a su paso viviendas, árboles, vehículos e inundo cientos de hectáreas de cultivos. Incluso afectó la red de riego de los arroceros.   Esos hechos han generado preocupación ante la forma en la que viene trabajando el Estado para prevenir emergencias, pues no solo se debe evitar que haya pérdidas humanas sino que se garantiza el buen funcionamiento de las entidades que tienen esa responsabilidad.   Incluso, segùn el estudio anual Sigma, en 2016 los desastres y catástrofes naturalesprovocaron daños por valor de USD175 mil millones, el doble que en 2015 (USD94 mil millones). Esto se explica por el gran número de acontecimientos catastróficos importantes, incluyendo sismos, tormentas, inundaciones e incendios forestales" en todas las regiones del mundo. (Lea: ¿Volverá a repetirse la tragedia del Canal del Dique?)   Pedro Arias, columnista del Diario del Huila, aseveró que las inundaciones de mayor afectación en el departamento se originan en la región montañosa debido a la naturaleza de las cuencas de los ríos que en invierno -o en este caso atípico de lluvias-, aumentan potencialmente su caudal debido a la tala y quema irresponsable de los árboles en las zonas boscosas protectoras de las rondas de los cauces y quebradas.   Cuestionó que si en el Huila se conocen esos hechos porque hay un registro de las poblaciones inundadas, por qué no hay una política clara de prevención y preparación para afrontar las amenazas.   “Y si lo sabemos ¿por qué tanta laxitud al seguir permitiendo núcleos poblados adyacentes a los ríos y quebradas, en una clara violación de la norma de alejamiento de construcciones a 30 metros de la ronda? Lógicamente se seguirán presentado las afectaciones a esas viviendas y con la consiguiente pérdida de vidas humanas”, indicó. (Lea: Avalancha en Putumayo deja 92 muertos)   Sin embargo, en regiones que se vieron afectadas por el fenómeno de La Niña en 2010 y 2011, como Casanare, desde el Consejo Departamental de Gestión del Riesgo de Desastres se vienen adelantando obras en aquellos puntos críticos que previamente fueron identificados por los concejos municipales especializados en esa materia, así lo confirmó Leonardo Barón Pulido, coordinador del CDGRD en esa zona de la Orinoquía.   Agregó que se viene usando la maquinaria que posee el departamento para intervenir aquellas zonas vulnerables. Indicó que Casanare actualmente está bajo alerta naranja en aras de reaccionar rápidamente ante cualquier crisis que se presente.   “También estamos adelantando reforestación en algunas zonas de protección en los municipios de San Luis de Palenque y Trinidad, poblaciones sensibles a inundaciones. Sin embargo, requerimos recursos para implementar otras obras en Yopal que ascienden a los $30 mil millones”, detalló el funcionario. (Lea: Cómo prevenir inundaciones en hatos ganaderos)   Pese a ese trabajo, es necesario que haya una política nacional en donde se mitiguen los posibles riesgos y se evite que las tragedias que se han presentado este año se repitan en departamentos de Colombia.