Grave situación enfrentan los ganaderos en España: miles de cabezas de ganado murieron

La DANA es un fenómeno climático que se caracteriza por fuertes lluvias y vientos intensos en zonas concretas, como lo vivido recientemente en Valencia y otras áreas de la península ibérica. Estos episodios, cada vez más frecuentes debido a la inestabilidad climática global, han dejado un rastro de devastación en múltiples regiones de España.

Los daños materiales son cuantiosos y se calculan en miles de millones de euros. Las cifras oficiales indican que las inundaciones han cobrado la vida de más de 200 personas, y han afectado sectores industriales, de transporte y educación, estimándose hasta 12.000 millones de euros en pérdidas solo en infraestructura. Sin embargo, más allá de las cifras, el impacto humano y económico en los sectores agrarios y ganaderos es inconmensurable y afecta profundamente la subsistencia de numerosas familias valencianas.

Crisis en la ganadería valenciana: Pérdida de animales y riesgos sanitarios

La ganadería ha sufrido pérdidas irrecuperables. Hasta el momento, la Conselleria de Agricultura, Agua, Ganadería y Pesca de la Generalitat Valenciana ha contabilizado la muerte de aproximadamente 2.950 animales en explotaciones ganaderas de las áreas afectadas. Esta cifra, alarmante de por sí, refleja solo una parte de las consecuencias de las inundaciones.

La retirada de estos animales muertos ha sido una prioridad para las autoridades, pues, además de representar pérdidas económicas significativas, el riesgo sanitario asociado es elevado. La descomposición de los cadáveres y su exposición al entorno incrementan el riesgo de enfermedades infecciosas y contaminación de aguas, generando un escenario de emergencia para la salud pública. En respuesta, se han movilizado recursos para la rápida retirada de los cadáveres en 17 explotaciones ganaderas de porcino, ovino, equino y avícola. La intervención ha sido igualmente necesaria en vías públicas, donde se han encontrado animales muertos debido a las fuertes corrientes.

Afectación a la agricultura: Pérdida de productos y daños a la tierra

El sector agrícola, otro puntal de la economía valenciana, también ha visto destruida buena parte de sus cosechas y productos. Ante la imposibilidad de comercializar o eliminar los productos perecederos en mal estado, la Conselleria de Agricultura ha facilitado la retirada y destrucción de 792.450 kilos de productos dañados. Esta cantidad representa una pérdida significativa para productores que dependían de estas cosechas para sus ingresos anuales y, en muchos casos, han quedado sin medios para subsistir en el corto plazo.

Las inundaciones han dañado también la tierra cultivable. Los campos de cítricos, hortalizas y otros cultivos importantes en Valencia han quedado anegados, perdiéndose gran parte de la producción, mientras que el suelo, al haber estado saturado de agua, sufrirá procesos erosivos y una pérdida de nutrientes que complicarán la próxima siembra. Esta situación hace que muchos agricultores estén ahora en una encrucijada, pues, sin apoyos financieros suficientes, les será casi imposible recuperar las tierras en el corto plazo.

Esfuerzos y solidaridad para la recuperación: Apoyo al sector ganadero

A medida que se empiezan a cuantificar las pérdidas, diversas entidades vinculadas al sector agrario y ganadero han lanzado iniciativas de apoyo. La Asociación de Criadores de Caballos de Pura Raza Española de la Comunidad Valenciana (PRECVAL), junto con la Federación Hípica de la Comunidad Valenciana y la Federación de Tiro y Arrastre de la Comunidad Valenciana, han implementado una plataforma solidaria que busca recolectar y distribuir donaciones a las granjas y explotaciones ganaderas afectadas.

Tres naves —ubicadas en Carlet, Manises y Alfara del Patriarca— se han habilitado para almacenar donaciones de forraje, piensos, virutas y serrín para camas de caballos. Esta ayuda es fundamental para que las explotaciones ganaderas damnificadas puedan mantener el bienestar de los animales que han sobrevivido al desastre, en un momento en que el acceso a recursos básicos como alimento y suministros es limitado.