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Foto: lanacion.com.arTarquino fue el primer toro que llegó a Argentina para hacer cruzamientos con sus trazas criollas y de esta manera impulsar lo que sería la ganadería de ese país.

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200 años de Tarquino, el toro shorthorn que desarrolló la ganadería argentina

Por CONtexto ganadero - 20 de Septiembre 2023

Tarquino fue el primer toro que llegó a Argentina para hacer cruzamientos con sus trazas criollas y de esta manera impulsar lo que sería la ganadería de ese país.

Tarquino fue un toro de raza shorthorn que dio inicio a la ganadería argentina, una de las más connotadas en la actualidad, aunque dicha raza ha sufrido altibajos y está volviendo a surgir.


En 1823 ingresó a Argentina el toro shorthon Tarquino, de la mano del escocés John Miller, y fue clave para el posterior desarrollo de la actividad ganadera, apenas unos años después Niágara (1862) y Virtuoso (1879), fueron los primeros toros de las razas Hereford y Angus.

Para la Asociación Argentina Criadores de Shorthorn la conmemoración de ese suceso es clave ya que representó el inicio de la “mestización” del ganado criollo, que se dio primeramente en Buenos Aires y en el Litoral argentino.

La raza que hoy tiene inscritos en el libro genealógico de dicho país más de 500.000 animales de pedigree, no solo potenció la genética, sino que también la industria cárnica nacional en el exterior, señala una nota del diario La Nación de Argentina.

Según el presidente de la Asociación Argentina de Criadores de Shortorn, Carlos Dawney, citado por el diario, “la llegada de Tarquino fue la piedra basal para que se fuera generando poco a pco un rodeo nacional, que luego se consagró con la llegada de la industria frigorífica que pasó a ser una de las nacionales más importantes en cuanto a cantidad de carne, pero sobre todo reconocida en cuanto a la calidad. Esa calidad empezó de la mano de este toro”.

Tarquino le cambió la vida a la ganadería argentina. “Es la raza madre, fue la primera que se introdujo y fue la que tuvo mayor volumen de animales inscritos en su momento, por la cantidad de rodeos shorthorn que se armaron. Esta tenía dos características específicas; había un rodeo lechero y uno carnicero, es decir, tuvo las dos opciones”, señaló Gonzalo Vidal, un criador de 61 años, ingeniero agrónomo de larga trayectoria y conocimiento de la raza, citado por el medio. (Lea en CONtexto ganadero: Primer libro genealógico de bovinos cumple 200 años)


Los altibajos de la raza

Con el cruce de este ejemplar, el primer cambio que se vio fue en la línea de producción sobre los animales cimarrones y criollos. Desde entonces, comenzó la proliferación de criadores de la raza, con la idea de un mejoramiento genético para incrementar su desarrollo, productividad y competitividad.

Los cruzamientos suelen darse más con hereford y angus, lo cual tiene un beneficio comercial porque incrementa la productividad de un rodeo en alrededor de un 20 %, según el dirigente.

El dirigente indicó que la raza llegó a ser la principal a nivel nacional. Luego tuvo un período de estancamiento y la están intentando volver a impulsar porque aporta fertilidad, es eficiente y dócil. Además, la raza ha exportado genética a Canadá y Estados Unidos, donde están contentos con el biotipo de la hacienda argentina.

“En la década del 50, con la idea de mejorar la relación carne y grasa, después de que los mercados comenzaran a demandar carne magra, se comenzó a mejorar la genética. Hoy se sigue usando genética de algunos países del mundo, la raza está en su mejor momento. Esto le permite volver a crecer ahora, ya que hasta la década del sesenta era la dominante en el país, pero por errores de selección se quedó atrás y lo superaron las otras”, añadió. (Lea en CONtexto ganadero: ¿En qué se diferencian las razas bovinas continentales a las británicas?)

Así mismo, una nota del portal bichosdelcampo.com.ar, indica que “la descendencia lograda por Tarquino se volvió célebre al punto tal de que en la provincia de Buenos Aires, durante más de 50 años, las haciendas vacunas que procedían de las cruzas con dicha sangre fueron conocidas como “tarquinos” o “talquinos”. La historia llegó incluso a las botellas del whisky “The Breeder’s Choice”, donde Tarquino se encuentra codo a codo con sus otros compañeros británicos”.

Según Fabián García, gerente de la Asociación Argentina Criadores de Shorthorn, “aunque ha mostrado una cierta debilidad frente al cruzamiento con otros pelajes, tras 200 años de adaptación al medio ha conseguido reinventarse y readaptarse a los diferentes cambios en los sistemas de producción que se han dado históricamente”.

Añade que “en los registros genealógicos acumulativos de la Sociedad Rural Argentina hay más de 1 millón de cabezas puras sin cruzamiento, y alrededor de 70 cabañas entre Puro Controlado y Pedigree. Mayoritariamente en Argentina el rodeo comercial es cruza entre razas puras, porque eso incrementa la productividad del rodeo llegando a lo que llamamos vigor híbrido. Eso le trae beneficios a los criadores. La raza tiene cierta debilidad frente a eso porque el pelaje negro es dominante y se pone de manifiesto sobre los pelajes de la raza Shorthorn que pueden ir del colorado al blanco”.

Aporta habilidad materna, hace que se desteten terneros en buena condición y pesados al destete; mansedumbre; eficiencia de conversión, es un animal que a igual cantidad de alimento que consumen otras razas producen más cantidad de carne; calidad carnicera, los cortes tienen un excelente marmoleo, tienen genes de terneza.

La raza tiene un futuro enorme porque en el mundo hay una gran demanda de proteínas de alta calidad, y Argentina puede producirlas a bajos costos. En esa demanda la raza Shorthorn tiene cualidades y atributos fundamentales para aportar: la calidad de la carne, la eficiencia de conversión, la mansedumbre y la habilidad materna.


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