Ser ganadero: una vocación que se hereda con el ejemplo

Así describió Francisco Rodríguez, gerente de Colganados, al ganadero y al agricultor, como el emprendedor original, aquel que cambió la forma de obtener los alimentos hace más de 12.000 años, evolucionando desde la recolección, la caza y la pesca hacia los cultivos y la cría de animales.

«El ganadero y el agricultor son los emprendedores originales, es el significado máximo de lo que es un emprendedor. (…) Es el ejemplo de la perseverancia, la disciplina, la tenacidad, de sobreponerse a las situaciones más adversas, de que solamente a través del estudio y la excelencia se llega a algún lado. Por estudio no me refiero solamente al de la universidad, sino también al aprendizaje que se tienen día a día», manifestó.

Como él mismo lo expresó, un ganadero no solamente tiene que saber de la cría y el cuidado de animales: debe ser versado en temas de agricultura, meteorología, contabilidad, mercadeo, entre otras muchas áreas del conocimiento. (Lea en CONtexto ganadero: En este mes celebre el Día del Ganadero con estas actividades)

En los últimos años, buena parte de los ganaderos han combinado su vocación con una orientación más empresarial. En un mundo cada vez más globalizado y donde la seguridad alimentaria es cada vez más relevante en la agenda de los gobiernos locales y mundiales, el ganadero no solo produce carne o leche, sino que así mismo piensa en cómo aumentar su rentabilidad y en cómo atender al mercado y satisfacer al cliente final.

En esta medida, además de tener una orientación económica, los ganaderos y las ganaderas también desarrollan su actividad con una orientación social y ambiental, generando empleo, apoyando a familias del sector urbano y rural, y contribuyendo con la preservación de la naturaleza, de la fauna y la flora, para dejar un legado a las futuras generaciones.

Esto sin duda ha implicado un cambio de pensamiento, abandonando prácticas antiguas y reemplazándolas por nuevas formas de producción y emprendimiento. Por ejemplo, cada vez más tienen espacio y relevancia las mujeres, que lideran la transición hacia una ganadería más moderna y sostenible. Es el caso de Lorena Marcela Builes Cuartas, gerente de AB&C Inversiones:

«Yo me siento muy cómoda (liderando la ganadería), la gente me reconoce, me quiere y me ve como un ejemplo a seguir. Eso ha sido parte del esfuerzo tan grande que he forjado a lo largo del tiempo. Obviamente el camino recorrido ha tenido momentos álgidos y puntos de inflexión que han generado enseñanzas. Pero parte de que tantas mujeres estén entrando al gremio es porque ven la posibilidad de crecer en él».

La ganadera inició como gerente de AB&C Inversiones a muy temprana edad, 22 años, liderando la finca que sus padres consolidaron y dirigiendo a los trabajadores que la vieron crecer. Aunque al principio fue difícil, ha logrado continuar con el legado de su madre Teresita y su padre Alberto, que a su vez heredó de su abuelo, Graciliano Builes. (Lea en CONtexto gandero: La historia de la ganadería AB&C Inversiones)

Paul Rodríguez, gerente de Hacienda El Rosario, también heredó la finca de su madre, procedente a su vez de una línea generacional de ganaderos que se han dedicado al campo por vocación y por pasión. Aunque tenía planes distintos en su juventud, la vida y las circunstancias lo llevaron a liderar la finca que es reconocida en Montería por su tradición ganadera.

«Por mi línea materna, llevamos más de 100 años en este negocio. Aunque mi proyecto de vida estaba enfocado en trabajar en el exterior, por temas del destino y un tema familiar, me tocó regresar y asumir las riendas, dándole un giro a esa ganadería tradicional que llevaba mi familia y buscar un poco más los mercados de valor como está haciendo Fedegán y enfocarme más hacia el tema de exportaciones. Eso es lo que hemos venido haciendo bajo mi administración, la procura del bienestar animal, las certificaciones, mejorar los índices productivos y darle un enfoque más empresarial», anotó.

Para el líder de Hacienda El Rosario, una de las características más importantes de los ganaderos, en especial los ganaderos colombianos, es la resiliencia, pues ante tantas adversidades, siguen empeñados en continuar brindando alimentos a la sociedad. Aun cuando han sufrido por cuenta de la violencia, la inseguridad, la falta de apoyo estatal, la crisis climática, la escasez de mano de obra, la fallas en infraestructura, han logrado salir avante.

«Estamos acostumbrados a muchas adversidades y esas adversidades han hecho que nosotros seamos cada vez más resilientes y nos ajustemos a todos los cambios. Hay una parte de vocación en el oficio de ser ganadero, pero también hay otra que es la mentalidad de hacer cambios constantes y estar alertas ante cualquier circunstancia que se nos presente para darle solución», expresó.

El ejemplo es la mejor forma de transmitir esa vocación

Entonces, ¿solo aquellos que tienen vocación o que han aprendido el oficio de sus padres y abuelos pueden ser ganaderos? Para el gerente de Colganados, no es así, pues varios de los mejores ganaderos que existen hoy en día son de primera generación. Sin embargo, para lograr que más jóvenes sientan la pasión por la producción pecuaria y la interioricen, es a través del ejemplo.

«Los seres humanos aprendemos por emulación. En estos días casualmente estuve donde una joven de 21 años que maneja su propia lechería y desde los 8 años le decía a su mamá que ella quería estudiar en Estados Unidos y, al volver, hacerse cargo de la lechería. ¿Por qué lo hizo? Porque su mamá le mostró con su ejemplo que era un trabajo honorable, que le permitía tener una calidad de vida y no había nada más rico que trabajar en el campo», afirmó.

En efecto, la enseñanza a través del ejemplo es la mejor forma de aleccionar a los niños, niñas y jóvenes e inculcar la vocación ganadera. Según Francisco Rodríguez, si los ganaderos se centran solo en los problemas y se quejan constantemente, sus hijos aprenderán que esta no es una opción válida como proyecto de vida. (Lea en CONtexto ganadero: Francisco Rodríguez, un apasionado por la ganadería y el emprendimiento)

En cambio, si se fijan en las fortalezas del oficio y comprenden que al igual que todo negocio, hay adversidades pero igualmente grandes recompensas (como el trabajo con la naturaleza y los animales), y si se enfocan en que se trata del más noble de los trabajos, el de nutrir a la humanidad, tendrán una vida con propósito. De hecho, él ya está aplicando el ejemplo en su propia familia.

«Mi hija ama a las vacas desde los dos añitos, cuando conoció una vaca, quisiera vivir con ellas, dormir con ellas, y eso es el resultado que ve en la casa, el amor por los animales, el agradecimiento por la actividad que hacemos, cómo nos divertimos en las ferias. Cada vez que hay una feria le damos un proyecto de un animal para que lo peine, lo bañe, lo camine», detalló.

Y agregó: «Para nosotros, las ferias tienen un motivo de unión familiar, de deporte, de competencia sana, de hacer las cosas mejor, que también les enseña muchas cosas positivas a los niños. Entre ellas, la compasión, el cuidado, la ética del trabajo, la recompensa del esfuerzo, la posibilidad de competir y ganar, el logro acorde al trabajo. No hay una escuela mejor que la escuela de la naturaleza, y en este entorno, la escuela de la ganadería, para criar un hijo».