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Por - 10 de Marzo 2017
Si bien las explotaciones ganaderas generan una alta cantidad de gases de efecto invernadero como metano, dióxido de carbono y óxido nitroso, se pueden realizar ciertas prácticas para tratar de reducir estas emisiones.
Si bien las explotaciones ganaderas generan una alta cantidad de gases de efecto invernadero como metano, dióxido de carbono y óxido nitroso, se pueden realizar ciertas prácticas para tratar de reducir estas emisiones. En 2006, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, alertó a todo el planeta cuando anunció que la ganadería podía ser responsable del 18 % de la emisión de gases de efecto invernadero, GEI. Ante la alarma que produjo esta afirmación, en 2009, el Panel Científico de Cambio Climático, IPCC, reveló un informe según el cual tanto la agricultura como la ganadería aportaban del 10 al 12 % de GEI, en donde la ganadería era responsable solo del 3 %. (Lea: Ganadería no produce el 20 % de gases contaminantes en Colombia) En términos generales, la actividad pecuaria produce grandes cantidades de metano (CH4), dióxido de carbono (CO2) y óxido nitroso (N2O). Este sector económico aporta 80 millones de toneladas de metano al año y 7.100 millones de toneladas de dióxido de carbono (que incluye todas las tareas de producción de carne y leche). No obstante, el ganadero puede aplicar algunas técnicas para reducir las emisiones de GEI y hacer una actividad menos contaminante. CONtexto ganadero le presenta algunas de ellas. Dieta de los rumiantes Según la experta María Cristina Amézquita, los productores del sector pecuario tienen la obligación social de recuperar áreas degradadas y de ejercer una actividad más amigable con el medio ambiente. “Nuestra ganadería bajo pastoreo debe hacerse con buenos materiales: buenas gramíneas, buenas leguminosas, buenos árboles, buenas prácticas de manejo, lo cual la hace ambientalmente muy benéfica por la captura de dióxido de carbono”, precisó. Este punto lo desarrolló la zootecnista Ángela Mosquera, experta en nutrición animal, que escribió sobre el manejo de la dieta para disminuir las emisiones de metano, el gas que las vacas emiten más. “Como las vacas son grandes productoras de metano por el proceso de fermentación en el rumen, lo primero que se debe tener en cuenta es corregir la alimentación de la vaca”, indicó. (Lea: Estudio evidencia que ganadería colombiana emite menos GEI) La zootecnista detalló en su artículo que el gas metano se produce en el rumen por la fermentación anaeróbica. La cantidad de metano depende de las bacterias metanogénicas altamente sensibles a cambios en el medio ruminal. Por eso, propuso las siguientes alternativas para reducir la producción de metano: Manejo rotacional de pasturas En este punto, se debe evitar el sobre pastoreo, trabajando una carga adecuada de animales por hectárea y empleando herramientas como el Pastoreo Racional Voisin, PRV. Si es posible, se deben cosechar los pastos antes de 45 días si la luminosidad es adecuada para evitar que los rumiantes consuman pasturas lignificadas. Variedad de alimentación Así como Amézquita, la zootecnista propuso variar la alimentación, ofreciendo sobre todo leguminosas que contribuyen a la degradabilidad de la fibra. “Las leguminosas hacen que la digestión de metano disminuya porque hacen que la producción sea más eficiente. Se pueden suministrar plantas como la morera o los tréboles en clima frío”, afirmó. Uso de subproductos de cosecha con buenos niveles de carbohidratos solubles Tratamientos con urea y melaza en dietas de baja calidad nutricional Manejo de suelos Por su parte, Diego Arciniegas, gerente de la empresa agroecológica ganadera Tierra Buena, emplea una técnica que sirve para mitigar la emisión de dióxido de carbono a la atmósfera. (Lea: Concentración récord de gases de efecto invernadero en la atmósfera) “Una de las técnicas más importantes es no arar la tierra, porque el carbono está capturado en el suelo. Cuando yo paso el arado y volteo la tierra, libero todas esas cantidades de carbono a la atmósfera”, sostuvo. El hecho de no emplear maquinaria también evita la emisión de dióxido de carbono que se da por el consumo de combustibles fósiles, que son los mayores responsables de la emisión de este GEI. Manejo de estiércol Tanto Arciniegas como Mosquera hicieron énfasis en la necesidad de utilizar el excremento del animal para fertilizar y oxigenar el suelo, pues esta acción también contribuye a reducir la propagación de GEI. El gerente de Tierra Buena explicó que la oxigenación se hace con el estiércol, que los cucarrones estercoleros descompactan haciendo túneles para devolver nutrientes a la tierra. (Lea: Antioquia avanza en materia de mediciones de gas metano) Entre tanto, la zootecnista explicó que la fabricación de pozos estercoleros combinada con un lombricultivo para transformar los materiales desechables de forma ecológica. Para esto, ella transforma el excremento en compost al mezclarlo con cal. “Con las excretas de los animales hago compost y con este alimento un cultivo de lombrices. Pero hay muchas fincas que no hacen una utilización correcta del estiércol y finalmente eso termina convirtiéndose en más metano”, señaló. Implementación de sistemas silvopastoriles Todos los expertos consultados señalaron que una herramienta fundamental para mitigar los GEI son los sistemas silvopastoriles. Enrique Murgueitio Restrepo, director del Centro para la Investigación en Sistemas Sostenibles de Producción Agropecuaria, Cipav, resaltó sus bondades. Según él, estos sistemas silvopastoriles tienen efectos sobre los 3 gases: Se reducen las emisiones de dióxido de carbono, porque se consume menos combustible, se transporta menos y se retiene más en los suelos y en las biomasas.
Las emisiones de metano, que tiene 200 veces más poder calórico en la atmósfera que el dióxido de carbono, también se reducen. “Este es el gas por el cual está siendo más atacada la ganadería, pero el metano está en la fermentación de los rumiantes desde toda su historia natural y eso no se puede cambiar”, indicó el director. Pero sí se puede reducir la cantidad, y de acuerdo a un informe sobre SSPi, se han reducido en 20 % las emisiones de metano por animal y por tonelada de leche o de carne. Finalmente, el dióxido de nitrógeno, que es todavía mucho más agresivo, se está reduciendo al mínimo porque no se utilizan fertilizantes de síntesis industrial. Por el contrario, la fijación natural de las plantas leguminosas, que se asocian a las bacterias rhizobium, hacen que el nitrógeno que necesitan las plantas provenga del aire, y no de la industria.
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