Más de 5,3 millones de bovinos y bufalinos alcanza el II Ciclo de Vacunación contra aftosa, en su segunda semana
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Por - 10 de Julio 2019
Los pediluvios son una alternativa de manejo sanitario que desde hace muchos años se ha utilizado para el lavado de las pezuñas de los bovinos. En Colombia esta es una práctica poco utilizada, pero que genera grandes beneficios para el bienestar e integridad de las pezuñas del animal.
Los pediluvios son una alternativa de manejo sanitario que desde hace muchos años se ha utilizado para el lavado de las pezuñas de los bovinos. En Colombia esta es una práctica poco utilizada, pero que genera grandes beneficios para el bienestar e integridad de las pezuñas del animal.
Los pediluvios, comúnmente denominados ‘lava patas’, hacen parte de un espacio en la finca en la que se deposita agua y se realiza el lavado de las pezuñas del ganado. Generalmente están ubicados a la entrada de los corrales de manejo, para que durante el ingreso se pueda realizar una limpieza de sedimentos y excrementos que contenga el animal en las patas.
Anteriormente, solo se utilizaba agua dentro de estos recipientes. Sin embargo, desde hace varios años se han venido utilizando una serie de sustancias como formaldehído (formol) o sulfato de cobre para realizar una eliminación de bacterias y fortalecer la pezuña del bovino.
Humberto Guáqueta, médico veterinario, PhD. y especialista en reproducción bovina y salud de hato, indica que esta es una herramienta de manejo y prevención de cojeras, que se enmarca dentro del programa de salud del aparato locomotor. (Lea: Recuerde que las cojeras no deben tratarse como patología secundaria)
“Se constituyen así, entonces en una herramienta de prevención que se debe manejar dependiendo de la zona, el grado de humedad a la que están expuestas las pezuñas, el tipo de caminos utilizados en el tránsito de los animales, la conformación de la pezuña, la frecuencia en el recorte de las uñas de los animales, entre otras cosas”, afirma Guáqueta.
A través de la historia, se han empleado distintos procedimientos para recuperar aquellos animales afectados por las cojeras o problemas podales, al comienzo solo usaban agua (lavapatas), y se ubicaban a la entrada o salida de la sala de ordeño sin considerar sus dimensiones y profundidad; pero con el pasar de los años, los profesionales de la ganadería los empezaron a utilizar como un medio de desinfección y eliminación de bacterias de las pezuñas de los bovinos, denominándolos pediluvios. (Lea: Higiene y sanidad en el hato, sinónimo de rentabilidad ganadera)
“Los primeros pediluvios eran solo agua, pero a través de la evolución de las prácticas ganaderas, se les fue adicionando medicamentos o sustancias con el fin de prevenir las infecciones y controlar las bacterias que más afectan las pezuñas. Dentro de esas poblaciones bacterianas, la mayoría son gérmenes anaerobios (crecen donde no hay aire), entonces cuando se oxigena y se lava la pezuña, se eliminan dichas condiciones lo cual contribuye a prevenir enfermedades podales”, asegura Guáqueta. (Lea: Tips para desinfectar un predio ganadero)
Dimensiones y frecuencia de uso
Según los expertos, este debe ser mínimo de 1.70 a 2.00 m de largo y con una amplitud de 70 cm. Es decir, “que el bovino pueda dar al menos dos pasos caminando dentro del pediluvio y que no tenga la posibilidad de evadirlo, además debe poseer una superficie antideslizante (para evitar accidentes) y al salir del mismo debe contar con un área limpia de tal forma que el medicamento pueda actuar en medio de la pezuña”, expresa Guáqueta.
Su profundidad no puede ser mayor a los 20 cm. porque podría generar lesiones por quemadura a nivel del rodete coronario del ganado, por lo que se recomienda que el espejo de agua se encuentre alrededor de los 12 a 15 cm.
La frecuencia de uso depende del grado de humedad a la que estén expuestas las pezuñas y la cantidad de barro que acumulen diariamente, por lo que se recomienda realizar el puntaje de patas y pezuñas del hato; en épocas de invierno con pezuñas muy sucias es recomendable que utilizarlos al menos 3 ó 4 veces por semana con un cambio luego de cada 180 a 200 semovientes.
Finalmente, esta práctica de manejo para incrementar la salud del aparato locomotor, debe ser consultada y discutida con su médico veterinario, para precisar las condiciones que mejoren su eficiencia.
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