Fuertes cuestionamientos hacen los ganaderos a las políticas de tierra y paz del gobierno
PorCONtexto ganadero-28 de Noviembre 2024
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Por - 01 de Marzo 2023
Tener datos robustos sobre la capacidad de resiliencia y la sucesión ecológica, es decir qué tanto se regenera por sí solo un ambiente, ayudaría a tomar mejores decisiones sobre los planes de acción para restaurar zonas degradadas.
Tener datos robustos sobre la capacidad de resiliencia y la sucesión ecológica, es decir qué tanto se regenera por sí solo un ambiente, ayudaría a tomar mejores decisiones sobre los planes de acción para restaurar zonas degradadas.
“La resiliencia es útil en la priorización e identificación de zonas aptas para la restauración ecológica como primer paso para planificar y gestionar ese proceso”, señala la bióloga Jennyfer Ruiz, de la Universidad Nacional, y agrega que las áreas de resiliencia intermedia son particularmente óptimas. (Lea: 2021-2030, la década para la Restauración de los Ecosistemas)
Basada en este concepto, la bióloga evaluó la eficiencia de los procesos de restauración ecológica con un enfoque de dinámicas de cambio de fases de sucesiones ecológicas, con el fin de identificar las áreas más aptas para una restauración asistida a partir de variables de resiliencia a nivel de paisaje para el bosque seco tropical del área de influencia del proyecto hidroeléctrico El Quimbo, en el departamento del Huila.
La vegetación de esta zona se encuentra en estados de sucesión ecológica tempranos, intermedios y tardíos, y las amplias matrices de pastos evidencian antiguos usos agropecuarios.
Este trabajo se dividió en dos partes: en principio, se evaluó la resiliencia a partir de la conectividad del paisaje, y desde el porcentaje de hábitat que se estableció tras una revisión de literatura, se encontró que las coberturas correspondientes a las sucesiones intermedia y tardía son apropiadas para este hábitat. En la segunda parte se usaron cuatro variables para medir la resiliencia: distancia de drenajes, precipitación, pendiente y calidad de hábitat. (Lea: La resiliencia climática se tomó Boyacá y Santander con GCS)
“En general, observamos que la persistencia en las dinámicas de cambio en las coberturas sucesionales fue superior al 90 %; las coberturas más dinámicas fueron la sucesión temprana inicial detenida con pérdidas del 4,2 %, y la sucesión intermedia avanzada con ganancias del 2,5 %”, explica la bióloga.
Este resultado indica un avance incipiente de restauración en las trayectorias sucesionales, por cuanto hay pérdidas en estados tempranos y ganancias en estados intermedios o tardíos.
Sin embargo, la investigadora advierte que se necesita una escala temporal más amplia para ver apropiadamente cuáles son las trayectorias de las sucesiones ecológicas, y la vez es clave diversificar los indicadores de ese propósito. (Reportaje: Crecimiento: verde que te quiero verde)
Dos mapas de estudio
El estudio se llevó a cabo en el área de compensación ambiental del proyecto El Quimbo, de unas 11 000 hectáreas, y fue zonificada en 12 subregiones ecológicas para implementar esquemas de restauración asistida; este lugar es heterogéneo ambientalmente, su topografía es variable y va de los 594 a los 1.553 msnm.
La investigación generó dos mapas, uno de 2008 y uno de 2019, en los cuales se clasificaron zonas a partir de 171 levantamientos de vegetación y 118 puntos de muestreo, para ver el estado de la sucesión y qué tan resilientes eran.
Los estadios tempranos indican árboles bajos; los intermedios, árboles jóvenes de rápido crecimiento; y los tardíos, árboles maduros y con regeneración en los suelos. (Lea: Cómo solucionar los grandes retos ambientales que plantea el inicio de la década)
Otro hallazgo es que el desempeño general de la restauración ecológica fue influenciado por la vegetación arbórea remanente en esa zona con historial agrícola, y en general de la región, que ejerce una función fundamental como eslabón en los procesos de colonización, facilitación y reimpresión, que resultan determinantes en el ensamblaje de las comunidades vegetales y la restauración.
“Los bosques secos tropicales son ecosistemas vulnerables y amenazados frente al cambio global y la deforestación. En Colombia sus remanentes apenas llegan al 2,5 % de su extensión original, que era cercana a las 8,9 millones de hectáreas”, señala Ruiz.
Explica además que “los esfuerzos de restauración ecológica son incipientes y requieren incorporar escalas temporales y espaciales más amplias, por eso es clave incluir las dinámicas sucesionales y conceptos como la resiliencia para gestionar y priorizar adecuadamente los recursos destinados a la restauración ecológica asistida”. (Lea: Conozca qué acciones implementar para contribuir con el medio ambiente)
Este es el primer trabajo de un proyecto de investigación del Departamento de Biología de la UNAL que quiere aportar a la identificación de esas áreas a restaurar, a propósito de la Década de la Restauración propuesta por la ONU, que inicia en 2021. Lo que buscan es que la academia aporte insumos para que se haga restauración con toda la base científica y de la mano con el componente humano, que es clave para lograrlo.
Fuente: Agencia de Noticias UN.
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