Motilidad ruminal en bovinos
Foto: Jairoserrano.com

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Qué es y cómo controlar la motilidad ruminal en bovinos

Por - 07 de Julio 2022

Contar con la información de la actividad ruminal de los bovinos es muy valioso ya que permite resolver algunos problemas como la motilidad ruminal. CONtexto ganadero le explica de qué se trata y cómo se puede controlar.


Contar con la información de la actividad ruminal de los bovinos es muy valioso ya que permite resolver algunos problemas como la motilidad ruminal. CONtexto ganadero le explica de qué se trata y cómo se puede controlar.

Juan Vicente González y Angel Revilla explican en un artículo que cuando el veterinario explora la vaca supuestamente enferma, uno de los aspectos que más evalúa es la motilidad del rumen. Y muy frecuentemente a ese animal que no rumia, come o mueve el rumen se le administran ruminatorios. (Lea: El proceso de la rumia: Los movimientos ruminales)

Hay que tener claro que las vacas comen, mueven el rumen y rumian y eructan continuamente. El rumen se mueve aproximadamente dos o tres veces cada dos minutos y lo hace con tres movimientos diferentes: uno para mezclar la comida en el rumen, otro para regurgitar el bolo ruminal y otro para eructar el gas que se produce en la fermentación de la comida.

La rumia empieza media hora después de comer con ciclos de 10 a 60 minutos cada uno. El tiempo de rumia depende de la cantidad de comida ingerida y la cantidad de fibra larga que contenga la ración, lo que se denomina fibra efectiva, pero si el rumen no se mueve no habrá rumia.

Los expertos dicen que el movimiento del rumen depende, obviamente, de lo que coma la vaca, pues si no come no es necesario que se mueva porque no hay comida que mezclar, rumiar, ni gas que eructar.

Pero realmente el control de la motilidad ruminal es algo mucho más complejo. Esto quiere decir que depende de controles intrínsecos al rumen y también de las circunstancias del resto del organismo.

El retículo y el rumen tienen receptores de presión, de pH y de presión osmótica, de tal manera que pequeños incrementos de esos parámetros originan aumento de la motilidad, pero incrementos mayores producen atonía. (Lea: El rumen, motor de la digestión en los bovinos)

De tal forma que, si una vaca come y con esto aumenta la presión, aumentarán los movimientos; pero si la presión aumenta mucho, por ejemplo cuando se timpaniza, se detendrá. Además, el daño en la pared o en los nervios del retículo o en el rumen, como por una reticulitis traumática causada por un alambre clavado en el retículo, también disminuye la motilidad ruminal.

De acuerdo a González y Revilla, cuando una vaca sufre de una infección como del útero, que produce toxinas bacterianas que dan lugar a la producción de mediadores inflamatorios, que a su vez producen fiebre, depresión y anorexia, no comerá, no moverá el rumen ni rumiará.

Por eso, no hay duda que las vacas enfermas comen y rumian menos o incluso lo dejan de hacer en su totalidad.

Según los expertos, aunque en el estomago de los humanos no se corresponde con el rumen, el órgano parejo en la vaca es el cuajar, por lo que los controles básicos de motilidad son parecidos y por lo mismo cuando los humanos estamos enfermos tampoco tenemos ganas de comer, por lo que es muy poco probable que se le recete algún producto que le aumente la motilidad del estomago. (Lea: El cuidado del rumen es el 50 por ciento del éxito de la producción)

Para controlar esta motilidad es importante que se les brinde a los animales, los alimentos forrajeros que favorezcan la distensión de las paredes del rumen, de tal manera que faciliten la motilidad y los procesos fermentativos en el estomago del animal.