Establecer un SSPi, 8 mandamientos, análisis, preparación de suelos, elegir especies, establecer cinco niveles de material verde, privilegiar la luz, periodos de descanso, no insecticidas, no agredir fauna, no sobrepastorear, sal y agua, CONtexto Ganadero, noticias de ganadería colombiana.
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Mandamientos para alcanzar el éxito en un SSPi

Por - 26 de Octubre 2017

Establecer un SSPi no tiene recetas uniformes. Depende de la condición de los suelos, la ubicación de los fundos por pisos térmicos, la disponibilidad de agua, los vientos y el nivel de las precipitaciones, entre otros factores.


Establecer un SSPi no tiene recetas uniformes. Depende de la condición de los suelos, la ubicación de los fundos por pisos térmicos, la disponibilidad de agua, los vientos y el nivel de las precipitaciones, entre otros factores.   En Colombia más de 4.500 hectáreas han migrado hacia Sistemas Silvopastoriles Intensivos SSPi, 20.000 a SPP no intensivos y otras 20.000 a restauración con el proyecto de Ganadería Sostenible. Es de resaltar que una vez se plantan las leguminosas, las gramíneas y los árboles, bastan dos años para su consolidación, pero sólo cuatro o cinco meses para el primer pastoreo.   Estos sistemas de producción generan un importante ahorro en los costos de producción de una ganadería bovina y un impacto positivo sobre el medio ambiente. El éxito de la instauración y manejo futuro de un SSPi, se basa en ocho mandamientos que se resumen así: (Lea: Carta Fedegán 119)   1. Análisis y preparación adecuada de los suelos. La condición y composición físico-química de los suelos –acidez, alcalinidad, salinidad, infiltración y retención hídrica y, en general, el perfil de la capa orgánica– determina el tipo de acondicionamiento. (Lea: SSPi se asocia a mayor ingesta del bovino)   2. Elegir y preparar las especies a sembrar. Las semillas y el material vegetativo de árboles y arbustos, con mayor adaptabilidad a las condiciones bioclimáticas del fundo, pero además, las densidades para que el sistema funcione y produzca el forraje en cantidad y calidad nutricional óptimas.   3. Establecer cinco niveles de material verde. En el primer piso, incluir leguminosas y gramíneas, mezcladas con pastos estoloníferos o invasores, que crecen a gran velocidad y producen biomasa en abundancia. Las variedades son: estrella africana, angleton, climacuna o colosuana, entre otras.   En el segundo piso, se desarrollan pastos cespitosos que producen biomasa y también leguminosas en libre crecimiento.   En áreas con mayor aridez es posible combinar las guineas -Tanzania, Mombaza, india tradicional o guinea común- pajarita pequeña y las nuevas variedades producidas en Brasil. En suelos ácidos funcionan las brachiarias mezcladas con Botón de Oro que tiene proteína -14 y 28 %-.   El tercer piso, lo constituyen los árboles frutales. Entre 2.500 y los 3.200 metros de altura, el Tilo es resistente a las heladas, tiene rápidos rebrotes y obra como control biológico de las plagas que acosan el pasto kikuyo. Aun así, todas las combinaciones son posibles.   El cuarto y quinto pisos son árboles de gran porte y altura, que van por encima de los maderables. No quitan luz al terreno y favorecen la creación de un microclima con menores temperaturas. En este grupo se encuentran las ceibas, samanes, soleras, moncoros, campanos, palmas o la Acacia Magnium para los suelos ácidos, dependiendo de la ubicación del fundo. (Lea: ¿Qué es un sistema silvopastoril intensivo?)   4. Privilegiar la luz. La construcción de los surcos y caballones en los SSPi debe orientarse por medio de brújula, para privilegiar la mayor absorción de la luminosidad de la luz solar. Es decir, de oriente a poniente, excepto en las zonas de pendiente de ladera, donde la siembra se dispone atravesada, en curvas de nivel, pues resulta más importante la protección del suelo, que la biomasa que se produzca.   5. Aplicar los períodos de descanso y recuperación de las zonas pastoreadas. Se acondicionan praderas de 10 hectáreas con cerca eléctrica, para asegurar 12 rotaciones. A su vez, cada uno de estos lotes se subdivide en 44 franjas -de 2.500 metros cuadrados-. Los animales permanecerán en una franja de alimentación durante 24 horas, para un total de ocho días de permanencia al año por franja, con un tiempo de reposo y recuperación de las pasturas entre 40 y 45 días.   6. No agredir el sistema y la fauna con herbicidas o insecticidas. Bajo la tierra trabaja un ejército de escarabajos, lombrices, ciempiés y chisas, entre otras especies. Millones de ellas descomponen las bostas del ganado y reinyectan nutrientes y materia orgánica al suelo, además, descompactan y airean los suelos lo que incrementa la capacidad productiva de la tierra y la resistencia a las sequías, pues la acondicionan para retener 300 veces su peso en agua. Esto ejerce un efectivo control biológico de garrapatas y moscas, que inhibe por completo el uso de herbicidas. (Lea: Ganadería con adaptación al cambio climático)   7. No sobre ni subpastorear las praderas. Este es un sistema diseñado para la rotación intensiva, con alta carga instantánea y ocupación de un día o 12 horas. La norma de oro es no abusar de los pastos y no subpastorear. El crecimiento excesivo de la leucaena puede inhibir el adecuado crecimiento de pasto, o el crecimiento sin control, en general, de las gramíneas y las leguminosas.   8. Aprovisionar agua y sal en cantidad adecuada y con una ubicación estratégica. En los SSPi las reses no van a los caños, ríos, quebradas o jagüeyes. Tanto el agua como la sal van a los animales. Se debe disponer de saladeros cerca de los sitios de pastoreo y de un acueducto ganadero.

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