Los búfalos, claves en el desarrollo de la ganadería colombiana

Los búfalos se han utilizado para la producción de carne y leche así como fuerza de trabajo en diferentes actividades de la producción agropecuaria desde hace muchas décadas. Su llegada al país se remonta al año 1967 y hoy se encuentran hatos bufalinos en 30 departamentos.

El inventario ha crecido un 34 % en el último año según las cifras reportadas desde Fedegán y alimentadas en el censo ganadero que se realiza anualmente dos veces al año en los ciclos de vacunación nacionales, esto denota el posicionamiento de esta actividad dentro de la ganadería nacional.

Para hablar de búfalos en Colombia se debe mencionar como gestores de este rápido desarrollo a la Asociación Colombiana de Criadores de Búfalos (Asobúfalos), fundada en octubre de 1991 y dirigida por Felipe da Costa desde la presidencia de su junta directiva y Alba Lucía Suárez como directora ejecutiva. Esta asociación tiene la delegación oficial que le otorga el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural para llevar el control genealógico y expedir los registros oficiales de las razas bufalinas murra y mediterránea así como de sus cruces.

Asobúfalos fomenta la actividad bufalina y trabaja por el mejoramiento genético de la especie, brinda orientación técnica, promueve investigación, representa el sector bufalino a nivel nacional e internacional, propicia espacios de negocios y aprendizaje permanentes. Hoy cuenta con 150 ganaderos bufalero afiliados y 800 productores vinculados. (Lea en CONtexto ganadero: Búfalos, una opción eficiente para la ganadería regenerativa)

En Colombia

La actividad bufalina se desarrolla primordialmente en programas doble propósito, aún cuando también se encuentran proyectos de lechería y ceba especializada la gran mayoría de los predios donde se encuentran búfalos en el país demuestran que son un importante complemento a la ganadería vacuna pues en el 78 % de los predios con inventario bufalino también existe ganado vacuno.

El departamento de Córdoba es el que tiene un mayor inventario de búfalos, seguido de Santander, Magdalena, Antioquia y Bolívar aun cuando se encuentran animales de esta especie en 30 de los 32 departamentos del país y en 1054 municipios.

El beneficio de búfalos sigue creciendo en el país siendo para el 2023 de 51.860 cabezas. Desde el gremio se tiene una intensa campaña para controlar el sacrificio de hembras, salvo que sea por temas puramente técnicos.

El peso promedio de sacrificio es de 447 kg y el rendimiento en canal para los machos fue del 50,5 % y de las hembras del 48,8 %, la asociación estima que para 2030 se puede triplicar el inventario de búfalos, llegar a producir 183,928,000 litros de leche y 27.774 toneladas de carne de búfalo.

El reto es que los consumidores colombianos encuentren en sus expendios los productos cárnicos y lácteos de búfalo y los consuman por sus atributos nutracéuticos por su calidad y sabor. (Lea en CONtexto ganadero: Por qué los búfalos son los reyes del trópico)

Los búfalos pueden alcanzar un tamaño considerable con pesos que varían dependiendo de la edad y la alimentación pudiendo llegar a superar los 900 kg, su pelaje generalmente es corto y oscuro adaptado para protegerlos de condiciones climáticas adversas del trópico, estos herbívoros consumen principalmente pastos y algunas plantas acuáticas y son bastante precoces reproductivamente y en condiciones apropiadas pueden vivir hasta 25 y 30 años

El tiempo de permanencia en ceba es corto, por su eficiencia productiva logrando animales de 470 kg de peso vivo a los 18 meses de edad y sus lactancias pueden alcanzar de 5 a 7 meses permitiendo buenos flujos de caja al productor.

Control sanitario es clave

Como en toda producción pecuaria el búfalo requiere de programas de control sanitario para prevenir enfermedades comunes en los bovinos; son sensibles a los hemoparásitos como la tripanosomiasis, la babesiosis y la anaplasmosis por lo que es fundamental tener un protocolo sanitario adecuado para poder detectarlos y tratar a tiempo.

Cuando son bucerros están muy expuestos a la coxidiosis por lo que se meten en los charcos y al no tener la piel tan gruesa como los adultos al secarse el barro les pica y buscan rascarse con la lengua y los dientes y así es como se infestan es por esto que es indispensable un protocolo de desparasitación definido por un médico veterinario. (Lea en CONtexto ganadero: El búfalo le da la mano a la ganadería bovina, especialmente en épocas críticas: Asobúfalos)

Son muy tolerantes al calor y a las condiciones adversas aunque se pueden adaptar a climas templados o fríos encontrándose desde el nivel del mar hasta los 4000 metros sobre el nivel del mar, al igual que los vacunos se deben deben identificar al nacimiento en su oreja derecha tatuando el número de su madre y en la oreja izquierda su número correspondiente si utilizamos chapeta por delante irá el número de la madre y por detrás el número del animal.

Los búfalos contribuyen a la diversificación de la ganadería promoviendo sistemas agropecuarios resilientes y sostenibles pues impactan de manera positiva el ecosistema del que están diversificando fauna y flora protegiendo las fuentes de agua.

Los búfalos son animales precoces y de gran rusticidad lo que no se debe interpretar o justificar para no darles las condiciones de bienestar animal ni contar con los protocolos sanitarios requeridos.