Más de 5,3 millones de bovinos y bufalinos alcanza el II Ciclo de Vacunación contra aftosa, en su segunda semana
PorCONtexto ganadero-18 de Noviembre 2024
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Por - 21 de Enero 2021
La presencia de helmintos en ganado vacuno se puede presentar por diversos factores, desde la presencia de los parásitos en el medio ambiente hasta los cambios en la dieta o la etapa en la que se encuentra el ganado.
La presencia de helmintos en ganado vacuno se puede presentar por diversos factores, desde la presencia de los parásitos en el medio ambiente hasta los cambios en la dieta o la etapa en la que se encuentra el ganado.
Una revisión bibliográfica de la profesora de la Universidad Nacional Helia Rodríguez de Cardona revela que la consideración de los tipos de helmintiasis se hace evaluando las diferentes variables que pueden conducir a un incremento de la población de gusanos.
Helmintiasis debidas al incremento en la masa infectiva
Esta situación es común a todas las poblaciones usualmente después de la primera generación de parásitos. Son varias las causas de las fluctuaciones en el número y viabilidad de los estados infectivos de los helmintos. (Lea: Hemoncosis también puede presentarse en bovinos)
Una es el potencial biológico o capacidad de éxito del parásito, que se mide por su fecundidad. Parásitos que producen mayor cantidad de huevos, como el Haemonchus sp y Ascaris, tienen mayor potencial biótico y las enfermedades producidas por ellos son más comunes.
Otra causa radica en el manejo del ganado, pues algunas prácticas como la rotación de potreros pueden elevar la carga parasitaria. Del mismo, la inmunidad del animal es determinante, que puede verse afectada por factores como un elevado nivel de estrés.
Finalmente, parámetros del medio ambiente como una moderada temperatura y una alta humedad puede favorecer el desarrollo y supervivencia de larvas y huevos de helmintos, así como los cambios estacionales, como la transición a las lluvias.
Helmintiasis por la susceptibilidad del ganado
La alteración en una infestación existente se observa principalmente en adolescentes o adultos, quienes albergan una baja carga parasitaria. La entrada se asocia generalmente a enfermedad, lo que se refleja en una productividad subóptima y una helmintiasis subclínica.
Los principales cambios a los cuales puede estar sujeto el bovino pueden ser cambios en la dieta, dado que un incremento en el suministro de carbohidratos y su alto contenido energético estimula el metabolismo anaerobio de los parásitos.
También se han reportado deficiencias de minerales y elementos trazas, o una disminución de la inmunidad en el parto y el destete, época durante la cual se eleva la fecundidad de los parásitos, poniendo en peligro a los terneros que no han tenido tiempo de desarrollar una resistencia.
Traslado de población susceptible a un ambiente infestado
Una helmintiasis como resultado de este traslado puede presentarse en rumiantes que no han sido expuestos previamente a la infestación y son llevados de un área no endémica a un área endémica, donde tienen mayor riesgo de contraer enfermedad.
Esto puede ocurrir como consecuencia de la longevidad de las especies de helmintos y a las condiciones climáticas. El Trichostrongylus sp. es capaz de sobrevivir en zonas templadas a una temperatura de 10º – 15º y humedad relativa alta.
En zonas áridas, la supervivencia de los helmintos es limitada y después de uno o dos meses de altas temperaturas y baja humedad, la pastura está virtualmente libre de huevos. (Lea:¿Son las garrapatas más generadoras de pérdidas que los helmintos?)
Hay que tener en cuenta que algunos helmintos son capaces de infestar diferentes huéspedes, como la fasciola hepática a bovinos, porcinos, ovinos, equinos, asnos, conejos y otros. O puede haber una asociación entre el sexo del huésped y la respuesta a la infestación helmíntica.
Dobson halló que ovinos machos son más susceptibles al Oesophagostomun colombianum que los ovinos hembras, un fenómeno que ocurre con Ostertagia sp. y Strongyloides papillosus. En ratas, se encontró que la respuesta inmune de las hembras fue más alta que la de machos enteros pero similar a la dada por los machos castrados.
La experta aseguró que aparentemente los machos bovinos enteros también son más susceptibles al parasitismo que los castrados, lo cual puede ser de importancia epidemiológica en países en que la castración no es practicada rutinariamente.
Infestación en un ambiente no contaminado
Las cuarentenas impuestas a los animales importados son severas en cuanto a las enfermedades infectocontagiosas, pero no son estrictas en el caso del parasitismo gastrointestinal. (Lea: Aprenda a usar antihelmínticos para evitar la resistencia de parásitos)
Estas importaciones traen problemas parasitarios en áreas en donde no existía el género que venía afectando al animal importado. Asimismo, la transferencia de la infestación de una granja a otra vía fecal ha ocurrido, debido a la aplicación de estiércol como abono en las pasturas.
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