Más de 5,3 millones de bovinos y bufalinos alcanza el II Ciclo de Vacunación contra aftosa, en su segunda semana
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Por - 22 de Marzo 2017
Esta es una práctica poco conocida y citada en literatura, aunque los productores la utilizan de forma empírica como alternativa para procurar alimento a sus animales. Aquí le explicamos en qué consiste, sus ventajas y sus desventajas.
Esta es una práctica poco conocida y citada en literatura, aunque los productores la utilizan de forma empírica como alternativa para procurar alimento a sus animales. Aquí le explicamos en qué consiste, sus ventajas y sus desventajas. El heno en pie o forraje diferido retrasa el uso de pasto para períodos de escasez, sobre todo en verano. Especies que resisten la sequía se dejan más tiempo como reserva de forraje, es el caso de las Brachiaria brizantha, la Brachiaria decumbens y Toledo. Diego Arciniegas, gerente de la empresa ganadera Tierra Buena, explicó que esta técnica se utiliza sobre todo en trópico bajo, en zonas como la región Caribe, los Llanos Orientales y el Tolima Grande. (Lea: La importancia de la fibra efectiva en la alimentación del ganado) “En el diseño de potreros, siempre buscamos que nos quede pasto suficiente para el verano. Entonces cuando se hace rotación, los potreros que empiezan a quedar con comida se vuelven heno en pie. En vez de introducir mano de obra y cortar el pasto, se dejan ahí para tener reserva de alimentos”, señaló. En este sentido, el heno en pie asegura la existencia de biomasa como fuente de alimento para los animales, mas no contiene nutrientes que garanticen la productividad. Si bien la calidad del pasto es reducida por esta técnica, se garantiza que los bovinos tendrán algo de comer en la época de escasez. (Lea: Conozca los tipos de enfardadoras que se comercializan en el país) “Ese pasto se termina pasando y pierde su calidad nutricional. Es una buena opción si no tengo maquinaria, mano de obra o forma de almacenar comida. Entonces el concepto de heno en pie es una alternativa adicional de alimentación”, sostuvo. Usualmente, los pequeños y medianos ganaderos apelan a esta práctica porque no cuentan con los equipos necesarios para elaborar el heno. Por el contrario, dejan pasar el punto óptimo del pasto y alimentan al ganado con pasto viejo, que conserva fibra pero ya ha perdido gran parte de proteína o energía, incluso deja de ser digerible. Como lo señaló el experto, las paredes celulares del forraje se hacen más gruesas y el ganado demora mucho en digerir el heno. (Lea: Conozca las diferentes formas de empacar el heno) “Esto implica un gasto energético para los animales. Para ponerlo en términos coloquiales, es como si tuvieran un chicle que mastican y no aprovechan. Eso es peor con pastos de corte como algunas cañas, que si se pasan del punto óptimo, los bovinos ya no tratarán de comerla”, señaló. Otros expertos defienden la aplicación de la técnica como una forma de recuperación del suelo pues las raíces de los pastos penetran más la tierra e incorporan más materia orgánica. Asimismo, se aumenta la capacidad del pasto de competir con malezas, redistribuir sus semillas e incrementar reservas para un mejor rebrote. (Lea: 7 factores que determinan la calidad del heno)
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