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La salud de la ubre durante el periodo seco es clave para la lactancia

Por - 05 de Abril 2021

El periodo seco es una necesidad fisiológica de la vaca lechera y está directamente relacionado con la salud de la ubre y la producción de leche en la próxima lactancia.


El periodo seco es una necesidad fisiológica de la vaca lechera y está directamente relacionado con la salud de la ubre y la producción de leche en la próxima lactancia.

En los sistemas de producción de leche se requiere de un cese en la producción de leche antes de la próxima lactancia, con el fin de que la glándula mamaria pue­da regenerar el epitelio secretor y de esta forma asegurar que en la próxima lactancia la producción de leche sea óptima; este tiempo es conocido como período seco, explica Fernando Hecney Sedano Ramírez, Especialista Técnico en Salud Animal de la firma Ouro­fino. (Lea: Higiene y cuidados de la ubre para tener una buena producción)

Las vacas de lechería especializada y grandes productoras de leche, producen tanta leche que no se “secan” automáticamente, por lo que el ganadero debe simplemente dejar de ordeñarlas. En condiciones normales, las vacas dejarían de pro­ducir leche cuando están próximas a parir, probablemente debido a que el rápido crecimiento del ter­nero exige demasiada energía y la ubre necesita prepararse para el siguiente período de lactancia.

Por lo tanto, el período seco es el período comprendido entre la terminación de la producción y el siguiente parto.

Tradicionalmente se ha considera­do una duración de 60 días como el tiempo óptimo para el periodo seco debido fundamentalmente a que periodos más cortos resultan en una menor producción de leche en la siguiente lactación. Así mismo, períodos menores de 45 días y mayores de 70 provocan una disminución entre el 20 y 25 % en el volumen de leche producida en la siguiente lactancia.

Sostiene el experto que las vacas que son sometidas al proceso de secado deben ser ob­servadas y tratadas con máxima atención sanitaria. Se sabe que unos elevados casos de mastitis se adquieren durante este tiem­po, generalmente todo se debe a inadecuados manejos sanitarios por eso nunca se deben secar vacas con mastitis clínica.

Una semana antes de iniciar el pro­ceso de secado las vacas deben ser ubicadas en un potrero aparte, re­tirárseles el suministro de concen­trados alimentarios, tales como sales minerales y granulados y darles pasto seco o semi-seco de baja calidad y agua. Interviniendo discretamente su alimentación, gradualmente se puede minimizar la producción de leche. (Lea: Conozca por qué es importante conocer el puntaje de la ubre)

Además, se deben revisar todas las vacas 15 días antes de su fecha de secado. A las que tengan mastitis clí­nica se les debe aplicar un tratamien­to de acuerdo al resultado del aná­lisis de laboratorio o al tipo de mastitis que se sospeche, a criterio del médico veterinario. El día del secado a las vacas con mas­titis subclínica grado 3 se les aplica un antibiótico de larga acción y un tubo intramamario.

El período seco puede dividirse en 3 fases. La primera es la involución activa que es cuando las células mamarias secretoras su­fren muerte celular o apoptosis, sin embargo, la producción de le­che continua durante 2-3 días, la presión intramamaria es alta, baja la actividad inmune de las células fagocíticas y se aumenta el riesgo de nuevas infecciones.

La segunda fase corresponde a la involución estable que se caracteriza por ausencia de secreción de leche, ubres de bajo volumen, alta concen­tración de lactoferrina (Igm) y relativamente un bajo riesgo de nuevas infecciones.

La tercera es la calostrogenesis, que es la renova­ción celular, el comienzo de secreción de las células nuevas, acumulación de componentes lácteos, inmunoglobulinas y ca­lostro. Se presenta una inflama­ción de la ubre especialmente tres días antes del parto, existe alto riesgo de nuevas infecciones por el aumento en la presión intra­mamaria y una disminución del sistema inmune de la vaca. (Lea: 3 aspectos para evaluar la ubre)

El objetivo fundamental del pe­riodo seco es tener el menor nú­mero de cuartos infectados en la siguiente lactación para de esta manera asegurar una alta producción de leche. Este objetivo se consigue previniendo la aparición de nuevas infecciones y aumen­tando la tasa de curación de las in­fecciones presentes. Este periodo también busca garantizar el des­canso de la glándula mamaria y la regeneración del tejido glandular productor de leche.

La época más eficaz para tratar infecciones subclínicas de la ubre es en el secado porque el índice de curación es más alto que el alcanzado por el tratamiento durante la lactancia, particularmen­te para el Staphylococcus aureus. Además, se puede utilizar una dosis mu­cho más alta de antibiótico y la retención de este en la ubre es más largo.

El período seco puede acortarse inesperadamente por variables naturales, enferme­dades, concepción gemelar y/o errores de manejo. Por lo tanto, la planeación de un período seco suficientemente largo proporcio­na un margen de seguridad.

Así, si una vaca pare antes de la fecha esperada, todavía tiene la oportuni­dad de una duración razonable del período seco, lo que le permite la proliferación de suficientes células epiteliales para garantizar la pro­ducción de leche después del parto.  

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