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La ganadería intensiva se puede hacer con poca tecnología

Por - 26 de Octubre 2016

Si bien es cierto que el término de intensificación en la actividad pecuaria se relaciona con la aplicación de tecnologías, también se puede implementar en los sistemas que no cuentan con este tipo de herramientas.


Si bien es cierto que el término de intensificación en la actividad pecuaria se relaciona con la aplicación de tecnologías, también se puede implementar en los sistemas que no cuentan con este tipo de herramientas.   La ganadería intensiva generalmente se define como el sistema donde los animales están cercados y se desarrollan en condiciones con luz y temperaturas creadas de forma artificial, con el fin de aumentar la producción en el menor tiempo posible.   Con esto se busca aprovechar al máximo el terreno y confinar en un espacio reducido el mayor número de animales, que en el caso de bovinos pueden ir de 4 a 30 cabezas por hectárea. (Lea: Es posible tener hatos ganaderos eficientes en espacios reducidos)   En estos espacios, el propietario suministra a su ganado alimentos enriquecidos como concentrados, con el fin que los semovientes se desarrollen más rápidamente. Por este motivo, es necesaria una enorme inversión en cuanto a instalaciones, mano de obra, insumos, implementos, entre otros.   El zootecnista Jaime Henríquez Guarín señaló en un artículo titulado “Volvamos a lo básico” que la intensificación se relación con tecnologías como el confinamiento, los pastos de corte, los programas de cálculo de raciones, la suplementación estratégica, el diseño de salas de ordeño automatizadas, etc.   Para el experto, este término es un mito, sobre todo en los hatos colombianos donde la mayoría de ganaderos disponen de amplias extensiones de terreno para hacer pastar a sus animales. (Entrevista: Colombia tiene la tierra y los animales, ahora debe ser más productiva)   Añadió que la rentabilidad no debería enfocarse en sistemas de evaluación como litros por lactancia o litros libres, esto es, el margen que existe entre el precio recibido por el litro de leche y el costo en alimentación.   Para él, ninguno de los 2 sistemas se acerca a la realidad. En primer lugar, los litros por lactancia no hablan ni de los costos de producción ni de la eficiencia del recurso tierra. En cuanto al concepto “litros libres”, expresó que no se tienen en cuenta otros gastos como la mano de obra, los servicios, los fertilizantes o incluso el combustible.   “Al ganadero lo que menos le interesa es saber si la vaca Margarita batió el record de producción nacional, lo que realmente le interesa al fin de cuentas es saber si su explotación le es rentable y sostenible con el menor riesgo posible”, escribió. (Lea: Aprenda todo sobre la ganadería sustentable)   Para Henríquez Guarín, una ganadería intensiva debería dedicarse primero a fortalecer la producción de forraje con un manejo adecuado de las pasturas (incluyendo cuidado de suelos y selección de semillas) y aforo de potreros. Para medir su eficiencia, aconsejó tener en cuenta los siguientes parámetros: * Kilos de pasto por hectárea. * Kilos de pasto ofrecido vaca por día. * Kilos de pasto consumidos/vaca/día. * Porcentaje de pérdidas. * Costo del kilo de pasto producido. * Kilos de pasto consumidos por cada litro de leche producida (eficiencia alimenticia). * Costo de producción del litro de leche. * Ingreso neto por hectárea/año. * Cálculo de excedentes anuales con fines de conservación de forrajes. * Requerimientos de fertilización y enmiendas.

De este modo, el zootecnista también recomendó desarrollar una ganadería intensiva que procure no solamente el suministro de forraje, sino también una adecuada suplementación. (Lea: 3 consejos para hacer de la ganadería una actividad sostenible)   Así pues, al ofrecer otros productos además de pasto, se pretende aumentar y mantener los altos niveles de producción de la vaca, cubrir el déficit de forraje en épocas específicas y mejorar la condición corporal y el comportamiento reproductivo.   Henríquez especificó que las reses necesitan fuentes de energía o proteína cuando los pastos no suministran estos nutrientes, acompañado con programas de mejoramiento genético que corrijan estas falencias y se obtenga un tipo de bovino más coherente con el sistema de pastoreo.   Finalmente, manifestó que el grado de rentabilidad de un programa de suplementación dependerá del precio de la leche y la habilidad del ganadero para conseguir suplementos de alto valor nutricional a precios bajos.

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