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Por CONtexto ganadero - 10 de Abril 2024
En una entrevista con CONtexto ganadero, Ignacio Villanueva, argentino y ganadero radicado en Colombia, está implementando una alimentación basada en residuos frutales y contó su experiencia para este medio.
En Sopó, Cundinamarca, una pareja de ganaderos está desafiando las convenciones establecidas en la cría de ganado. Ignacio Villanueva, un argentino con visión emprendedora, y su esposa colombiana están liderando un proyecto que podría revolucionar la manera en que se produce carne de alta calidad en el país. Su enfoque innovador implica en alimentar a sus animales, en su mayoría angus, únicamente con residuos de frutas y flores en lugar del tradicional pastoreo en extensos terrenos.
La historia de este proyecto ganadero ha sido compartida en una entrevista ofrecida a CONtexto ganadero, donde Ignacio Villanueva explica el origen y los fundamentos de su proyecto. Con una perspectiva clara sobre la creciente demanda de calidad por parte de los consumidores colombianos, Villanueva y su esposa se propusieron crear una alternativa sostenible y rentable en la cría de ganado de carne.
La idea detrás del proyecto es aprovechar los residuos generados por la industria de frutas y flores para alimentar al ganado. En una región donde la ganadería extensiva ha sido históricamente la norma, este enfoque representa un cambio significativo en la forma en que se aborda la alimentación del ganado y se gestiona el impacto ambiental.
En lugar de dejar que toneladas de cáscaras y sobrantes de limón, mandarina, maracuyá, naranja, aguacate, piña y claveles terminen en la basura, Villanueva desarrolló una técnica para convertir estos residuos en una dieta perfectamente balanceada para sus animales.
Para lograrlo, el ganadero cuenta que las frutas y flores fueron sometidas a estudios nutricionales con el fin de conocer los detalles de los componentes de cada alimento y realizar las combinaciones pertinentes para cada etapa del animal y sus requerimientos nutricionales.
El proceso no es simplemente recoger residuos y dárselos al ganado; se lleva a cabo un riguroso proceso de revisión para garantizar la seguridad y calidad de los alimentos y un procesamiento que realiza Villanueva directamente en su finca, tras las llegadas de los camiones con las frutas.
Los beneficios de este también se traducen en resultados económicos favorables. Aunque la alimentación con residuos puede ser más costosa y llevar más tiempo de preparación que el pastoreo convencional, se están viendo resultados significativos en términos de rapidez de engorde y rentabilidad.
“Mientras que un ganadero convencional puede esperar hasta 14 meses para engordar un novillo, nosotros lo logramos en tan solo 8 o 10 meses” afirma y asegura a que se debe a una alimentación cuidadosamente diseñada y balanceada.
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