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Esta no es la crisis lechera de siempre, ni mucho menos cíclica… ¡rompió el molde!

Por Ricardo Arenas Ovalle - 30 de Mayo 2024


Tuve el honor de moderar un conversatorio el pasado 27 de mayo sobre la grave crisis que afecta la cadena láctea nacional. Y fue un honor, no solo por la numerosa audiencia que se tuvo en vivo, sino también por el lujo de invitados con que se contó.

Ellos fueron: la gerente de Lácteos La Fontana, una importante empresa de transformación de leche en el norte de Antioquia, de grata recordación entre los ganaderos de la región, por su compromiso con sus proveedores del sector primario y su lucha por mantener sus precios de compra lo mas justos posibles, un zootecnista y ganadero de vieja data, propietario de la Hacienda San Nicolas, apasionado como el que más por este sector y caqueteño de racamandaca. Este departamento, dicho sea de paso, es ya la tercera cuenca lechera del país con cerca de dos millones de litros diarios de producción de leche, y cuenta además con la diferencia abismal de ser la única en la que el 100% de la producción que sale al mercado nacional se transforma el interior del departamento en queso picado salado y queso Caquetá, y una pequeña parte en leche precondensada igualmente industrializada, nada sale como leche cruda.

Completé el grupo de invitados con un médico veterinario, especialista en reproducción, ganadero y presidente del consejo de administración de COOLACTEOS, la cooperativa lechera mas grande del departamento de Nariño y evidente conocedor de la problemática regional, fronteriza, de seguridad y productiva de esta cuenca; y con otro médico veterinario experto en salud animal, ganadero y líder gremial de la capital lechera de Colombia, presidente de la Asociación de ganaderos del Valle de Ubaté, organismo de inspección autorizado por el ICA para la certificación de fincas libres de Brucelosis y Tuberculosis Bovina. Todos con más de 20 y 30 años de experiencia profesional en esta cadena de valor que es sin duda la que produce el alimento mas nutritivo y delicioso: LA LECHE.

Inicié nuestra conversación con una breve radiografía sectorial a manera de “foto” de la situación actual, que en 4 o 5 columnas he desarrollado en estos últimos meses y en la que los participantes estuvieron de acuerdo. Una salvedad: como lo señalaron algunos, y como lo he vivido por mas de 34 años en este importante renglón de la economía, las crisis por factores climáticos y de vacaciones escolares como fenómeno de consumo, han sido cíclicas, pero al menos en mi criterio, jamás una tan larga y tan de difícil retorno como esta.

El flash actual de nuestro sector es el siguiente:

Ø Mucha leche, poco consumo. En 2023, la producción nacional se ubicó en 7.092 millones de litros, aunque no es la más alta de los últimos años, si es un muy importante volumen de producción; mientras que el consumo per cápita ha venido en franca reducción luego de los primeros meses de la pandemia y hoy se estima en escasos 140 litros por habitante año, habiendo llegado hace varios años a 156 litros, gracias a las campañas de fomento que lo subieron de los 137 litros de décadas anteriores. Retrocedimos dramáticamente. Bastante lejos de la recomendación FAO y OMS de 170 litros por habitante al año. Aquí el fomento al consumo, las compras publicas efectivas y los sellos que apoyen campaña al consumo de lo nuestro —de leche 100% pura leche colombiana—, son indispensables.

Ø Mediano consumo en estratos altos y medios, y muy bajo en estratos 1, 2 y 3. En el estrato uno llega hasta apenas a 17 Litros por habitante año. Aquí el poder adquisitivo es evidente como motor o freno del consumo, más aún cuando la innovación en productos lácteos de bajo costo brilla por su ausencia en nuestro país.

Ø Altos precios al consumidor y bajos precios de compra al productor, evidenciando un desequilibrio cada vez mayor a lo largo de la cadena y fruto entre otras, a nuevos actores y a ineficiencias de los procesos comerciales e industriales. De precios de compra de $1.300 por litro en la actualidad para zonas distantes y de mercado informal o el promedio nacional del canal formal en abril de este año de $2.042, pasamos a un precio promedio al consumidor que supera los $5.670 por litro.

Ø Altos inventarios y altas importaciones, lo que a todas luces resulta paradójico. Culpamos con mucho de razón a los TLC firmados hace más de una década, por las altas importaciones, y nos aterra el vencimiento de los contingentes de cero aranceles con EEUU y Europa, en 2026 y 2028 respectivamente. Acusamos inventarios a 31 de diciembre pasado de 206,5 millones de litros mientras que en ese año se importaron el equivalente a 232,2 millones de litros de leche, sin contar con las 14.504 toneladas de lactosueros supuestamente necesarios para atender la demanda de la industria de galletería y panadería a la que parece que no le es suficiente la oferta local. Pero, ¿y los 15 años que hemos dilapidado en modernizar y hacer competitiva la cadena y particularmente la producción primaria, que? La populista propuesta de cancelar o renegociar los TLC, es tan difícil que es realmente imposible y de darse algo en ese sentido, se llevaría por delante otros renglones de la economía nacional y campesina que sería más grave el remedio que la enfermedad.

Ø Mucho productor, poco comprador. La estructura naturalmente oligopsónica de la cadena, exige que en un libre mercado de modelo capitalista (no salvaje), el Estado entre a regular para evitar las distorsiones y posiciones dominantes, en favor de los productores campesinos ganaderos de los que existen alrededor de 397.000 en la geografía nacional mientras escasamente hay 344 compradores de leche formalmente registrados en el país

Ø Muchos pequeños ganaderos, pocos grandes compradores. Mientras el 79% de los productores son micro y pequeños productores de menos de 50 animales, hay 10 empresas que compran el 49% del mercado formal y las 20 más grandes acopian el 69% de este mercado.

Ø Mucha informalidad, poca asociatividad e integración de la cadena. El acopio formal llega apenas al 47% de la producción nacional habiendo crecido en años anteriores a casi el 55%. Retrocedimos, también. Ejemplos exitosos de verdadera asociatividad, encadenamientos e integración de cadena podríamos casi que contarlos con los dedos de la mano, mientras que el eslabón de comercialización como las grandes superficies no se sienten parte de la cadena a pesar de que hoy en día con marcas propias e importación directa o tercerizada y reempaques, muerden una parte creciente del pastel, afectando a toda la cadena. Aquí un reconocimiento a la integración y encadenamiento que se tiene en el “Pacto Caquetá, cero deforestación – Queso Caquetá” pues ratificado por mi invitado de la región, ha sido un contenedor de la crisis para los ganaderos inmersos en él. Bien por el Comité departamental de ganaderos del Caquetá.

Ø Mucha leche fresca, poca infraestructura de procesamiento. La leche por su alta calidad nutricional es también altamente perecedera y la infraestructura de frio en el eslabón primario y de acopio, de industrialización en leche en polvo y productos de larga duración es aún muy escasa.

Ø Altos intereses, alto costo país para la producción y baja inversión subsecuente y obvia que se agrava con la deteriorada seguridad en el país, como lo acusaron desde Nariño.

Ø Buena oferta genética para la producción primaria pero deficientes nutrición y reproducción por temas de manejo y sanitarios; acentuada en la baja cobertura y extensión de los programas de asistencia técnica a la producción nacional.

Ø Suficiente oferta tecnológica, poca extensión e implementación. El conocimiento y la oferta tecnológica existe, la investigación en el país ha crecido afortunadamente hacia la investigación aplicada más hacia los galácticos objetivos mega científicos. Aquí un llamado a la academia y las entidades de investigación, para seguir esa senda. Esta baja implementación, escaso servicio de extensión y de asistencia técnica calificada, traen obviamente como resultado una baja productividad en la producción láctea.

Ø Caída en la imagen de calidad ante el consumidor por razones que van desde las campañas mentirosas sobre las necesidades nutricionales de los seres humanos, de maltrato animal y de que la causa del calentamiento global sea la ganadería; achacados por años en discursos populistas de veganos y animalistas extremos, a nuestra hermosa actividad. Un llamado aquí a los profesionales del sector y a todos en general a hablar bien de la leche y de la ganadería, a mostrar la verdad con cifras y no con mitos; y otro llamado a una pequeña parte de la industria a evitar practicas non-santas de uso de lactosueros de quesos análogos que tanto daño han hecho a nuestra imagen de cadena. Solo así mejoraremos el consumo.

De las intervenciones de los participantes logré muchas conclusiones enriquecedoras, y ratifiqué el diagnóstico que vengo haciendo de años. Resalto sin temor, aquello que dijeron mis compañeros en relación a que hablemos bien de la leche, a que apoyemos a la industria formal pequeña y creciente, a que plasmemos ya en realidad, las medidas de apoyo coyuntural como las compras públicas y a que no olvidemos que la seguridad en el campo, las vías y en general la movilidad tan deteriorada en regiones como Nariño, Cauca, Arauca o la costa atlántica se traducen en seguridad alimentaria para el país y en condiciones dignas para los productores campesinos.

Por años hemos visto que las políticas sectoriales adolecen de visión técnica de desarrollo agropecuario y su ejecución en programas y proyectos han fallado quizá por esta falta de intervención de profesionales del sector, que claramente está en déficit desde las fincas escondidas de Nariño o Boyacá y en las oficinas del ministerio o de las entidades oficiales.

Nota bene:

El próximo 1 de junio celebramos el día mundial de la leche, una oportunidad para empezar ese día a hablar bien de la leche, a consumir más leche y más derivados lácteos y a convencer a nuestros allegados, que el consumo de leche y quesos es benéfico para nuestra salud y la del país en general.

Ricardo Arenas Ovalle: es Médico Veterinario, Especialista en Finanzas y Negocios Internacionales, Especialista en Gerencia de empresas agropecuarias, Consultor agroindustrial. Experto en producción y calidad de leche.

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