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Foto: proveg.comTambién se ha desmentido la idea de que la ganadería es la culpable de la deforestación.

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¿Es la ganadería realmente la mayor culpable del cambio climático? La respuesta es NO

Por CONtexto ganadero - 24 de Abril 2024

También se ha desmentido la idea de que la ganadería es la culpable de la deforestación.

Aunque el papel del ganado en el cambio climático no debe ser ignorado, el enfoque excesivo en este sector podría estar desviando la atención de soluciones más amplias y efectivas, asegura el empresario y experto Eurof Uppington.


En un mundo cada vez más preocupado por el cambio climático, la búsqueda de soluciones efectivas se ha convertido en una prioridad global. Sin embargo, Eurof Uppington, director ejecutivo y fundador de Amfora, plantea una perspectiva provocadora en su reciente artículo publicado en EuroNews. Uppington argumenta que la atención excesiva centrada en el ganado, especialmente las vacas, como principal contribuyente al cambio climático está mal dirigida.

El debate sobre el impacto ambiental del ganado ha sido encendido y amplificado por numerosas fuentes, desde científicos hasta celebridades y medios de comunicación. La narrativa predominante sugiere que las emisiones de gases de efecto invernadero, particularmente el metano producido por el sistema digestivo de los rumiantes, junto con la deforestación para la expansión de pastizales, convierten a la industria ganadera en un enemigo ambiental público número uno.

Sin embargo, Uppington desafía esta narrativa, presentando argumentos convincentes respaldados por datos y análisis. Primero, señala que el impacto climático del ganado puede estar siendo exagerado. El metano producido por los rumiantes es parte de un ciclo natural, donde el carbono en el metano proviene de las plantas que los animales consumen, que a su vez absorben dióxido de carbono de la atmósfera a través de la fotosíntesis. Además, destaca que las emisiones de metano de la fermentación entérica representan solo una fracción mínima de las emisiones totales de gases de efecto invernadero a nivel nacional.

Además asegura que: “No sólo el impacto climático del ganado vacuno es confuso y exagerado: el pastoreo de vacas y ovejas, gestionado adecuadamente, puede ser una solución para el clima y la biodiversidad”.

El artículo también desmitifica la idea de que la industria ganadera es la principal impulsora de la deforestación en regiones como la Amazonia. Uppington argumenta que la expansión de la agricultura de soja, destinada principalmente a la producción de aceite vegetal y alimento animal, es la verdadera fuerza detrás de la deforestación, no la demanda de carne de res en sí misma.

”La verdadera razón por la que se ha talado la selva tropical es por la soja, no por la carne” dice Uppington.

Además, Uppington cuestiona la validez de los argumentos sobre el uso excesivo de recursos naturales por parte del ganado, como el agua. Señala que el ganado obtiene agua de los pastizales, que ya están húmedos debido a la lluvia, y que no compite significativamente con otros usos del agua, a menos que esté siendo alimentado con forraje en sistemas de engorde intensivos.

En última instancia, el artículo de Uppington plantea un llamado a repensar las prioridades en la lucha contra el cambio climático. En lugar de demonizar al ganado, propone dirigir la atención y recursos hacia la reducción de las emisiones industriales de combustibles fósiles y hacia la mejora de las prácticas agrícolas que promuevan la restauración ambiental y la biodiversidad.

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