¿En qué consisten los bolos ruminales y para qué sirven?

Los bolos y cápsulas ruminales o intrarruminales son dispositivos que se introducen en el rumen para liberar sustancias durante varios meses o para rastrear al animal, y se emplean principalmente en ganado bovino y ovino. Con el tiempo, se han empezado a usar otro tipo de tecnologías.

En medicina, un bolo (del latín bolus, bola) es la administración de una cantidad discreta de medicamento, fármaco u otro compuesto dentro de un tiempo específico, generalmente de 1 a 30 minutos, para elevar su concentración en sangre a un nivel efectivo.

En ganado, no solo se ha empleado para suministrar medicinas, también se usa para ofrecer nutrientes como minerales traza e incluso se han desarrollado tecnologías de identificación. (Lea: Chip, bolo en rumen o chapeta, tecnologías para identificar reses)

Sus ventajas son similares a las de productos que no necesitan diluirse antes de ser aplicados, así como el largo periodo de protección de varios meses. En cambio, su mayor inconveniente es la aplicación, introduciéndolos al rumen a través de la boca del animal.

Existen los bolos intrarruminales de liberación prolongada (BILC), que son dispositivos diseñados para ser administrados por vía oral y deben permanecer en el retículo-rumen por periodos de tres meses o hasta un año, considerado un método para corregir deficiencias de minerales traza.

Entre estos, se encuentran diversos tipos como los bolos comprimidos, extruidos, de magnesio o cápsulas con alambre de óxido de cobre, con distintos métodos de fabricación. (Lea: ¿Conoce cuáles son los requerimientos del DIN para identificar el ganado?)

De otro lado, están los bolos con fármacos, entre los que se encuentran los antihelmínticos, que se emplean contra todo tipo de gusanos helmintos, sobre todo contra los gastrointestinales. En otros países, funcionan los bolos con inhibidores del desarrollo.

Estas sustancias activas apenas pasan a la sangre del hospedador: más bien acaban sin metabolizar en las heces donde actúan contra las larvas de las moscas que se desarrollan en las boñigas. En bovinos se emplean sobre todo contra las moscas de los cuernos.

Los bolos osmóticos suelen ser metálicos y, una vez en el rumen, la sofisticada bomba osmótica presiona sobre un reservorio de sustancia activa que se va liberando poco a poco. Del rumen pasa a la sangre y a través de ella u otros fluidos corporales, llega a los parásitos.

Los bolos de abrasión son bloques de una sustancia inerte (p.ej. parafina) mezclada con la sustancia activa. Una vez en el rumen, el bloque de sustancia inerte se va gastando poco a poco por simple frotamiento, lo que libera paulatinamente la sustancia activa.

Otros bolos están construidos con láminas de plástico que separan tabletas del antihelmíntico. Las láminas se van gastando periódicamente y liberan una tras otra las tabletas que contienen. (Informe: La lista de los sistemas desarrollados para identificar el ganado)

Los bolos ruminales también son un sistema de identificación basado en un transponder dentro de una pieza de cerámica, que puede ser administrado a los rumiantes por vía oral, recorriendo el esófago hasta llegar al rumen y alojarse en el retículo, donde permanece durante toda la vida del animal.

A juicio de varios expertos, constituye el sistema de identificación más seguro, por el hecho de ser interno y no poder quitarse ni accidental ni voluntariamente. Además, es el más confiable para la salud humana, ya que su recuperación es del 100% por lo tanto no contamina la carne.

Posee una eficiencia de lectura del 99,99 %, dado que el dispositivo en retículo del animal ocupa un lugar casi constante a su paso por una manga de manejo de hacienda en una lectura dinámica. Esta condición facilita la automatización de las maniobras que se realizan de rutina con la hacienda como pesadas, controles vacunales, controles policiales de movimientos de ganado en fronteras o rutas etc.

Sobre los bolos para administrar fármacos, se ha señalado que la gran mayoría han desaparecido del mercado en América Latina y España, sustituidos por los endectocidas inyectables de larga duración (LA), mucho más fáciles de aplicar y con el mismo poder residual.