Malformaciones en bovinos
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Descubra los factores que inciden en la aparición de malformaciones en bovinos

Por CONtexto ganadero - 11 de Febrero 2025

Las malformaciones congénitas en bovinos representan un desafío significativo para la ganadería, ya que afectan la productividad y pueden comprometer la viabilidad de los animales. Según el médico veterinario y magíster en Ciencia Animal, César Gómez, es crucial diferenciar entre malformaciones hereditarias y congénitas no hereditarias, pues su origen influye directamente en las estrategias de manejo.


César Gómez, médico veterinario y magíster en Ciencia Animal con énfasis en reproducción, indicó que es importante aclarar si una malformación es hereditaria, procedente de los cromosomas paternos o maternos, o congénita, cuando es adquirida dentro del útero pero no implica que provenga de la genética de los progenitores.

“Algunas de origen hereditario implican que los progenitores deben ser descartados para evitar su repetición. Otras son adquiridas durante la gestación debido a factores ambientales o infecciosos. Muchas de estas malformaciones llevan al descarte del animal, pues afectan su desarrollo y productividad”, indicó.

Primero hay que distinguir entre malformaciones hereditarias, que se transmiten a través de los cromosomas paternos o maternos, y aquellas congénitas, que se desarrollan en el útero pero no tienen origen genético. Esta diferenciación puede llegar a ser vital para la salud y el desarrollo de los animales, así como para la gestión y selección adecuada de los progenitores en ganadería.

Entre las malformaciones hereditarias de mayor impacto en bovinos se encuentran la acondroplasia, conocida como “síndrome de bulldog”, que provoca enanismo y extremidades cortas, así como el Schistosomus reflexus, una anomalía extrema en la cual los órganos abdominales del feto quedan expuestos y la columna vertebral queda inversa, haciendo que el cráneo quede paralelo al coxis. Estos terneros son animales inviables que mueren en el vientre y deben ser descartados.

Gómez también advierte sobre el impacto de agentes externos, pues hace muchos años, ciertos químicos, como algunos vermífugos, pueden inducir malformaciones si se administran en etapas críticas de la gestación. (Lea en CONtexto ganadero: ¿Sabe qué hacer si un bovino presenta alguna de estas 10 malformaciones genéticas?)

“Hace algunos años no se recomendaba vermifugar hembras gestantes debajo del día 50 de gestación con productos como los albendazoles, los fenbendazoles, porque ellos podrían producir algún tipo de malformación. Pero la biotecnología farmacológica ha evolucionado a tal punto de que algunos productos ya no llegan a ese nivel de absorción en la placenta y posiblemente no afectan el feto, pero pues uno todavía procura no aplicar los químicos a estos animales”, sostuvo.

En muchos casos, los fetos con malformaciones graves no sobreviven a la gestación, mientras que otros nacen con defectos que limitan su desarrollo. Gómez explica que algunas malformaciones se presentan de forma recesiva y solo se expresan ante ciertos desencadenantes, como toxinas presentes en pastos o en el ambiente.

De otro lado, los virus, como el de la diarrea viral bovina, o bacterias, parásitos, entre otros, pueden causar problemas como hipoplasia cerebelar, afectando la coordinación y supervivencia del ternero. Otro factor de incidencia, que se presenta especialmente en lecherías especializadas, es la consanguinidad.

“En lecherías, cuando la consanguinidad está involucrada, se presentan ciertas malformaciones con mayor frecuencia, sobre todo hernias umbilicales en terneras. O en el caso de la hipoplasia cerebelar, ocasionada por diarrea viral bovina, también es común en Colombia y en América latina por la incidencia del virus”, remató.

Algunas malformaciones pueden corregirse quirúrgicamente, como la hernia umbilical o la falta de desarrollo del ano en neonatos, permitiendo que el animal continúe su ciclo productivo. Sin embargo, cuando la corrección no es viable, el descarte es la mejor alternativa para evitar sufrimiento y pérdidas económicas.

Gómez enfatizó la importancia de analizar cada caso de malformación para determinar su origen y establecer medidas de control adecuadas. La prevención mediante buenas prácticas reproductivas, un manejo adecuado de la nutrición y el ambiente, así como la selección de animales sanos para la reproducción, son claves para mitigar el impacto de estas anomalías en la ganadería.