Más de 5,3 millones de bovinos y bufalinos alcanza el II Ciclo de Vacunación contra aftosa, en su segunda semana
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Por CONtexto ganadero - 09 de Enero 2024
El hígado graso es un problema común que se presenta en las vacas y al que se le debe prestar atención a tiempo para evitar consecuencias que podrían llevar a perdidas en la producción.
Las vacas al entrar en periodo de transición (3 semanas previas y 3 semanas posteriores al parto) disminuyen el consumo voluntario de alimentos, esto sumado al crecimiento fetal, demandas energéticas propias del parto y la adaptación de los altos requerimientos energéticos al comienzo de la lactancia hacen que las vacas entren en balance energético negativo (BEN).
Una de las enfermedades que se producen por este BEN al tener las vacas altamente exigidas productivamente es el síndrome de movilización grasa (SMG). Esta enfermedad metabólica afecta a las vacas al comienzo de la lactancia, producto de un déficit de energía, el cuerpo de las vacas intenta balancear esta falta de energía movilizando grasa de los depósitos. La movilización excesiva de grasa al hígado producto de un aumento del flujo sanguíneo hepático (incremento de 84 %) ocurre fisiológicamente en el post parto facilitando el engrasamiento del hígado.
Estudios realizados en hatos de Estados Unidos confirman que el 50 % o más de sus vacas presentan hígado graso en el post parto. Se acepta por este motivo como normal un 12-13 % de infiltración grasa que paulatinamente tiene que empezar a disminuir mientras avanza la lactancia, según el MV de la firma Veterquimica, Felipe Herrera Muñoz, en una nota publicada en infortamboandina.co
El problema radica cuando se tiene 20 % o más de infiltración grasa en el hígado que se manifiesta de forma más severa la segunda semana de lactancia, sin embargo, la movilización grasa empieza semanas previas al parto.
Para entender cómo la vaca intenta compensar la falta de energía movilizando grasa de sus tejidos, es necesario entender la ruta metabólica de los ácidos grasos no esterificados (NEFAs). Al no lograr satisfacer los requerimientos energéticos a través de la ingesta de alimento el animal ocupa del tejido adiposo los triglicéridos (TAG) degradándolos a través de lipolisis a moléculas de grasa más pequeñas (NEFAs) capaces de circular sin problema en la sangre. (Lea en CONtexto ganadero: Hígado graso, mal que afecta en especial a ganado de leche)
El destino de estos NEFAS puede ser la oxidación completa, la oxidación incompleta, o la re esterificación dentro de los hepatocitos.
Hay diversos factores que influyen en la presentación de hígado graso como la condición corporal al parto /dietas de vacas secas con alta energía; períodos secos prolongados; número de lactancias; estrés social/ambiental (compiten por el acceso a alimento); y, daño hepático anterior (Micotoxinas).
Dentro de los nutrientes que más se ha investigado y que presenta más evidencia para revertir este síndrome, está la “colina”, vitamina que está presente en la mayoría de los alimentos y en diferentes presentaciones, sin embargo, es difícil su absorción por parte de los rumiantes, ya que diferentes estudios han demostrado que la colina a nivel ruminal al cabo de 2 horas de digestión es degradada por los diferentes microorganismos ruminales.
Se han realizado diferentes estudios donde se ha inducido a vacas a tener hígado graso para posteriormente colocar post parto dosis crecientes de colina, donde todas las vacas respondieron con una disminución lineal de TAG a medida que se aumentaba la concentración de colina.
Otros de los beneficios estudiados del uso de colina en el preparto es el aumento de peak de lactancia repercutiendo en la futura persistencia productiva de la vaca donde diversos estudios afirman aumentos en el consumo de materia seca al igual que la producción de leche de como máximo 3,1 Kg/día y como mínimo de 1,3Kg/día. (Lea en CONtexto ganadero: Una de cada 3 vacas de su hato puede tener el síndrome de hígado graso)
En lo que respecta a sólidos totales también se ve un aumento de 0,07 Kg/día de materia grasa y un aumento de 0,05 Kg/día de proteína. Se ha estudiado su efecto posterior al periodo de transición, suplementando colina durante toda la lactancia donde se visualiza un aumento de 1,6 kg/ día como promedio en la lactancia.
Otros beneficios del uso de colina es la disminución de enfermedades post parto como placentas retenidas, metritis, mastitis e incluso estudios demostraron que la colina en periodo de transición aumenta la concentración de calcio plasmático disminuyendo la tendencia de presentar hipocalcemia subclínica.
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