Más de 5,3 millones de bovinos y bufalinos alcanza el II Ciclo de Vacunación contra aftosa, en su segunda semana
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Por CONtexto ganadero - 22 de Febrero 2023
Cada vez existe mayor preocupación por el bienestar animal a nivel mundial, y para abordarlo es fundamental comprender las causas, funciones e importancia de los patrones conductuales típicos de las especies.
Así lo ha dado conocer Carlos Bustamante, médico veterinario especializado en bienestar animal, en conversaciones con el portal Agronews. (Lea en CONtexto ganadero: Bienestar animal, un tema transversal a la producción ganadera)
Según Bustamante, en el caso de los bovinos, existe un gran interés en el uso del comportamiento como un indicador de bienestar, ya que brinda una potente herramienta para detectar problemas de salud de forma precoz, en una especie que, por sus características, suele ocultar las enfermedades. Esto se debe a que los cambios o adaptaciones comportamentales frente a situaciones desafiantes, son usualmente la primera línea de defensa frente al estrés, incluso antes de manifestar cambios fisiológicos y físicos.
El hecho de poder detectar de forma temprana enfermedades u otros tipos de estresores, a su vez, repercutirá en los índices productivos. Además, el empleo del comportamiento como un índice del bienestar ofrece ciertas ventajas, como la de no ser invasivo, se puede aplicar en el campo, no necesariamente requiere de equipos complicados, lo cual lo hace económicamente viable.
Existen varios indicadores comportamentales que pueden ser usados para evaluar el bienestar y la salud del ganado bovino, pero algunos de los más importantes se mencionan a continuación:
Los animales que están estresados, enfermos o lesionados pueden sufrir una reducción en el consumo de alimentos y bebida, aumento de la excreción (diarrea), aumento de la frecuencia respiratoria, aislamiento del grupo social, disminución de la conducta de rumia, alteración de las conductas y tiempos destinados al descanso, decaimiento, letargo, alteraciones de la locomoción, agresión dentro del grupo social o dirigida a los humanos, así como presencia de estereotipias (conductas de patrones repetitivos sin una función aparente). El estrés también puede causar ansiedad, depresión o apatía.
Algunos estudios demostraron que ciertos problemas de comportamiento, como la alteración de la conducta ingestiva (disminución en la ingesta, menor tiempo dedicado al consumo, menor frecuencia en los acercamientos a comederos) y las modificaciones en la conducta social, funcionan como buenos indicadores para identificar precozmente vacas con riesgo de presentar metritis, mastitis, cetosis y cojera. En todos estos casos los cambios conductuales fueron observados varios días, incluso semanas, antes de la manifestación de los signos clínicos. Otras conductas que pueden ser prometedoras en este sentido, según los investigadores, son el acicalado, los comportamientos sexuales y aquellas que permiten conocer el entorno.
El mismo estrés que conduce a cambios en el comportamiento, es el que induce respuestas fisiológicas que provocan alteraciones metabólicas, endocrinas y nerviosas, que generan una depleción de la función inmunológica, incrementando la susceptibilidad a enfermedades y disminuyendo la eficiencia frente a las vacunaciones. A nivel productivo y reproductivo, el estrés generará disminución en la ganancia de peso, menor producción láctea, disminución en la tasa de concepción, modificaciones en la duración del estro, alteración de la función uterina, del desarrollo folicular y afectará el crecimiento fetal y la calidad del calostro.
La capacidad para identificar precozmente signos de malestar en el rebaño, podría conducir a una pronta intervención y, en consecuencia, a la prevención de enfermedades y pérdidas productivas, lo que mejoraría en gran medida la rentabilidad agrícola. Existen varias maneras de hacer esto, incluyendo el manejo adecuado de los factores de estrés, la identificación de los animales que necesitan más atención y el proporcionar un entorno adecuado.
Por último, los actuales avances tecnológicos, como los registradores de posición, acelerómetros, estaciones de alimentación automáticas y conservación de registros permiten supervisar estos comportamientos de una manera más eficiente, con la ventaja adicional de no requerir la presencia de observadores humanos.
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