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PorCONtexto ganadero-21 de Noviembre 2024
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Por - 03 de Enero 2023
La fiebre Q es una enfermedad extensiva provocada por la bacteria Coxiella burnetti, que infecta a mamíferos, aves, reptiles y artrópodos. Conozca por qué pone en riesgo la salud pública y cuáles son los signos clínicos en bovinos.
La fiebre Q es una enfermedad extensiva provocada por la bacteria Coxiella burnetti, que infecta a mamíferos, aves, reptiles y artrópodos. Conozca por qué pone en riesgo la salud pública y cuáles son los signos clínicos en bovinos.
Esta bacteria produce una enfermedad leve, pero en especies como bovinos, ovinos y caprinos ocasiona abortos y muerte prenatales. También afecta también a los seres humanos, por lo cual algunos países tienen la obligación de notificar los focos de esta enfermedad. (Lea: ¿Ha escuchado hablar de la fiebre Q en bovinos? Conozca por qué la relacionan con infertilidad)
Es una zoonosis peligrosa debido a su elevada infectividad en seres humanos que amenaza a veterinarios, personal de laboratorios y mataderos, así como a criadores. Algunos exámenes han demostrado que un importante número de personas que trabajan con ganado han desarrollado anticuerpos, lo que indica exposición al organismo tal como se explica en el portal de la Organización Mundial de Sanidad Animal.
Menos del 50 % de las personas infectadas contrae la enfermedad y la mayoría de infecciones tienden a ser leves. Pero los casos humanos pueden presentar fiebre alta, cefalea, dolores musculares, dolor de garganta, náuseas, vómitos, así como dolores de pecho y estómago.
La fiebre puede perdurar de 1 a 2 semanas y provocar neumonía y trastornos hepáticos. Para tratarla es preciso administrar un tratamiento antibiótico de larga duración.
Esta bacteria afecta principalmente a bovinos, ovinos y caprinos a los que habitualmente provoca una enfermedad leve. Los abortos al final de la gestación son la consecuencia más grave.
En las muestras procedentes de abortos o animales infectados, el diagnóstico se confirma mediante la detección de las bacterias o con mayor frecuencia, se procede a detectar los anticuerpos con pruebas serológicas conformes a las normas que figuran en el Manual de Pruebas de Diagnóstico y Vacunas para Animales Terrestres de la OMSA.
Por lo general, las medidas sanitarias para eliminar las descargas vaginales del parto o postparto, así como la limpieza y desinfección del lugar de la parición, impiden la propagación de la enfermedad.
Hay que tener en cuenta que esta bacteria se disemina en la leche, orina y heces. Pero las mayores concentraciones de las bacterias se detectan durante la parición, pudiendo alcanzar hasta 1.000 millones por centímetro cúbico en el líquido amniótico y la placenta. (Lea: ¿Qué tipos de tratamientos existen para la retención de placenta?)
En el medio ambiente, las bacterias adquieren una forma semejante a una espora pequeña, densa y muy resistente, que soporta el calor y la desecación. Estas continaman el polvo y el viento, que pueden transportarlas hasta lugares muy alejados.
Hay que tener claro que son tan infecciosas que la inhalación de un solo organismo puede provocar la enfermedad clínica en animales y personas.
Finalmente, se ha demostrado que los brotes aparecen cuando los fluidos de una parición o aborto contaminan el medio ambiente.
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