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¿Cómo afecta la hipofosfatemia a los bovinos y cómo se trata o previene?

Por - 25 de Octubre 2021

La hipofosfatemia o deficiencia de fósforo en el ganado puede llevar a una disminución de la función inmunológica porque impacta de forma negativa la inmunidad celular. Conozca cómo reconocerla en sus vacas y qué puede hacer para tratarla o prevenirla.


La hipofosfatemia o deficiencia de fósforo en el ganado puede llevar a una disminución de la función inmunológica porque impacta de forma negativa la inmunidad celular. Conozca cómo reconocerla en sus vacas y qué puede hacer para tratarla o prevenirla.

Como explicó el MVZ Gerardo J. Villanueva Cuevas en su artículo, el fósforo es uno de los componentes del hueso, forma parte del tejido nervioso, es indispensable para su buen funcionamiento y el mantenimiento de la energía nerviosa, intelectual y sexual.

También es importante en el aprovechamiento de la energía de los alimentos así como también es necesario en el metabolismo de las proteínas y el desarrollo del aparato muscular. (Lea: Qué pasa cuando escasea el fósforo en la nutrición de los bovinos)

La absorción de este elemento “está íntimamente ligada a la del Ca (calcio), un exceso de cualquiera de ellos aumenta la excreción en heces de ambos”, describió el experto. Se localiza más que todo en los huesos, aunque también está en tejidos blandos, nervioso y muscular.

Su requerimiento depende del peso, edad, productividad, estado de la gestación o la lactancia, la cantidad de energía en la dieta, su pH y del contenido de calcio. Por ejemplo, en vacas en producción se requiere de 0,35 a 0,5 %, en tanto que en vacas secas es de 0,23 a 0,3 % de MS.

Según el MVZ Diego Esteban Hernández, su deficiencia reduce la función inmunológica, un efecto poco estudiado en vacas lecheras pero comúnmente detectado al principio de la lactancia. (Lea: Conozca qué ocurre en los bovinos cuando hay deficiencia de nutrientes)

El experto señaló que la deficiencia de fósforo en la dieta de vacas lecheras en lactancia está asociada con una alteración y reducción de la supervivencia de los granulocitos, por lo que la hipofosfatemia tiene un efecto negativo en la inmunidad celular.

Este trastorno se manifiesta por síntomas como anorexia, cojeras, crecimiento retardado, debilidad muscular generalizada, enflaquecimiento, estro irregular o suprimido, fertilidad disminuida, fracturas espontaneas, producción de leche disminuida.

Se evidencia por signos como cálculos urinarios, cojeras, diarrea, en adultos; osteomalacia y caída de los dientes, hiperparatiroidismo secundario (reabsorción ósea), fracturas espontáneas, raquitismo en crías, tetania y convulsiones por hipocalcemia.

¿Cómo se puede prevenir y controlar?

Villanueva Cuevas explicó que los bajos niveles del elemento en el suelo condicionan tanto la producción de forraje como la producción animal. El contenido de fósforo varía según factores como la madurez del pasto, el pH del suelo, los abonos y fertilizantes que se aplican.

También influyen factores como el manejo que se le ha dado al ganado, el tiempo que se destina para el pastoreo, carga animal, periodos de pastoreo, entre otros. (Lea: Fósforo, selenio y vitaminas A, D y E ayudan a mejorar el desempeño productivo)

“La concentración de P y otros elementos contenidos en los minerales Libre Acceso que consume el ganado son uno de los principales modificadores del perfil de minerales de los forrajes (para bien o para mal)”, precisó el autor del artículo.

Para prevenir la hipofosfatemia o la hiperfosfatemia, recomendó analizar el contenido de calcio y fósforo de sus pasturas y forrajes, así como el perfil de minerales del suelo, tras lo cual se debe aplicar la fórmula correctiva que corresponda.

También listó las fuentes naturales de fósforo, tales como leche, salvado de trigo, harina de hueso, pollinaza, harina de pescado, harina de carne, semilla de girasol, que se pueden suministrar a los animales cuando la deficiencia en los forrajes no se puede corregir rápidamente.

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