¿Qué dicen los índices reproductivos en una ganadería, más allá de las metas tradicionales?
PorCONtexto ganadero-29 de Octubre 2024
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Por - 13 de Diciembre 2013
Malas instalaciones del hato y falta de control periódico en los semovientes podrían generar esta enfermedad que afecta las finanzas del predio por producir una disminución en la productividad.
Malas instalaciones del hato y falta de control periódico en los semovientes podrían generar esta enfermedad que afecta las finanzas del predio por producir una disminución en la productividad.
En Colombia, desde hace poco tiempo, una entidad educativa avanza en un proyecto de investigación para la caracterización de las cojeras en ganado dedicado a la producción láctea y su determinación de factores de riesgo para la prevención de esta enfermedad en el departamento de Cundinamarca.
La Universidad de Ciencias Aplicadas y Ambientales, UDCA, por medio de su investigador, Juan David Córdoba Parra, médico veterinario con una maestría en ciencias en salud animal, en un trabajo conjunto con la empresa Comfort Cows América, compañía dedicada al control y prevención de enfermedades pódales en bovinos integrada, han identificado a través de trabajos de campo en hatos de alta producción, lesiones por cojeras infecciosas y no infecciosas. (Lea: Boyacá tomará medidas cautelares para evitar brote de 'vacas locas')
Diego Borrero, médico veterinario especialista en podopatologías bovinas y miembro de Comfort Cows América, explica que las cojeras son un signo asociado a la alteración en el andar, debido a lesiones o enfermedades referidas al sistema nervioso o locomotor en el animal.
“Las cojeras en bovinos se ven reflejadas en menos peso, menos carne y leche, alteraciones reproductivas, dolor y sufrimiento del animal y más costos para el ganadero”, agrega Borrero.
El común de los problemas que tienen los productores bovinos a nivel internacional, con una gran cantidad de reportes en Europa y Estados unidos en sus fincas, corresponden a dificultades en reproducción, mastitis y cojeras.
David Córdoba Parra explica que aunque existen múltiples causas para esta anomalía, las más representativas son la falta de infraestreuctura en los hatos vacunos, los procesos genéticos y el adecuado manejo del medio ambiente. (Lea: El ICA abrió convocatorias para organismos de inspección)
“Las alteraciones en la infraestructura de las instalaciones donde se mantienen a los animales, tales como pisos muy corrosivos, irregulares y demasiado húmedos, lastiman la suela de las pezuñas presentando inflamaciones y exposición de tejidos blandos”, argumenta el funcionario de la UDCA.
Beatrice Insignares, investigadora especialista en podopatología ganadera, asevera que las recomendaciones para que esta enfermedad no se vea reflejada en la baja productividad del predio, recaen en la asepsia de las pezuñas bovinas y una documentación de las afectaciones en el hato.
“Realizar un recorte rutinario de las pezuñas a todos los animales del hato, por lo menos 1 o dos veces al año, modificando este intervalo en casos de incremento en la presentación de casos de animales cojos, es lo primordial”, añade Insignares.
De igual forma, realizar un score de locomoción periódico a todos los animales para conocer la cantidad de semovientes afectados y la severidad de las cojeras, y llevar una documentación de tipo de lesión, grado de cojera, tratamiento, costo, animales descartados por cojera, son otros consejos dados por los expertos para que estas enfermedades no impacten negativamente la ganadería.
Según indica Ismael Zúñiga, subgerente de salud y bienestar animal de la Federación Colombiana de Ganaderos, Fedegán, desde el gremio bovino se viene trabajando para que esta enfermedad se trate a tiempo y, de esta forma, la producción vacuna del país no se vea afectada. (Lea: Fedegán vacunará 23 millones de bovinos contra la fiebre aftosa)
“Estamos desarrollando y divulgando los programas de bienestar animal y de implementación de Buenas Prácticas Ganaderas, BPG, para ir tratando de formar, al final, una cultura sanitaria que haga que los ganaderos se den cuenta que existen fórmulas de prevenir en forma económica las enfermedades de la cojera”, añadió Zúñiga.
La enfermedad en cifras
De acuerdo con datos suministrados por la UDCA, una cojera leve representa una reducción en el consumo de materia seca hasta en un 3%, mientras que una cojera severa se estima hasta en un 16%, lo cual incide en una caída significativa de la producción láctea de hasta en un 36%.
“En promedio, un bovino gana entre 500 a 1.200 gramos de peso al día, pero como consecuencia de esta condición puede reducir esta ganancia o incluso perder peso diariamente”, explica David Córdoba Parra.
De igual forma, cuando el estado de la enfermedad es avanzado, el tratamiento de un animal puede oscilar entre $120 y $180 mil, y dura más de 20 días para su recuperación. Si el tratamiento incluye productos farmacológicos que tienen retiro en leche y carne, el ganadero debe desechar estos productos en condiciones determinadas.
“En algunas ganaderías de varias regiones en Colombia, se han presentados casos de cojeras de hasta 69% de vacas en una misma ganadería. Por eso es determinante el cuidado constante y, cuando ya ocurre el hecho, una pronta solución”, concluye Beatrice Insignares.
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