Más de 5,3 millones de bovinos y bufalinos alcanza el II Ciclo de Vacunación contra aftosa, en su segunda semana
PorCONtexto ganadero-18 de Noviembre 2024
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Por - 02 de Febrero 2017
El verano que empieza a sentirse con fuerza en varias regiones del país ha llevado a los productores cambiar la hora en la que alimentan sus semovientes. Sin embargo, ese proceso puede generar complicaciones, especialmente si la modificación se hace en hatos de leche.
El verano que empieza a sentirse con fuerza en varias regiones del país ha llevado a los productores cambiar la hora en la que alimentan sus semovientes. Sin embargo, ese proceso puede generar complicaciones, especialmente si la modificación se hace en hatos de leche. El estrés calórico que sufren los animales por cuenta de la sequía, ha llevado a que muchos ganaderos cambien la hora de alimentarlos, pues prefieren que durante las altas horas de sol estén resguardados y después de las 6 de la tarde procedan a pastorear y alimentarse para que la producción no decaiga. No obstante, expertos del sector dieron a conocer su opinión al respecto y aseveraron que en el caso de la lechería implementar ese horario puede ocasionar traumatismos, mientras que en la ganadería de carne depende del manejo y el proceso de adaptación al que sean sometidos los semovientes. (Lea: Consejos para suplementar ganado en épocas de estrés climático) Alejandra Giraldo, zootecnista de la Universidad Nacional, indicó que el comportamiento favorable del ganado de leche está directamente relacionado con el manejo, por lo que cualquier desbalance, cambio en la rutina o tiempo de ordeño, incluso una mínima variación en la dieta genera variaciones en la producción y por lo general la tendencia es que disminuyan la cantidad de litros obtenidos. Añadió que aunque la solución es viable, no es la más adecuada, por lo que con tiempo y planificación se puede hallar una mejor alternativa. (Blog: Estrés calórico en bovinos) “Modificarles la rutina de alimentación puede suponer un gran cambio para el animal. Generaría mucho estrés y la producción se puede ver afectada significativamente. El rumiante se adaptará al final y no supone riesgo para él, es el productor el que lo sufre, porque una vez pase el verano deberá cambiar el hábito y el volumen de leche volverá a bajar”, argumentó. En tanto, Francisco Peña, PhD en ganadería de leche, aseveró que el único problema que podría suponer ese cambio es el hambre que tenga el animal y los efectos que eso desencadene en su salud. A su juicio, la hambruna ocasionaría afectaciones transitorias en el sistema digestivo mientras el semoviente se acostumbra a unos nuevos horarios Agregó que esos problemas transitorios pueden ser remediados por el mismo organismo mientras se lleva a cabo el reajuste sin que se presenten daños graves en la salud del animal. (Lea: 7 acciones para evitar el estrés calórico en las vacas) Escuche las declaraciones del experto.
“Si el productor quiere y tiene el flujo de recursos, puede apelar a algún suplemento para combatir el atraso de los animales por cuenta de esos cambios alimenticios. Puede ser una alternativa costosa, pero si el bolsillo resiste, es viable”, apuntó. En el caso de la producción cárnica, el detrimento de los animales no sería tan drástico, pues una vez logren la adaptación al nuevo horario y se recuperen estarán listos para seguir ganando peso y evitando los perjuicios de las condiciones extremas.
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