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Atención a micotoxinas y taninos presentes en el alimento del ganado

Por - 24 de Junio 2021

Las micotoxinas y los taninos son contaminantes ambientales que se presentan en los alimentos utilizados en la dieta de los bovinos que pueden ocasionar en los animales una baja eficiencia productiva o síndromes tóxicos inespecíficos.


Las micotoxinas y los taninos son contaminantes ambientales que se presentan en los alimentos utilizados en la dieta de los bovinos que pueden ocasionar en los animales una baja eficiencia productiva o síndromes tóxicos inespecíficos.

Así lo plantean investigadores de la Universidad Autónoma Metropolitana y la Universidad Nacional Autónoma de México en un artículo publicado en el portal engormix.com, donde señalan que de la calidad en los alimentos utilizados en la nutrición del ganado bovino depende la ganancia de peso, sin embargo pocas veces se analizan en el laboratorio.

Los taninos como las micotoxinas disminuyen la calidad en los alimentos que contaminan y afectan el metabolismo de los nutrientes en los animales, principalmente de la proteína y de los ácidos grasos de cadena corta.

Los granos de cereales y forrajes, conforman la dieta de los bovinos de carne por lo que la presencia de contaminantes como taninos y micotoxinas no es deseable. Los taninos se presentan de manera natural en cereales como el sorgo y maíz, en frutas y en forrajes como medida de defensa ante los insectos y hongos en el campo, además por la falta de agua. (Lea: ¿Cómo evitar las micotoxinas en bovinos?)

Existen diferentes pruebas rápidas o cualitativas para detectar la presencia de contaminantes en los alimentos y están disponibles en el mercado. En los cereales como el sorgo, dependiendo de su variedad, puede contener diferentes niveles de taninos los cuales pueden producir un efecto antinutricional al secuestrar la proteína y los polisacáridos, de manera que resulta indigestible para el animal.

Actualmente existen variedades con bajos niveles de taninos que tienen el gen recesivo B1 o B2 con un contenido de 0 a 1.8 mg/g que puede ser identificado por la falta de color en su envoltura o corteza. Las variedades con testa pigmentada contienen niveles moderados de taninos del orden de 6.4 a 15.5 mg/g.

Entre tanto el maíz blanco y amarillo puede contener compuestos tóxicos como son las micotoxinas. En el laboratorio se han detectado cuatro micotoxinas, siendo las aflatoxinas (Aflas) presentes en un contenido promedio de 7.34 ppb, deoxinivalenol o DON (0.427 ppm), zearalenona o ZEA (246.91 ppb) y fumonisinas (FUM) en 0.465 ppm. Sin embargo con técnicas más sofisticadas se han podido detectar 31 micotoxinas.

De acuerdo con los autores, el maíz no cumple la regulación internacional para la zearalenona ni para las aflatoxinas. Cabe señalar que estas últimas interaccionan con los lípidos e inhibe la síntesis de la proteína, además de provocar un efecto inmunosupresor en los bovinos por lo que quedan expuestos a diversas patologías.

Por otro lado, el impacto toxicológico de más de una micotoxina está generando la atención a nivel mundial. Se conoce que la presencia de estas micotoxinas aun en niveles bajos ocasiona una disminución en la calidad nutricional del grano. El maíz contiene también taninos condensados como hidrolizables, en niveles promedio para el maíz de 25.8 mg/g con variaciones importantes entre las variedades. Estos niveles son considerados bajos por lo que no son capaces de alterar la disponibilidad de los nutrientes. (Lea: Conozca la ocurrencia y efectos de las micotoxinas en ensilaje)

El silo de maíz pierde su calidad por un mal picado del forraje previo a su ensilaje, en la experiencia de los autores, se ha encontrado un tamaño de 10 y hasta 15 cm de largo, lo cual afecta negativamente la fermentación del rumiante, con pérdida de la energía metabólica, lo que representa una menor producción de carne y leche.

No obstante, el trabajo realizado permitió concluir que los taninos presentes en el grano de maíz blanco contienen bajos niveles lo que permite su uso en la dieta de los bovinos de carne.

El maíz contiene por lo menos cuatro micotoxinas (aflatoxinas, deoxinivalenol, zearalenona y fumonisinas), detectadas con técnicas sencillas. Los niveles de zearalenona y aflatoxinas son preocupantes ya que también se encuentran en los forrajes por lo que se pueden magnificar sus efectos tóxicos, por lo que se recomienda realizar los análisis de taninos condensados y de micotoxinas en cada ingrediente de la ración del bovino, si se quiere evitar una disminución en su consumo y causar posibles síndromes tóxicos.

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