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PorCONtexto ganadero-21 de Noviembre 2024
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Por - 08 de Junio 2021
Si bien hay múltiples factores que predisponen la aparición de problemas en las pezuñas del ganado que afectan su forma de caminar, desde la genética y la nutrición, así como también el ambiente. En lo que respecta al alojamiento, el suelo no es el único factor.
Si bien hay múltiples factores que predisponen la aparición de problemas en las pezuñas del ganado que afectan su forma de caminar, desde la genética y la nutrición, así como también el ambiente. En lo que respecta al alojamiento, el suelo no es el único factor.
Tal como lo aseguró el ingeniero agrónomo Antonio Callejo Ramos, “no todos los problemas de cojeras se deben al suelo sobre el que viven las vacas”. En cambio, se debe tener en cuenta que las cojeras de vacas lecheras tienen un origen multifactorial.
De este modo, describió otros aspectos tan importantes como el suelo que deben incluirse en los programas de prevención, como son los siguientes. (Lea: 5 acciones para lograr la buena salud de las pezuñas en ganado bovino)
El primero tiene que ver con un número insuficiente de cubículos o su diseño inadecuado, especialmente en lo que a la longitud se refiere. Esto hace que las vacas, especialmente las de menor rango jerárquico, permanezcan demasiado tiempo de pie.
En este sentido, las prácticas de manejo que obligan a los animales a permanecer paradas pueden ocasionar problemas. Por ejemplo, cuando se prolongan de manera excesiva los tiempos de ordeño. (Lea: Conozca las causas que predisponen a la deformación de las pezuñas)
También pueden presenta cuando hay una altísima densidad de animales, lo que ocasiona que las vacas tengan un menor tiempo de reposo, se incrementen de las interacciones agresivas y provoca una mayor acumulación de deposiciones en el alojamiento.
Según el experto, la acumulación de deyecciones reblandece las pezuñas, en tanto que las interacciones agresivas elevan el riesgo de lesiones en las patas principalmente para los animales dominados.
Estos se ven obligados a realizar movimientos bruscos para apartarse de los bovinos dominantes o intentan refugiarse permaneciendo de pie con las patas delanteras en el cubículo y las traseras en el pasillo, lo que aumenta la carga sobre estas últimas.
Además, si se presentan cambios frecuentes en la composición del grupo o diseño inadecuado de los pasillos, si son muy estrechos o no tienen salida, se aumentan estos comportamientos agresivos. (Lea: ¿Cómo se afecta la productividad en ganaderías de carne por cojeras?)
Otro factor es el manejo brusco de los animales, lo que da lugar a que las vacas se muevan demasiado deprisa, elevando el riesgo de lesiones en las pezuñas, sobre todo si las características del suelo no son las adecuadas.
A estos se suman el estrés calórico, que puede causar acidosis ruminal y un aumento de laminitis de origen metabólico, cambios bruscos en la alimentación o dieta desequilibrada, o un cuidado inadecuado de las pezuñas, que no se recortan o se recortan excesivamente.
El ingeniero agrónomo recomendó limpiar con frecuencia los pasillos, pues un exceso se suciedad, sobre todo en invierno, conlleva una excesiva humedad en las pezuñas, las cuales se reblandecen a una velocidad muy superior a la que se secan, lo que predispone a cojeras.
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